sábado, 1 de octubre de 2011

"EL ARCHIPIELAGO GULARG", "LOS ÚLTIMOS AVIADORES DE LA REPUBLICA" Y "VIVEN" LA TRAGEDIA DE LOS ANDES, QUE TRES BUENOS LIBROS


                                               
                                                Archipiélago Gulag. Alexander Solzhenitsyn


Después de ver las entradas que he tenido hoy creo que estoy siendo colonizado. No puedo entender de otra forma ese interés que habitantes de otros reinos y países pueden tener por este blog en el que no hablo de Putín, ni de Obama, ni de Chavez ni de nada que yo creo que pueda interesar a esos amigos y amigas que de forma silenciosa, sin hacer ruido, ni dejar ningún rastro parecen espiarme desde los confines misteriosos de otros mundos. hablo de las entradas de este día de hoy que tienen que ver con Rusia, Alemania, Colombia, Perú, Estados Unidos, España, Méjico y paro de contar. A todos gracias cariñosas por vuestra estremecedora presencia

Bueno, amigos y amigas misteriosas hoy guardo para vosotros un secreto a estas horas en que sobre el cielo de este el pueblo donde vivo se cierne una tormenta y se oyen unos ruidos infernales. Ese secreto tiene que ver con el archipielago Gularg y con aquellos aviadores de la II República Española que padecieron exilio y calamidades por aquellas estepas perdidas de la mano del Señor.

El Archipiélago Gulag y otros escritos de este mismo autor, Solzhenitsyn Alexander, nos dibujan el panorama de la Rusia postzarista y en donde el pueblo Ruso pasó de ser esclavo de un régimen real a otro régimen que derrumbo al previo y aterrorizó, esclavizó en masa al pueblo ruso el cual posteriormente cayó y dio origen a una nueva clase postrevolucionaria y plutocrática, mucho peor que la zarista. Eso le valió al autor el Premio Nobel, es una obra maestra que debería estar en cualquier biblioteca como obra de historia de un pasado que puede volverse a repetir.


No se el motivo por el cual por aquellos años del año 1974, con 19 años a cuestas, aparecieron en mi casa dos libros, éste que acabo de comentar y otro de Piers Paul Read que llevaba por título ¡Viven! La tragedia de los Andes.


                                               

Los compró mi hermano y ahora me vienen a la memoria después de leer otro libro que les reseño a continuación: "Los últimos aviadores de la República" de Carmen Calvo Jung , Madrid, 2010, 402 páginas, 17 x 24 cm.

Esta obra expone los resultados de unos estudios sobre los últimos pilotos de la España republicana.

La autora ha realizado una investigación profunda sobre un aspecto de la historia de España y, aún más, de la historia internacional de los años 30 a 50 del siglo XX, desconocido en gran medida: la formación de pilotos republicanos en la antigua Unión Soviética durante la Guerra Civil española, el largo internamiento de un grupo de ellos en campos de trabajo forzado soviéticos tras la derrota de la República Española, y su regreso tardío a España.

En su intento por lograr un conocimiento histórico lo más exacto posible sobre el destino de los últimos pilotos en Kirovabad, se ha realizado un amplio estudio de las fuentes documentales existentes en unos 20 archivos de España, Francia, Países Bajos, Suiza, Alemania y de la propia Rusia.

Añadiendo que también se ha hablado con los pocos pilotos que aún vivían y podían darles información sobre sus vidas y, tanto sus informes como los de sus familiares, se han incorporado a este trabajo de investigación.

Índice
· Agradecimientos
· Introducción: Entre el olvido y la memoria
· Capítulo 1.- La guerra civil española y la URSS
  • Correlación internacional
  • La intervención soviética y el papel de la Komintern
  • La Unión Soviética: industrialización y dictadura
  • El estado de la investigación
· Capítulo 2.- El Embajador de la República Española en Moscú
  • Relaciones diplomáticas
  • La Embajada republicana y la asistencia a los aviadores
  • La precipitada salida de Pascua de Moscú
· Capítulo 3.- Aviones y aviadores de la República
  • La importancia de las Fuerzas aérea de la República
  • La formación de aviadores en la URSS y la Operación X
  • Selección y afiliación de pilotos de la Aviación republicana
· Capítulo 4.- Los intentos de los pilotos por salir de la URSS y su obstrucción sistemática
  • Los últimos pilotos después de la derrota de la República
  • Solicitudes de viaje de salida y gestiones de las embajadas en Moscú
  • Destierro a los campo de trabajo forzado de 1940 a 1948
  • La campaña mundial de la FEDIP a favor de los españoles internados
  • El apoyo de los franceses
  • Discusión de la cuestión de Karaganda en el Parlamento español en el exilio
  • La simulación de un regreso: Odessa, 1948
  • Más años en los campos de trabajo forzado: de 1948 a 1954
  • Intento de huida en el baúl de un diplomático
· Capítulo 5.- Las negociaciones internacionales y la repatriación de los españoles de la URSS
  • El debate de la ONU en Nueva York sobre los españoles internados en los campos
  • La repatriación de los primeros españoles en el barco Semíramis
· Capítulo 6.- Integración en la España de Franco
  • Un nuevo comienzo
  • ¿Patria o patria adoptiva?
  • Reconocimiento tardío
· Capítulo 7.- ¿Expediente cerrado?
· Resumen
· Apéndice
  • Listado de alumnos-pilotos españoles presentes en Kirovabad en marzo de 1939
  • Archivos
· Bibliografía
· Índice onomástico
Portada del libro Los últimos Aviadores de la República

EL PONT DE TAULES, PINEDO- CASTELLAR, EL TREMOLAR Y EL RESTAURANTE ALQUERIA DEL BROSQUIL, APOLO Y UNA BUENA COMIDA

                                                   





De lo que trato, en este escrito, después de una buena comida:


Hace un par de días volví a mis orígenes. Es decir a un momento de mi vida de cuando tenía poco más de 6 años. Me explicaré. Por aquellos momentos nosotros, mi familia, acabábamos de llegar de Pinarejo y nos habíamos instalado en Valencia y más concretamente en el "Barrio de La Luz". Vivía, entonces, por Pinedo-Castellar, en la zona del "Pont de Taules", una prima de mi padre, de nombre Segunda, y su marido Federico. Criaban y cuidaban de un buen ganado de ovejas y algunas cabras en una alquería, hoy derruida. El jueves, para más decir, fuí con mi hermano, Jesús, y un amigo suyo, Paco, a comer a un restaurante instalado en una alquería restaurada de nombre: "Alquería del Brosquil". 

Como buen amante de la arqueología quiero recordar que en 1963 en las aguas de la playa de Pinedo, cuatro submarinistas descubrieron una estatua masculina de bronce. Se fabricó mediante el proceso técnico de la cera perdida, mide 145 cm. de altura y fue realizada por el método indirecto que permite su fundición en partes diferenciadas y posteriormente, unirlas por medio de soldaduras.

La estatua representa la figura de Apolo. La posición doblada del brazo izquierdo indica que debió apoyarse sobre algún objeto o instrumento, probablemente la lira o la cítara, el atributo apolíneo más representativo. Los ojos aparecieron desprovistos de los globos oculares y los que ahora presenta son fruto de una restauración moderna.

El Apolo de Pinedo es una copia romana, de época imperial, del Apolo Delphinios, original realizado por Demetrio de Mileto al final del siglo II a.e.c.

Intercalo esta pequeña cita sobre El Apolo de Pinedo porque desde aquellos días en que finalicé  mis estudios en esta materia no había tenido la oportunidad de volver a hablar sobre este tema y que mejor que oportunidad que esta para resaltar la pieza arqueológica.  


Volviendo al tema principal que me lleva tengo que decir que en el trayecto infernal, ese día, de Valencia a Pinedo-Castellar, el cielo comenzó a a escupir agua de tal forma que perdí la noción de por donde iba y hacia donde mi hermano me llevaba. De pronto aparecieron delante de mi unas imágenes difusas que todavía permanecían guardadas en mi memoria: Un paredón de una alquería totalmente revestido de pintura alquitranada de color negro, un puente, un ramal de camino, una acequia y el viejo caserón que hacia las veces de corral de ganado y de casa, donde la Segunda y Federico nos acogieron durante un verano del año 1962 de una forma señorial  y agradable. Por aquellos días compartimos con ellos casa, comida y sensaciones que ahora me vienen como si me encontrara en uno de aquellos momentos maravillosos en que en compañía de mis padres y de mi hermano paseábamos por la zona a la búsqueda del mar o de La Albufera, entre campos de arroz, croar y cánticos serranos de ranas, y chapuzones de patos en unas aguas limpias y transparentes que llegaban y se iban por una acequia que transcurría por delante de la casa de la Segunda y de Federico  e iba a morir allí donde un día debió ocurrir aquella tragedia que también contaba Blasco Ibañez en su libro sobre La Albufera y sus habitantes.


Me vienen por la memoria imágenes y sensaciones: olores a paja/heno y algarrobas secas, ovejas balando, patos comiendo caracoles, campos de arroz y a mi hermano buscando, entre el lodo de una acequia, un cubo de plástico que yo había lanzado allí donde las aguas tomaban tintes oscuros. 


No se el por qué ni el como no había vuelto desde aquella fecha a pasar por la zona. Algo, no encuentro otra explicación, me ha  impedido caminar por aquellas sendas. Creo entender el por qué. Yo me considero un romántico y amante de la naturaleza y soy de las personas que me gusta recordar las cosas tal y como fueron y no como son. Mi hermano, por otra parte, ya había paseado por el lugar y me había comentado que hacia de esto unas semanas había cogido la bicicleta y se había ido de marcha turística por la zona.


Me comentaba mi hermano que a la puerta de una vivienda había encontrado sentada en una silla a una mujer muy mayor en edad y que cuando le preguntó si había conocido a la Segunda y a Federico su respuesta había sido: Que buena persona lo fue Federico. De la Segunda no hubo comentarios y es que la prima de mi abuelo no se las pelaba con nadie y quería a su Federico desde los dedos de los pies hasta el último pelo pincho que este lucia en su despejada cabeza que estratégicamente cubría con una  boina que le caía sobre el lado derecho y le tapaba casi todo el pabellón auditivo. Federico no debería pesar por aquellos días más de cincuenta kilos. Lo recuerdo, con unos pelillos incipientes en la cara que no llegaban a ser barba, con un cigarrillo, de tabaco de hebra, liado a mano y sellado con saliva, casi siempre medio apagado, guardando un equilibrio perfecto en sus labios y con una mirada fina que calaba. ¡Que buena persona! Lo recuerdo, en aquel verano, cuando de vuelta a nuestra casa en el barrio de Patraix, esperabamos el autobús en el Pont de Taules y él, rodilla en tierra, me ataba, enlazaba, los cordones de los desgastados zapatos mientras creía adivinar que una lagrimilla le corría por la mejilla. Lo recuerdo cuando ya el autobús en marcha se alejaba, junto a su Segunda, con pequeños pasos por la senda, camino de su casa, mientras se rascaba la cocoronilla y escuchaba con infinita paciencia a su mujer a la cual quería con locura.


A la Segunda la recuerdo grande y tremenda, pelo blanco, y una pulsera del color del cobre con algún tipo de propiedad terapeútica, curación de la artitris, en su brazo derecho. La creo ver sentenciando, dando consejos y ordenes que Federico cumplía de la forma que le daba la gana. Cuando Federico se jubiló se fueron a vivir junto al barranco de Torrente, a una zona de casas de gentes humildes. La casa de la Segunda muy pequeña y se abría sobre un pequeño camino que se alzaba junto al cajón del mismo  barranco por donde corrían las aguas. Allí la Segunda colocaba la mecedora y veía transcurrir los días mientras Federico hacia tomizas y espuertas de esparto. Ya casi al final de sus vidas se fueron a vivir al lado del cementerio del Cabañal a casa de una sobrina llamada Carlota. No tenían  hijos. Creo que mi hermano y yo eramos parte de ese pequeño universo que ellos se habían fabricado.


Bueno dejando este pequeño recorrido por mi memoria vuelvo a ese jueves del año 2011 y al mes de septiembre y con ellos al día 29, que es cuando comimos tres amigos en la alquería restaurante del Brosquil. Recordamos con Paco viejos tiempos de aquella Valencia de los años 60 en que yo me ganaba la vida los veranos trabajando de camarero, Paco vendiendo aceites y mi hermano Jesús trabajando en una casa de pinturas. Paco debido a su oficio se recuerda de memoria todos los bares y restaurantes de aquella época y los platos típicos. Hablamos de Orea y Griegos: Hostal Muela de San Juan y La Colocha¨(Teruel), de rebollones, del estado actual de le economía mundial, de los pelotazos urbanísticos de la ciudad de las Ciencias, de las bondades de nuestras mujeres, y a los postres, sorbete incluido, después de devorar unos entrantes: esgarraet, carracoles y una tortilla especial de la casa que parecía estar hecha de filamentos de alambre y como colofón un buen caldero de arroz meloso con pato, salimos a un patio interior de la Alquería donde finalizamos la tertulia en compañía de otros amigos de Paco, de la zona, aficionados a la pesca, Hablamos de aquellos tiempos en que Pinedo era otra cosa;   de la captura de la sepia de playa, y de su guiso, tinta incluida, con ajos, guindillas, y aceite. Todo aromatizado, a cacerola tapada, con una buena copa de licor: ron o coñac.


Me quedo de ese día con esa tarde. Misterios de la vida salí mejor que entré y para cuando llegué a l'Alcúdia ya había dejado de llover. Yo creo que la culpa de la lluvia la debió de tener ese Dios Apolo, desenterrado un día entre las arenas de las aguas de la playa de Pinedo, que desde allí su reino glorioso en el Olimpo cuida de Pinedo y de vez en cuando le devuelve ese preciado liquido que entre otras cosas forma parte de su vida e historia.


Les dejo para finalizar con un artículo que he sacado de un blog y que dice así:


Rodeado de huertas, entre las poblaciones de Pinedo y Castelar, cerca del puerto de Valencia. Una antigua alquería restaurada, un restaurante de culto para los que queremos disfrutar de un buen plato de arroz en una tierra donde es protagonista. La Alquería del Brosquil, especialista en arroces. Se llega desde la rotonda que hay antes de entrar a Pinedo, pasando por el túnel que hay debajo de la autovía del Saler, siguiendo diversas indicaciones.

En su acogedor salón, bajo vigas y techos de madera, amplio y con mucha luz natural que entra por grandes ventanales. Con dos terrazas al aire libre. Una de ellas, junto a un huerto de naranjos. La mesa se llena de platos. El primero, la titaina, compuesto por atún, pimiento y tomate, que antaño llevaban para su almuerzo los estibadores del cercano puerto de mercancías. Calamares de botera a la plancha. Y dos arroces caldosos memorables. Uno, arroz con bogavante, con ñora y azafrán. Otro, arroz caldoso con pato, arros amb feçols i naps al que se le sustituye el cerdo por el pato. Extraordinario. Es la primera vez que disfruto de verdad comiendo arroz en Valencia. Tanto que repito varias veces, que tomo dos platos del arroz con pato y pruebo el arroz con bogavante.

Y con estas recetas, una larga tertulia en un ambiente distendido que nos conduce al sosiego necesario después de los avatares de la vida cotidiana. Un lugar para volver, para encontrarnos con platos tradicionales, con recetas de antes, con maneras de cocinar de ahora. Un restaurante para recordar y para compartir con amigos y familiares porque con su difusión se alarga la vida a esta manera de sacar lo mejor de los fogones y las ollas de esta casa. Para los que me quieran hacer caso y disfrutar saboreando estos manjares, la dirección es Entrada Casa El Llarc, nº 1, Valencia.- 46025, teléfono 963757970

ELVIS PRESLEY QUE ESTAS EN EL CIELO

                                              

Dicen de él y todos sabemos su nombre que era un Dios y así debió de ser si tenemos en cuenta para ello el legado en el campo de la música que dejó y lo mucho que sus fans le recuerdan. De su vida podemos decir que "Elvis Aaron Presley was born to Vernon and Gladys Presley in a two-room house in Tupelo, Mississippi, on January 8, 1935", y con ello ni faltamos a la verdad ni por descontado estamos descubriendo algo que sus admiradores ya no conocieran.

Me viene ese ramalazo de incorporar el inglés a este texto de pronto y sabiendo a conciencia que más de un lector se hará la siguiente pregunta: ¿Y esto a  cuenta de que viene?. Amigo/a a cuento de nada y de mucho. La culpa la tiene la manecilla que marca las horas de mi reloj de pulsera que cuando la miro de reojo parece que me esta diciendo: Hijo menea la cintura y marcarte un buen rock.

No se si es el momento más adecuado o si por el contrario lo estoy acertando al hablar de ese gran monstruo que lo fue nuestro fotogénico artista del mundo de la música y de la canción. Si en vida fue querido y respetado, con su muerte vino a ocurrir lo mismo que con el Cid Campeador que gano más de una batalla después de muerto, pues tal era su fama que cuando se pronunciaba su nombre sus enemigos corrían despavoridos y sus amigos se acomodan a su alrededor buscando  por encima de todo protección. Yo nací para aquellos días en que el amigo Presley cumplía 20 años y esa diferencia de edad me marcó lo suficiente como para poder decir que fue único.

Les dejo con estas letras. Espero que les guste:

We're caught in a trap
I can't walk out
Because I love you too much baby

Why can't you see
What you're doing to me
When you don't believe a word I say?

We can't go on together
With suspicious minds
And we can't build our dreams
On suspicious minds 

So, if an old friend I know
Drops by to say hello
Would I still see suspicion in your eyes?

Here we go again
Asking where I've been
You can't see these tears are real
I'm crying 

We can't go on together
With suspicious minds
And we can't build our dreams
On suspicious minds 
Oh let our love survive
Or dry the tears from your eyes
Let's don't let a good thing die

When honey, you know
I've never lied to you
Mmm yeah, yeah
  

jueves, 29 de septiembre de 2011

COCINA DEL QUIJOTE: ESTOFADO DE RABO DE TORO O DE LO QUE FUERE


Ayer comí con unos amigos un rabo de toro que quitaba la tristeza y abría el espíritu a otro tipo de sensaciones más místicas. Me explicaré, Parte de la recete es propia y otra fruto de los consejos de un amigo, Manolo Avila, que con un cierto ingenio y sagacidad me dio tres consejos que yo de buena gana acepté y que a lo visto han servido para dar al rabo de toro un cierto sabor especial. Vamos a ello y no se pierdan nada de lo que viene a continuación:

Ingredientes:

2 Kg de rabo de toro troceados.
1 cebolla.
3 Tomates maduros
1 pimiento rojo
1 manzana
Orejones
Una cabeza de ajo
Ciruelas pasa
2 patatas.
Espárragos
2 zanahorias
Champiñones
Jengibre
Aceite de oliva
Sal,
Pimentón de la Vera
Agua
Pimienta blanca
Laurel y orégano
Vino tinto y vino blanco

Receta:

El día anterior se coloca en un cuenco el rabo de toro en maceración con vino tinto hasta cubrirlo totalmente. El rabo de toro debe estar sal pimentado. Se pueden añadir hierbas aromáticas, orégano, para que el rabo vaya tomando sabores.

Ya metidos en faena se sigue el siguiente protocolo:

1º Sofreír el rabo de toro en aceite. para ello se pasa por harina y se deja caer en la sartén.

2º Se deja dorar durante unos 15 minutos a fuego lento.

3º A continuación se deposita el contenido en una olla con vino tinto y caldo de carne. El caldo de carne se puede realizar con huesos de ternera previamente horneados o con caldo de carne del que se vende en cualquier establecimiento de comidas. A ser posible añadir al caldo alguno de los concentrados de carne. Yo en este caso concreto usé cacito de caldo para cocinar Knorr.

4º El tiempo que tiene que estar hirviendo el rabo de toro es aproximadamente unas 3 horas a fuego lento. Si se hace en la olla expres una hora. De todas formas es conveniente ir incorporando caldo al guiso, e ir comprobando el estado de cocción de la carne. Diremos que está en condiciones cuando la carne se puede despegar, sin necesidad de realizar ningún esfuerzo brusco, del hueso.

5º Unos veinte minutos antes de dar por finalizado el proceso incorporar a la olla dos patatas debidamente troceadas, una manzana también troceada, los orejones, las ciruelas pasa y una cucharada pequeña de pimentón de La Vera. Rectificar de sal si hiciera falta.

 6º A cinco minutos de dar por finalizada la ebullición del rabo de toro se raya una patata y se deja caer en la olla.

7º Si el caldo no ha espesado lo suficiente añadir dos cucharadas de maicena.

7º En una sartén aparte se rehoga en aceite de oliva: dos patatas, una cebolla grande, un pimiento rojo, la cabeza de ajos, el jengibre, el champiñón y los espárragos.

8º Servir el rabo de toro en plato llano junto con las verduras rehogadas.

Estuvo bueno de  verdad, verdad, verdad, palabra de caballero. La pena es que el partido de fútbol que trasmitían en la televisión nos pasó totalmente desapercibido y eso que era El Valencia, con mayúsculas.

Observación: Jengibre: Tubérculo articulado que tiene forma de mano.  Sus hojas son alargadas como las de maíz cuando apenas brotan de la tierra y envuelven con su vaina el tallo

José Vte Navarro Rubio

miércoles, 28 de septiembre de 2011

COCINA DEL QUIJOTE: AQUELLOS SABORES Y ESTOS OTROS

Después de haber escrito un poco sobre las gastronomía del Quijote y de aquella España de ideales caballerescos y altamente religiosos representados en la obra cumbre de la literatura universal con tintes de burlona comedia escrita para ser disfrutada y trasmitida, así como lo ha sido, estoy en disposición de poder decir que todos los mejunjes en ella recogidos, y llamo mejunjes, en su forma menos académica, a las recetas e ingredientes que intervienen en cualquier cocina regional y nacional, me son cada vez más familiares y entre ellos destaco por haber sido devorados por mi persona, los caldos de ave y de verduras, las lentejas, los potajes y guisos de carnes, las ollas podridas con suculentas carnes hirviendo y macerándose en su interior, los mojetes, los cocidos, los tiznados y gazpachos manchegos, los dulces sobrios a  base de leches, licores y harinas, los vinos del lugar y mira por donde las verduras en su expresión más sencilla de tomates, pimientos, calabazas, zanahorias y especies de las indias por todos  conocidas como la pimientas en su doble versión, los cominos y la canela y de las carnes, todas estas procedientes del corral: gallinas, cabritos, pavos, conejos y pollos, principalmente, más aquellas otras en estado salvaje ya habitaran en el suelo o en los cielos que caían en el zurrón de los cazadores y llegaban a la mesa de forma inmediata para ser consumidos.

Naturalmente que con los años esa cocina casera se ha ido perdiendo pues las manos que se ejercitaban en esa labor ya dejaron de hacer ese querido cometido y ahora a la vuelta de media vida nos hemos vuelto más dejados y seguimos disfrutando de los placeres de la cocina en los fogones y restaurantes de carretera y villas de allí donde hacemos parad y fonda y de allí donde sabemos que se preparan buenas comidas y que estas tienen que ver con la de aquellos días a los que nos estamos refiriendo. Más complicado es el temas de las pastas y dulces que casi siempre de no ir a a una pasteleria especializada es difícil encontrarlas en muchos restaurantes de no ser que que estos sirvan menús concretos. No obstante las cuajadas, flanes y natillas se siguen conservando y mejorando y al mismo tiempo es cada vez más escaso el empleo de los cominos en el aderezo de los platos.

Vayámonos pues por las sendas y caminos a la búsqueda de chorizos, morcillas, matazones, quesos, jamones, cecinas y buenas chuletillas de cabritillo regadas con vino de las tierras altas y bajas de D. Quijote y hagamos crujir los alimentos allí donde los molares hacen de piedra de molino  y los paladares de techo de cueva en la que los alimentos se saborean antes de dar buena cuenta de ellos. Hagamos todo esto con tranquilidad no sin bien antes haberle dado alguna pequeña lectura al Quijote. Yo para comenzar les recomiendo que esta se haga poco a poco y releyendo pues siempre es en la segunda lectura donde uno encuentra lo que verdadéramente anda buscando. Les dejo y que sea lo que Dios quiere y ustedes buscan hacer, en estos días en que todos estamos más pendientes de las pantallas de la televisión que de echar un vistazo alrededor de nuestras vidas para decir: menos cuento y las cuentas claras señores banqueros pues al final la cartilla les será leía a los mismos; es decir a aquellos que por estar más indefensos tienen menos posibilidades de ser escuchados y más de sufrir de los vaivenes y tempestades que nos vienen de las simas abismales de la antigua Europa y del más allá de los anchos mares y profundos oceanos.

José Vte. Navarro Rubio

martes, 27 de septiembre de 2011

COMIDA DEL QUIJOTE: PAN Y SOLO PAN

Acabo de llegar de hacerme una caminata de unos 8.000 metros y por el camino iba pensado en todo esto del Quijote y en lo mucho que puede dar de sí el escribir sobre asuntos que tienen que ver con el contenido de tan ejemplarizante libro. Por más que le doy vueltas no termino de entender ese empeño de los mortales en sacar todo de sus casillas  y quicios con tal de  crear opinión. Yo en este de hacerme valer soy muy descuidado pues pienso que como mortal que ha venido a este mundo a intentar pasárselo bien sin dar escándalos ni dejarse señalar por dedo alguno tengo que, a pesar de los pesares, pasar desapercibido y para eso nada mejor que estar siempre a las maduras y dejar las verdes para esos posibles momentos en que por imperativos del destino puede hacer falta sacar las uñas.

Tal y como se va hilando este asunto y a la espera de que todo nos lleve a buen puerto tengo para ese momento justo pensado hacerles llegar una receta fácil de hacer, entretenida y divertida. Con todo esto dicho estarán ustedes, al igual que lo estoy yo, pensando cual será esa delicia gastronómica que quién tiene a gala a escribir estas letras tiene preparado para mejor momento. La  verdad es que no lo se y espero conforme vaya escribiendo que me vengan viniendo a la cabeza ideas, pues de lo contrario ustedes se quedarán con las ganas  y yo con un mal sabor de boca. Podría ser que la receta tuviera que ver con un algún espécimen de raspa y lugar de hábitat el agua o por el contrario con algún animal de monte y orejas afiladas, pudiera ser que por lo contrario estuviera pensando en algún ave de zona lacustre o con algún animal de corral, herbívoro y de agudo gruñido. 

Creo que ya que etamos hablando del Quijote hoy vamos de pan y para eso que mejor receta que la que planteamos a continuación. Como acostumbro a decir buenas noches y no sean ustedes mendrugos que peores tienen vendrán y a lo mejor nos toca acordarnos de ellos por desgracia.

José Vte. Navarro Rubio

Ingredientes para el pan de pita


  • 500 g. de harina de trigo (podemos usarla integral)
  • 30 g. de levadura prensada o de panadería.
  • 1 cucharadita de sal marina sin refinar.
  • 1 vaso de agua templada.
  • 1 cucharada sopera de aceite de oliva (podemos usar también el que tengamos)

Elaboración del pan de pita

  • Amasar todos los ingredientes juntos hasta lograr una masa fina y homogénea. Es importante que tanto nuestras manos como la superficie sobre la cual estemos amasando esté siempre harinada para que no se pegue la masa)
  • Dividiremos la masa o bola resultante en bolas de unos 50 gramos. Las volvemos a amasar un poco cada una y las dejamos reposar unos 30 minutos.
  • Aplastaremos y estiraremos cada bola hasta conseguir una tortilla o tortita redonda de unos 20 centímetros.
  • Las colocaremos sobre una tela enharinada (para que no se enganchen) y las dejaremos reposar hasta que alcancen, más o menos, el doble de su volumen inicial.
  • Las pondremos al horno, previamente calentado a unos 220 grados, sobre una bandeja ligeramente aceitada (para que no se peguen) durante unos 10 minutos. Durante la cocción veremos que se hinchan un poco. Al sacarlas se deshinchan y quedan ligeramente huecas por el centro.
                                           

EL QUIJOTE Y PINAREJO: LOS VEO VENIR (DE POSTRE CAÑAMONES)

Si D. Quijote levantara la cabeza, que no lo hará, pues de todos ustedes es sabido que más que persona real es personaje salido de la pluma diestra, ligera y bien cargada de tinta de D. Miguel de Cervantes, se preguntaría ¿quién es este osado ser humano que tiene a bien realzar mis guisos y mojetes y poner en boca de todos mi ganada fama de buen escritor? Yo para más decir, en este supuesto razonamiento de nuestro escritor y contertulio, le doy la razón, no soy nadie para hablar de la cocina del Quijote ni para realzar potajes y guisos que a saber como pudieron ser cocinados en aquellas bodas de Camacho o en aquellos montes de chaparros donde los calderos debieron lanzar al aire sabores de carnes y de caldos imposibles de imaginar y menos de oler a tantos años de distancia. Si a lo cierto estoy y si no haganmeló saber de la forma que crean más oportuna. Muchos son los que han escrito sobre el Quijote y sobre D. Miguel de Cervantes y como a todos les ha venido en ganas comentar lo que han querido, yo que no me las doy de ser menos que nadie también quise entrar y así lo hice en esa galería de plumistas que más que escribir lo que hacen es manporrear el teclado y esperar que tras el quejido de las consonantes y vocales al saberse violentadas se alzen palabras y oraciones que como si fueran lluvia fina tienen como último fin entretener a más de un buen samaritano y amante de las letras.

A lo dicho pecho y yo a seguir con este casi monólogo que a punto de venirse a acabar no lo hace porque me viene a la cabeza decirles que en esto de la gastronomía está todo dicho, pues no me digan ustedes que con tantos seres humanos que hay en el mundo y tantos miles de años a las espaldas del planeta tierra quedará algo por inventar y menos asados y guisos que por ser antiguos debieron nacer en el fondo de las grutas y en lo más recóndito de las selvas y sabanas allí donde los homínidos se alzaron por vez primera y comenzaron con ello a ser más humanos y más testarudos.

Me las veo venir y creo adivinar aquello de, vaya tostón que nos está metiendo este pinarejero, pero la verdad es que mi intención no es esa, como no  la es la de crear escuela, que para eso están los maestros y técnicos en la materia. Estoy por hacerles leer hasta la última línea y así de esta forma dar por terminado mi escrito que por no pasar, no pasará a la historia, pues los hay y muy buenos por esos mundos del señor y por esas librerías con estanterias de libros que cuentan lo que no deben y se olvidan de lo que les importa a las personas. Acabo, pues, con lo que llevo entre manos, en este día del desventurado año dos mil doce, a las puertas del mes de octubre, y a punto de coger las de San Diego para ir ha hacerme una cerveza al bar de mi amigo Bicorino. Queden ustedes con Dios y yo con ustedes, para lo que quieran y donde quieran. 

José Vte. Navarro Rubio

TORTAS DE CAÑAMONES
Para preparar estas tortas se amasa harina, un huevo y un chorreón de anís. Se deja la masa bien ligada y se amasa hasta que quede bien fina, en ese punto se añaden los cañamones dispersos. Se corta la masa y se hacen tortillas finas que se meten al horno precalentado a 220º durante unos 15 minutos.



COCINA DEL QUIJOTE: TERNERA DE SORRENTO

                                      
                                  



Ingredientes:

  • chuletas magras de ternera (de los muslos), cortadas algo finas
  • sal
  • hinojo
  • lonchas de baicon graso, suficientes para cubrir más o menos las chuletas

Para hacerlo:

Poner sal e hinojo por cada lado de las chuletas. "Si tienes tiempo," dejarlas sobre sal durante media hora. 
Ponerlas a asar sobre la parrilla, dándole vueltas cuando haga falta y manteniéndo una loncha de lardo (beicon graso) por encima para que no se sequen.

Según  Martino da Como  receta 26 del “Libro de Arte Culinaria” ca. 1450-60

COCINA DEL QUIJOTE: FAISÁN DE ROMA

Faisán macho en su entorno natural [Faisán -archivo]
     
CURIOSIDADES: Para festejar el nombramiento de Jorge Neville como arzobispo de York, en el año 1466, celebróse un gigantesco almuerzo en el cual se sirvieron cuatro mil pasteles fríos de caza, ciento cuatro pavos reales y doscientos faisanes.
COMENTARIO NÚMERO 1: l faisán es originario de Asia, en concreto de Borneo, Sumatra, Himalaya, sur y oeste de China y montes de Formosa (Taiwán), llegando al Viejo Continente a través de los griegos aproximadamente en el siglo V a.C. Su nombre actual proviene de la palabra helénica paisanos, que deriva de Phasis, un río localizado en la Cólquida, región asiática ubicada en la ribera oeste del Mar Negro, desde donde probablemente habría entrado el faisán común a Europa.

COMENTARIO NÚMERO 2: De

La hembra es de menor porte y presenta plumas de color marrón claro con el centro de marrón oscuro. Las patas de machos y hembras son de color gris. Esta especie se torna adulta al año de vida, siendo capaz de reproducirse. Pone alrededor de 40 huevos por año, con un periodo de incubación de 24 -25 días. Artículo del Prof. Dr. Exequiel M. Patiño
todas las variedades existentes, el “Faisán de Collar (Phasianus torquatus) es la variedad más difundida en nuestro país en virtud a su buen desarrollo corporal, precocidad  y rusticidad.. El macho tiene el cuerpo cubierto de plumas que varían del rojo al castaño, con manchas negras. El cuello posee plumas de color verde brillante y un anillo blanco que constituye su característica fundamental. La cabeza presenta un copete. El tórax es de color rojo sangre. La cola con muchas tonalidades de verde y el pecho y la espalda con un vistoso rayado o jaspeado.

Receta:

Ingredientes
Un faisán
½ puerro
½ cebolla
1 zanahoria
2 tomates maduros pelados
1 ajo
Un vasito de aceite
Un poco de harina
1 vaso de vino blanco de la zona
Unas gotas de vinagre de Módena
Sal y pimienta
Agua
Para la guarnición
Unas patatas torneadas
Unas zanahorias baby
Para decorar
Un chorreoncito de caramelo líquido Royal

Preparación
1. Limpiar el faisán, quitarle la piel y partirlo en cuartos.
2. Trocear groseramente —ya que luego vamos a pasar la salsa— el puerro, la cebolla, la zanahoria, el ajo y los tomates.
3. Poner el aceite a calentar en una sartén. Salpimentar el faisán y pasarlo por harina, dándole unos golpecitos para que solo se quede con la harina justa.
4. Freír por todos los lados el faisán y ponerlo en una olla a presión.
5. En el mismo aceite poner a freír las verduras. Cuando estén bien pochadas, añadir un vino de la zona, y dejar unos dos minutos para que vaya cogiendo sabor.
6. Volcar en la olla y añadir agua —la suficiente para que cueza, pero nunca que flote—
7. Cerrar la olla, y mantener en el fuego unos 15 minutos.
8. Cuando pase este tiempo, abrir la tapa y dejar cociendo otros 5 minutos. En este momento añadir las gotitas de vinagre de Módena.
9. Sacar el faisán y pasar la salsa. Rectificar de sal o pimienta si hace falta. Suele quedar espesa, pero si no os lo parece, le podéis añadir una cucharadita de espesante instantáneo de la marca Maizena.
10. Preparar la guarnición que más os guste. En mi caso puse unas patatas torneadas al vapor y unas zanahorias baby, y luego las pasé por la sartén, con un poco de aceite. Cuidado con el tiempo de cocción de la guarnición: no hace falta mucho, lo suficiente para que esté cocido pero procurando no pasarnos, porque se nos deshace y a la vista está peor.

Montaje del plato
1. Poned la carne siguiendo el designio de vuestra inspiración.
2. Añadir la guarnición.
3. Poner la salsa como gustéis y añadirle, si es a vuestro gusto, un chorreoncito decorativo de caramelo.

Esta raza carecía de anillo en el cuello, siendo los romanos quienes difundirían su caza y consumo por zonas de Italia, Francia, España o Inglaterra durante los siglos de la República y el Imperio.

En la Edad Moderna (siglos XVI-XVIII) sería tratado como un alimento excepcional, exótico, digno de señores feudales y reyes en las cortes europeas.

A finales del siglo XIX una variedad con collar se introdujo en Norteamérica procedente de tierras europeas y, desde allí, llegó a España donde se mezcló con la especie sin plumaje blanco en el cuello, creando subespecies diferentes.

lunes, 26 de septiembre de 2011

COCINA DEL QUIJOTE: PERDICES DE MORÓN

                                                 PERDIZ ROJA O COMÚN

                   1ª RECETA:



Preparación
Se coge una perdiz joven, se la despluma y sazona dorándola luego en  manteca caliente, añadiéndole después de dorada, unas rajas finas de cebolla, un poco de vino blanco, un poquitín de caldo y un poquito de pimienta y se deja asar a horno lento echándole el caldo continuamente por encima.

2ª RECETA:

Perdices estofadas

Ingredientes

  • 6 cebolletas
  • aceite
  • 4 perdices
  • tomillo
  • perejil picado
  • sal
  • 500 cc de vino blanco
  • 1 manzana
  • 1 cabeza de ajos
  • 2 hoja de laurel
  • pimienta negra en grano
  • 500 cc de agua

Preparación

Corta la cebolla y ponla a rehogar en una sartén con aceite.
Añade la cabeza de ajos, las perdices limpias, el tomillo, la pimienta y el laurel. Sazona.
Luego agrega el vino, el agua y deja cocer a fuego lento hasta que esté hecho (aproximadamente 1 hora y 30 minutos).
Sirve las perdices.
Pasa la salsa por el pasapuré, pon a punto de sal y espolvorea con perejil picado.
Reduce la salsa unos minutos y si hace falta, lígala con fécula de patata. Acompaña el plato con unas rodajas.

3ª RECETA:

Receta de perdiz con arroz los ingredientes para 4 personas
6 Perdices chicas -
2 Cebollas medianas -
1 Morrón rojo -
Ají molido pimienta - -
orégano -
2 Zanahorias grandes -
Nuez moscada -
50 cm3 de aceite -
1 cub.de caldo de gallina -
2 ½ taza de arroz -
Extracto de tomate -
4 dientes de ajo -
1 lata de: arbejas, choclo
Puré de tomates.

Receta de Perdiz con Arroz

La preparación: de la receta de perdiz con arroz
Lo primero que debemos de realizar es pinchar las cebollas, el morón, el ajo y las zanahorias.
Tener una cazuela bastante amplia, mantenerlo caliente el aceite si puede ser de arroz mejor, y colocar las piezas de las perdices.
Ahora agregar de un litro a 800cc de agua una vez que este hirviendo. Luego de esto el proximo paso es esperar 1 minuto o n minuto y medio y vaya agreguando el arroz, los guisantes, choclo, puré del tomate, el cubo del caldo de la gallina.

COMIDA DEL QUIJOTE: GANSOS DE LAVAJOS

                                              
 ¿QUE SON LOS LAVAJOS?

La comarca de la Moraña es famosa por la abundancia y variedad de aves, fáciles de descubrir y contemplar. En la estepa cerealista morañega (declarada Zona de Especial Protección para las Aves) la avutarda es la especie predominante acompañada por alcaravanes, sisones, ortegas, perdices y los cernícalos primilla. En los pinares habitan aves forestales como la tórtola, el azor, los búhos, o los pájaros carpinteros. Los humedales o “lavajos”, como se les conoce en la comarca, son la zona de descanso de miles de aves (gansos, ánades, cercetas, cigüeñas y avefrías) en migración entre Europa y África. Mención aparte merece la presencia de las grullas, sobretodo en el avistadero de la Laguna de El Oso, que durante el día se alimentan en los campos y por la noche se refugian en las charcas. En el ecosistema de las riberas fluviales y los bosques-galería, herrerillos, petirrojos o ruiseñores se refugian entre los chopos, álamos, olmos o fresnos. Los mejores paisajes de ribera los encontramos en las orillas del Adaja, el Voltoya y en el último trecho del río Arevalillo, donde también se pueden divisar visones, comadrejas y conejos. Para interpretar toda esta riqueza ambiental, se han instalado los Centros de Interpretación de la Naturaleza de Madrigal y Arévalo.

RECETA:

Los ingredientes:
1 ganso u oca
1/2 kg. de peras peladas
50 gr. de pasas
sal y pimienta

La preparación:
Preparar el ganso para asar, salpimentar y rellenarlo con las peras cortadas en cuartos y las pasas. Coser la abertura, atarlo y asarlo en el horno o bien en el asador. Si se asa al horno colocarlo sobre una parrilla de pies bajos apoyada en una fuente, para que el ave quede aislada del jugo aceitoso que desprende al cocerse y no resulte indigesta. La piel debe quedar bien dorada. Rociar a menudo con su propio jugo.

En II, XLIX, se hace referencia a los gansos de Lavajos como buena cena

COCINA DEL QUIJOTE: FRANCOLINES DE MILÁN



                   



Texto del Quijote:

"Con esto quedó contento el gobernador, y esperaba con grande ansia llegase la noche y la hora de cenar; y, aunque el tiempo, al parecer suyo, se estaba quedo, sin moverse de un lugar, todavía se llegó por él [el] tanto deseado, donde le dieron de cenar un salpicón de vaca con cebolla, y unas manos cocidas de ternera algo entrada en días. Entregóse en todo con más gusto que si le hubieran dado francolines de Milán, faisanes de Roma, ternera de Sorrento, perdices de Morón, o gansos de Lavajos"

Receta:

Tomar almendras blancas y lo blanco de un pollo y un grano de ajo, que solamente sienta al ajo, y un migajón de pan remojado con caldo. Majarlo todo.
Después pasarlo por estameña.
Tomar yemas de huevos duros que sean cocidos y echarle jengibre, canela y azúcar; y un poco de agraz, solamente que se sienta a ello.
Poner a asar los francolines y cuando estén medio asados, poner debajo de ellos una cazuela para recoger el suco de los francolines y cuando todo esté fuera, mezclarlo con la salsa masa en una olla.
Cuando esté espeso hacer escudillas.
Antes de servir echarles azúcar y canela encima.

Texto de María del Carmen Zamora Zamora:

Además de las perdices, también abundaban palomas, torcaces y francolines. La caza de estos últimos se reservaba a la realeza: "Por quanto es caça que pertenece a sus altezas" (Torres Fontes, 1984), para el resto de la población era caza vedada todo el año. El francolín se consideraba la más noble de las gallinaceas y, así, en el Guzmán de Alfarache se dice que "la gente villana siempre tiene a la noble (...) un odio natural (...) como el gallo al francolín" (Corominas y Pascual, 1984).

El francolín, llamado francolín de collar (Francolinus francolinus) es una gallinacea, de la familia Phasianidae, genero Francolinus, más grande que una perdíz, tiene la gorja y el vientre negros, la espalda gris con pintas blancas y las patas rojas. El macho de la especie tiene un collar color castaño muy característico. Parece una mezcla de faisan y perdiz, aunque su carne es mucho más fina que la de ésta. El francolín fue seguramente introducido en la Baja Edad Media, o por lo menos así se desprende de la carta de Juan II de 20 de mayo de 1454: "Por quanto a mí es fecha relación que en término de la çibdad de Murçia, son venidas de algun tienpo acá unas aves que llaman francolines, los cuales porque multiplique e se estiendan por mis regnos por ser cosa nueva en ellos e yo dellos pueda ser servido" (Torres Fontes, 1974). Los primeros datos sobre francolines en Murcia datan del 3 de octubre de 1447, cuando se prohibe comprarlos en el mercado a judios y moros pues eran "aves presçiadas e devan antes gozar dellas los christianos que los moros e judios" (Torres Fontes, 1974).

En 1454, Juan II, dicta ordenanzas de regulación de caza de francolines, prohibiendo dicha caza con cualquier arte, excepto con halcón, que queda libre. A pesar de ello, el concejo de Murcia le hizo llegar al rey Enrique IV, en 1458, quince parejas de francolines vivos, por los que pagó 12 maravedís por pareja, con el fin de que pudiese dicho rey repoblar con ellos los alrededores de la corte, pues se trataba, como ya vimos, de una caza de nobles, que cazaban con halcón. (Torres Fontes, 1974).

Los francolines fueron abundantes hasta el siglo XVIII, quedando extinguidos en Europa en el siglo XIX. Hoy en dia solo viven en Chipre, y en Asia Menor.

Otra cita:

Entre las primeras citas de aves que hemos conseguido para Aragón se encuentra la que se refiere al francolín (Francolinus francolinus), y lo ha sido por dos fuentes distintas: Ignacio de Asso (Historia de la Economía Política de Aragón, 1784) y Maluquer y Travé («Presencia y Extinción del Francolín en la Península Ibérica», Ardeola VII, 1971), estas citas hacen referencia a la prohibición de la caza de esta ave en el reino de Aragón promulgada en las cortes de Teruel en 1428 (Fuero I: De Venatione Leporum). Coetánea es la cita del marqués de Villena, quien escribió en su Arte del cuchillo (1422) una referencia también a los francolines: «que había asaz de ellos en Aragón». Estos escasos textos andan parejos con otros que se refieren al resto de las provincias españolas, ya que en nuestra Edad Media no existen autores de relieve que traten de las aves, si se exceptúan aquellos que las estudian desde el punto de vista de la caza y la cetrería, como son el canciller López de Ayala y el príncipe don Juan Manuel.

Zool.) Ave galliforme (Francolinus francolinus) introducida en Aragón posiblemente por los almogávares y extinguida desde alrededor de comienzos del siglo XVIII o final del XVIII. (aves extinguidas.)



Ardeola, II. Travé, F. y Maluquer, S.: «Presencia y extinción del francolín en la Península Ibérica y Baleares

domingo, 25 de septiembre de 2011

LA CUEVA DE LA MORA ENCANTADA DE TORREJONCILLO DEL REY (CUENCA)

                   


                                   

El Cerro de la Mora Encantada – Torrejoncillo del Rey
Un lugar de leyenda que se remonta a la época musulmana.


La leyenda de la Mora Encantada es una leyenda popular que se ha ido transmitiendo de generación en generación, y que ha llegado a nuestros días gracias a los habitantes de la zona, que aún a día de hoy la narran con un peculiar halo de misterio.

En un camino de tierra que va desde Torrejoncillo del Rey a Valparaiso se encuentra un pequeño cerro conocido como el Cerro de la Mora Encantada, en el que se decía que las noches de San Juan, todos los años, una bellísima reina mora aparecía peinando su larga cabellera; hasta que un día fue sorprendida por un hombre y desapareció para siempre.

Si bien la leyenda no acaba aquí, en 1955 un hombre de la localidad de
Torrejoncillo del Rey D. Pedro Morales Cuenca, soñó que bajo el cerro había un tesoro escondido, convencido de su sueño decidió cavar el cerro. Cuál fue su sorpresa cuando a los 5 metros encontró un pequeño pozo y a los 25 metros dio con una cavidad de la que partían infinidad de galerías cuyas paredes estaban recubiertas de cristal. Aunque Pedro Morales descubrió un tesoro arqueológico, el tesoro con el que él soñó, un montón de monedas de oro, nunca apareció, con lo que ha día de hoy muchos siguen pensado que el  tesoro sigue escondido en alguna de las galerías que no son sino el palacio de la reina mora que cada noche de San Juan se aparecía en la zona.

El descubrimiento de la cavidad tuvo en su momento una gran notoriedad tanto de las administraciones públicas, que visitaron y acondicionaron la cueva, como de la prensa nacional, que se hizo eco de la noticia.

Actualmente la cueva se puede visitar y disfrutar en sus pasadizos del encanto de los restos musulmanes en la zona.

PUBLICADO EN VOCES DE CUENCA.ES Por Dra. Antje Krug

Hace pocas semanas recibí en Berlín la invitación a una excursión arqueológica, que la Asociación de Amigos del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid había planeado para el 20 de noviembre. El objetivo de esta excursión era tan inusual, tan excitante y estimulante, que decidí espontáneamente hacer una escapadita a Madrid, para ver las minas romanas del Lapis specularis. Ahora puedo decir que esta escapada ha merecido realmente la pena.

Por supuesto, un arqueólogo debe hacer previamente «los deberes», porque el Lapis specularis y las minas en las que se extrae no forman parte del conocimiento común, al menos, no para mí. El Lapis, dicho de una manera prosaica, es el yeso, y este mineral tan utilizado existe en muchas partes del mundo antiguo. Sin embargo, el yeso cristalino es mucho más escaso, sobre todo de un tamaño tan impresionante y de una calidad tan «cristalina». Plinio el Viejo, un militar al que le entusiasmaban las ciencias, le dedica varios párrafos en su «Historia natural» del siglo I d. C. (libro XXXVI, pp. 160-162). Para él, el Lapis specularis, encontrado en los alrededores de la ciudad ibero-romana de Segóbriga, era especialmente destacable, y allí es a donde se dirigía la excursión. Bien es cierto que, en la Antigüedad, también se descubrieron yacimientos en Chipre, Capadocia y Sicilia, y «hace poco», según Plinio, también en África, pero el Lapis specularis español, y concretamente el de Segóbriga, es el mejor. El yeso cristalino es un mineral relativamente blando que se puede cortar fácilmente (dureza 2 en la escala de Mohs), y además soluble en agua. Sin embargo, es posible partirlo en finas láminas iguales y, por su buena calidad, es claro y translúcido. No solamente translúcido, como el alabastro o las finas láminas de mármol, sino tan claro que, a su través, es posible ver y reconocer lo que hay al otro lado: el material ideal para las lunas de ventanas. De ahí proviene el nombre Lapis specularis, la piedra con la que o a través de la cual se puede ver.

La excursión nos condujo a una colina vinculada con la leyenda de «La mora encantada», la princesa mora sometida a un hechizo, que vive en un palacio subterráneo. En una época sorprendentemente moderna, un hombre que vivía cerca de aquella colina soñó que había bajado a un palacio lleno de cristales relucientes y que encontraba allí un tesoro de objetos de oro: una historia que recuerda a otras muchas sagas similares del norte de Europa, referidas a cuevas, tesoros, enanos y princesas. Sin embargo, gracias a este sueño, se redescubrió una mina romana de la que precisamente se extrae este Lapis specularis.

El presidente de la Asociación, el Sr. Frank Abegg y el Director científico del Instituto Arqueológico alemán de Madrid, Thomas G. Schattner habían preparado muy bien la excursión y habían establecido contactos con un círculo de arqueólogos comprometidos, entregados al patrimonio arqueológico de los alrededores de Segóbriga. El Sr. Juan Carlos Guisado di Monti acompañó a los Amigos y les proporcionó mucha y variada información durante el viaje sobre los lugares antiguos y sobre el objetivo de la excursión, la «Mina de la mora encantada». Una vez allí, tres jóvenes arqueólogos estaban esperando a los visitantes, equipados al estilo de mineros con cascos y linternas para cuevas, y les condujeron a la mina en sí y, sobre todo, echaban una mano. La mina es accesible para visitantes, pero no es ningún parque que se pueda atravesar con comodidad. Uno se enfrenta con respeto a un pozo que parte de la cima de la colina y que conduce en vertical a varios metros de profundidad, pero la «entrada de visitantes» está aún más abajo. A partir de ahí, sinuosos pasillos y pozos conducen hacia las profundidades.

Lo más notable de la mina es que, después de que la abandonaran los trabajadores de la mina en tiempos de los romanos, no ha vuelto a ser explotada. A manera de una ventana en el tiempo, uno se pone en la situación de los mineros de la Antigüedad y es capaz de percibir directamente las difíciles condiciones de trabajo de aquella época. El recorrido y la altura de las galerías las determinaron los ansiados Lapides. Un pequeño mapa en el folleto muestra el laberinto de pasillos, por algunos de los cuales solo se puede pasar arrastrándose —a los visitantes se les eximía de realizar este ejercicio— y que luego se amplían formando grandes cavernas o conducen en empinada pendiente hacia el exterior. Las paredes están cubiertas de las rayas producidas por los picos de los mineros, con los cuales extraían la roca y los cristales de yeso. En las huellas de los golpes —uniformes y con una ligera forma de arco— es posible reconocer que los picos los manejaban unos canteros expertos. Los arqueólogos acompañantes llamaron la atención sobre pequeños e insignificantes huecos a lo largo de los pasillos y galerías, en los que pequeñas lámparas o simplemente aceite con un pabilo disipaban un tanto la oscuridad. En algunos lugares, en lugar de escaleras, había agujeros para escalar que conducían en vertical hacia las alturas.

En los techos de las galerías y en las paredes de lecho de roca todavía pueden reconocerse enormes cristales de yeso de hasta un metro de longitud, que fueron extraídos aquí y en los alrededores. Sus superficies lisas brillan y relucen también en estado puro, sin pulir, delante de la roca. Aquí es muy fácil imaginar cómo surgió la leyenda del palacio de cristal, sobre todo cuando los cuidadores de este lugar no pueden resistir la tentación de recuperar algo de aquel esplendor de cuento de hadas a través de la magia de colocar discretamente pequeñas lámparas detrás de los cristales. En algunos lugares también se puede ver todavía la técnica con la que primero separaban casi por completo la piedra de alrededor de los cristales y luego lo hacían saltar literalmente. Algunas paredes están cubiertas de minúsculos cristales de yeso, a los que los romanos llamaban «cenizas de yeso». La capacidad que el yeso soluble en agua tiene para cubrir otras superficies o animales muertos con una fina capa ya resultaba fascinante para los hombres de la Antigüedad; en ello se veía, como también lo hacía Plinio, una especie de fosilización. Alrededor del agujero de entrada a la cueva y en la parte de arriba, sobre la colina, yacen innumerables fragmentos de este yeso claro y translúcido, que se extraía aquí a la luz del día. Estos mismos fragmentos brillantes podrían todavía utilizarse, por ejemplo, a manera de grava centelleante, para esparcirla en el Circus Maximus de Roma.

Precisamente estas cualidades, la resistencia al sol y al frío, que tanto destacó Plinio, y la posibilidad de partirlas perfectamente, convierten al Lapis specularis en el material ideal para lunas de ventanas. Hoy un material universal, en la Antigüedad fue un descubrimiento de gran aceptación, que proporcionaba luz de día a los espacios interiores de las lujosas villas y que, al mismo tiempo, protegía del frío y las condiciones climatológicas adversas.

Aproximadamente a comienzos de la época imperial romana, cuando ya fue posible fabricar cristal incoloro de gran superficie y a gran escala, era una cuestión de rentabilidad decidir si se continuaba utilizando el Lapis specularis, ya que, si bien era infinitamente más hermoso, también era muy difícil de extraer.

A la entrada de la localidad de Caracenilla, el Sr. Guisado di Monti hizo una parada junto a un puente romano. Hoy en día, encajonado entre las calzadas de la moderna carretera, habría sido fácil pasarlo por alto. Los que, al oír el término «puente romano» pensaron en los monumentos de piedra con varios arcos como, por ejemplo, el de Mérida o Nimes, quedaron decepcionados al principio. Sin embargo, los que deben moverse, ya sea a pie o con un vehículo, por carreteras que no tienen ningún puente saben apreciar uno pequeño. El puente romano de Caracenilla no estaba pensado para carros, sino para animales de carga y peatones, pero era de construcción sólida de piedra. Una mirada al lecho del río que el puente atraviesa pone en evidencia que este pequeño riachuelo puede convertirse rápidamente en un río impetuoso, cuyos bríos ha podido resistir hasta el momento esta construcción de masivos sillares de piedra. Una sólida obra de ingeniería romana, sobre la que es posible pasar con seguridad gracias a su restauración.

También paramos en un campo arado, sobre cuya superficie yacían escombros de piedra y mortero, así como muchos restos de terra sigillata y cerámica de uso diario, las huellas de una villa rustica romana de la época imperial tardía. Un edificio de ladrillo de varios metros de altura es el resto de un mausoleo que formaba parte de la villa. Esta villa, que tenía suelos de mosaico, era algo más que una granja y tenía más bien carácter de hacienda. También el mausoleo, con su revestimiento de mármol y sus sarcófagos, era un panteón muy visible y representativo de la familia del propietario. En formato imperial, hay unas instalaciones de este tipo en Centcelles, cerca de Tarragona, sobre las que el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid ha realizado y publicado un estudio. Algunos indicios que señalan hacia fortificaciones íberas en las mesetas de la región descubren otros objetivos para posibles excursiones, a ser posible sin que llueva.

Por último, los arqueólogos entregaron a los visitantes unas cajitas, confeccionadas con esmero, que contenían muestras de yeso, Lapis Specularis y otros minerales de la región; en cierto sentido se les podría llamar «bombones» de piedra. Con ellos, esta excursión tan informativa como entretenida permanecerá en el recuerdo de los Amigos del Instituto Arqueológico como una experiencia muy agradable.
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