lunes, 7 de noviembre de 2011

POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: PIEDRA SERÁ TODA LA VIDA

                       f00ef IMG 6186 Castillo de Garcimuñoz

Ser y más que ser,
ser vista y querida
como este lienzo de muralla de castillo
que vive a expensas de su torre
mientras el tiempo avanza
y nos deja
como única melodia
el ruido de las ramas de los pinos
que crecen a su vera
desde toda la vida,
y el sonido acompasado y timbrado
del agua de una fuente
que como si fuera una dulce melodía
rompe la monotonía
de una tarde de verano de abrasantes chispas
vagando por el cielo de amor encendidas.

Ser y más que ser,
querer ser castillo
en esta villa
de los Garcimuñoz
su patria querida,
de Don Juan Manuel
su corte en vida,
de Jorge Manrique
su muerte y sepultura
y de los pobres campesinos
su única forma de vida.

Pero el castillo
no es más
que eso que vemos
y aunque te acerques
hasta sus paredes y mires
a ese cielo sereno
que te observa con envidia
no esperes
de el ningúna galanteria
pues piedra al tiempo que muere es
y piedra será toda la vida.

Autor: José Vte Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y LOS CABALLEROS DE RELUCIENTES ARMADURAS

                         f00ef IMG 6185 Castillo de Garcimuñoz

¿Quién arrancó tus piedras?
¿Quién mancilló tus mejillas?
¿Quién vigilaba en esa puerta hoy cerrada
a todas horas del día?
Entra la luz a través de esos ventanales
que en la muralla se adivinan
y llena los espacios de vida
en un día de cielos claros
en el que el sol anda sumido en dudas.

El castillo encierra misterios y más misterios
y a sabiendas de que sus piedras transpiran paz
cuando a ellas te arrimas
oyes gritos y exclamaciones batir el aire
solicitando misericordiosamente ayuda.

Aunque calmada paz se respira
se cuentan leyendas que hablan
de oscuras mazmorras
y de endemoniadas torturas
aplicadas con dureza
en otros tiempos de duras batallas
en que las pupilas hoy cegadas
de esas almenas sin vida
miraban libremente
en incansable búsqueda
de tropeles de caballos
y de hombres  cubiertos de relucientes armaduras.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y ESA TORRE CAUTIVA

                        f00ef IMG 6183 Castillo de Garcimuñoz 

Torre altiva como la silueta de un molino
en esas nuestras tierras las de Castilla,
tu sereno cuerpo vuela hacia ese lugar de encuentro
donde las nubes construyen figuras
que pasado el tiempo se diluyen
como si fueran  un helado de fresa
en la boca caprichosa de una niña.

Dejame ser torre
en el día y en la noche
amigo tuyo
pues se que por las noches juegas
con esas estrellas que vienen a buscarte
y se quedan junta a tí
para hacerte compañía
hasta que caen rendidas de sueño
y se apagan llenas de melancolía
con los primeros clarores del día.

Unos silencios grandes
toman junto a tu cuerpo fornido
forma
y se proyectan desde el suelo
hasta las alturas,
y nos llevan
a los que disfrutamos acariciando
tu robusto cuerpo y frías mejillas
hasta otro lugares y momentos
en que el Castillo inmenso en guerras
se sentía invicto
y tu eras su torre más querida.

No mueras, vive y mora,
se alma de un pueblo
y cobijo,
deja que los silencios aniden en tu corazon,
despierta y grita,
lanza tus campanas al vuelo
y llama desde esas alturas
a esos tus hijos e hijas
para que sepan que en el Castillo de Garcimuñoz
siempre habra una voz fuerte y segura
clamando libertades y pidiendo justicia.

Autor: José Vte. navarro Rubio

domingo, 6 de noviembre de 2011

POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: DE UNAS SOMBRAS AVANZANDO

                                         ae83d IMG 6179 Castillo de Garcimuñoz


Debieron trotar los caballos
por las calles del Castillo de Garcimuñoz
aquel día
en que el infortunio
procuró la muerte del poeta
y si así fue que no lo dudo
desde entonces se cierran las puertas
a cal y canto
pues así se ha trasmitido
de buenos padres a mejores hijos.

No permanece la calle impasiva
ante tanta desgracia
y entre sombras que avanzan
comiéndose las fachadas
y parte del adoquinado
algo un alto en el camino
y miro hacia atrás pensando
que tiempos aquellos tan duros
y estos tan insolidarios.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: A UNA CALLE DE LINAJES ANTIGUOS

                                           f00ef IMG 6180 Castillo de Garcimuñoz


Calle de linajes antiguos
y de escudos señoriales
entre la cal de la paredes escondidos
me hundo en su paisaje
sereno, tranquilo y dormido
y camino
sin despegar la vista de las fachadas
y de los ventanales
de madera resentida por el paso del tiempo
que es su peor enemigo
hasta que llego a ese punto fijo
donde se vislumbra desde hace muchos siglos
la torre de una iglesia edificada
sobre las mismas dependencias señoriales del Castillo.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS RINCONES TRANQUILOS

        
                            f00ef IMG 6182 Castillo de Garcimuñoz

Me lleva este blancor desmedido,
cercano y tibio,
de puerta en puerta
por esas calles del Castillo
que se abren a mi paso
como queriendo decir
bienvenido seas amigo
y busco entre tanto
lienzo de pared antigua
eso que se llama orígenes perdidos.

Voy caminando por esas calles
donde el silencio
es su atributo más característico
y vengo a dar con un callejón
con voladizo
que como si fuera
una página de un libro antiguo
se me abre y me ofrece
a lo largo de su recorrido
solo aquello que un peregrino
quiere encontrar,
y ocurre todo esto 
en el momento justo
que miro por encima de las casas
y veo a unos cipreses
señalando con su dedo índice
hacia otros perdidos mundos.

Castillo eres
en esas horas de un domingo
en que todo parece estar dormido,
Castillo serás
cuando todos nosotros
de este mundo
hayamos desaparecido.


Autor: José Vte. Navarro Rubio 


POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ ESTA VIVO

                   f00ef IMG 6177 Castillo de Garcimuñoz

Tu fuisteis
castillo entre los castillos,
erigido,
en ese cerro
donde se hunden tus raíces,
para ser padre augusto
y paternal amigo
que protegía la vida
de todos aquellos vecinos
y lugareños
que se  venían a vivir
bajo tus murallas y torres,
dando tranquilidad
con tu sola presencia
a las huestes, siervos, labriegos,
donceles, mujeres y niños,
todos ellos repobladores
de un amplio y notorio señorío.

Vivisteis en los días
en que las banderas y estandartes
blandían en lo alto de las almenas
en señal de triunfo
y en aquellos otros momentos
en que la desgracia más grande
cayó sobre estas tierras
y como no podía ser de otra forma
tu castillo pagastes
los desaires por otros cometidos.

Amastes los inviernos fríos y duros
de copos de nieve
cubriendo tus viejas piedras
y de noches de recias lluvias
en que los relámpagos iluminaban
el orbe
y se dibujaban entre las negras nubes
fantasmas galopando en la lejanía
a la busqueda de unas coplas
perdidas por un soldado poeta
en la cuneta de un camino. 

Conocisteis de viejas historias
que se contaban
de padres a hijos.
Personajes ilustres, escritores,
conquistadores, padres agustinos,
cardenales y obispos
aparecen en las páginas de los libros.

Debisteis llorar muchas veces
a esas horas
en que las buenas gentes del lugar
se iban a dormir
y tu te quedabas a solas
vigilando 
desde lo más alto de tu noble edificio
las cañadas y caminos,
los campos con cultivos
las pobladas alamedas
de olmos, geranios y espinos
y los montes bajos
con chaparros, romero, espliego y tomillo. 

Y debistes ver la partida
de hijos e hijas de estas duras tierras
que se marchaban a la búsqueda
de nuevos horizontes 
con que reemprender una nueva vida
y tu desde siempre
hay quieto y tranquilo
esperas el retorno
de esos benditos hijas e hijos
repartidos por el mundo
auqnue solo sea para poder decir
curadas las heridas estoy vivo.

Autor: José Vte. Navarro Rubio
 

CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: SOBRE UNA FANTASIA MIA, CUENTO O COMO QUIERA LLAMARSE (1)

Historia de unos documentos antiguos que vinieron a caer en mis manos un día en que protegiéndome de la lluvia que caía sobre el lugar me guarnecí bajo las murallas del Castillo de Garcimuñoz. Me los vendió un afilador que por allí pasaba a cambio de unas monedas para comprar un cuartillo de vino blanco.

Así se puede leer en aquellos documentos. Falta el encabecimiento con sus escudos y el final con las firmas, así como la cubierta que la tuvo que ser de de piel vuelta de cabritillo:

Saber todos los menesterosos, ágiles de mente, cansinos, dados al buen vivir, pobres de solemnidad, trabajadores, labriegos, artesanos, pastores, gentiles, donceles, horneros, sepultureros, débiles de mente y bipolares, maniáticos depresivos,  que yo D. Juan Manuel, vuestro señor en esta villa, y aldeas, a la cual quiero, protejo y doto con buen alcazar. conventos, horno, prisión y horca, estoy por hacer en este día una confesión muy particular. Todo es debido a ese afán que tengo de ser buen pariente de mi abuelo y buen Rey, Don Fernando III, y de mi tío, Don Alfonso X. Tiene que ver este alegato con lo que  vino a decirme un día, mi tío, siendo yo muy chico y meón a ciencia cierta.

De esta forma leo:

".....de ti será una buena parte de esos mis dominios si eres capaz de armonizar tu dedicación al buen gobierno de tus súbditos con aquellas aficiones que siendolas mías deberán ser tuyas. Debes tener como libro de cabecera mi libro de las Partidas y deberías ser en todo y en aquello que los  demás te digan cuidadoso y fiel hasta el extremo de tener en lo abades, místicos, y gentes de la curia, a tus mejores amigos y enemigos pues de ellos aparte de ser el reino de los cielos lo son también estas porciones de tierras sobre la que nosotros gobernamos por que Dios así lo quiso y quiere. 

Sigo: Amplios son mis dominios pero a pesar de ello ten cuidado y se buen hijo de la santa madre iglesia (con mayúscula y minúscula) No seas dado a tener rencillas con ellos y si por algunas de ellas gozaras de oportunidad demuestra de tu sabiduría y allí donde pusieras casa funda también monasterio de monjes o monjas, a tu gusto,  ya que en ello te irá mucha tranquilidad y paz divina. 

Pos sigo: Que nadie diga que no he  puesto empeño en todo esto que digo y que se puede resumir en aleccionar como debe ser a mi sobrino,  hijo de un hermano, tan querido. Y lo hago tal y como manda mi estado y quiere la santa iglesia católica, mirando esa cuna de nogal en la que veo a un infante de dos años cumpidos mirándome con unos ojos tan llenos de vida.

Y sigo: Don Manuel hermano mío, ten a este tu hijo en buenos menesteres, dale cultura de Rey y enseñale a ser bondadoso y buen cristiano con sus súbditos. Enseñale a orar y a escribir en esta nuestra lengua tan culta y cuando sea mayor envialo lejos para que aprenda a ser, dentro de su soledad,  bondadoso y fiel con sus principios. Aun no siendo tu Rey pues mía es la corona que llevo sobre la cabeza te tengo por buen hermano y mejor amigo y a sabiendas de lo mucho que a ti y a mi nos va en este juego, se en lo que te digo muy cuidadoso hasta el extremo de que todo lo que yo te digo mediante estas letras te sea de buen provecho y mejor entendimiento" 

Otro digo, yo, Don Juan Manuel: ".... después de una lectura tan áspera y bendita, yo al que llaman Don Juan Manuel,  en buena testa aun y mejor entendimiento he leído este viejo pergamino a la luz de una  vela y a la ya casi dada la hora convenida de salir hacia el páramo viejo, allí donde brota el agua de una cueva llamada de la Montesina. Dicen de ella que hace tan cantidad de ruido en sus entrañas que pudiera ser que por ese Charcón pase algún río, vengo a decir muy afectado por esta lectura lo siguiente:

 “Sepan cuantos esta carta vieren y leyeren de no caer en fuego de encina:

"Como yo Don Juan, hijo del Infante Don Manuel, Adelantado mayor de la Frontera del reino de Murcia y yo Infanta Doña Constanza su mujer, hija del muy noble Rey Jaime (II), por la gracia de Dios Rey de Aragón, damos de buen talante  y de buena voluntad... Por ende queremos que haya en la nuestra villa , que es llamada el Castiello (de Garci Muñoz), un Monasterio de frailes de la Orden del Bienaventurado Confesor Señor Don Agustín; y damos para hacer el dicho Monasterio un solar que compramos de quienes era, y el otro que es nuestro, y dámoslo a vos, Don  Fr. Pascual de Deuza; Prior de Toledo... y el dicho solar está a la puerta que dicen de Cuenca, por aquellos mojones, que yo Don Juan puse por mi mano. Pero queremos que no se haga en el dicho Monasterio fortaleza de que pueda venir daño a la villa ni al nuestro alcázar... Dada en el Castillo (de Garci Muñoz) el día once de Mayo de 1326.”

Sigo: Estando a junio de 1328, kalendas no las cito, dono al monasterio un horno de pan propiedad mía en el Castiello de Garcimuñoz, sito en la calle del Romeral, con la única condición que se me suministre en días de cocción de ese pan tan bendito y por si algunas de aquellas así no fuere tomaré yo de nuevo el horno. Si alguna vez se hablare de esta donación sea con inteligencia y si alguien desparramara sobre página algún comentario sobre esta donación que se sepa que lo hice a sabiendas, bien aconsejado y con conocimiento de causa.

Dicho todo esto, ante hombres buenos, podencos y testigos, en la escribanía de mi casa solariega, castillo, mansión, aposento y lugar preferido para escribir de estas cosas y dar bienes mios a los que yo quisiere hacerlo, por ser dueño y señor de todo lo que vieren ojos algunos en nada más que asomar las cejas por la ventana mayor de esta planta alta por la que yo miro de vez en cuando, preferentemente al paso de las grullas, anades y palominos. 

Otro digo: Ahora estando todavía muy callado y quieto y metido en esta extraña lectura que mi copero mayor me ha traído por descansar detrás de unas tablillas que las hay en la parte norte de mi palacio vengo también a decir en este año de 1339 que cedo a los frailes de este convento por mi protegido: "et eso mismo de todas las otras heredades que ay en termino de Alarcon, así de casas y viñas como de la otra heredad (...): que ayan sus escusados libres y quitos assi como las auien aquellos que las hertedades dieron"

A punto de poner fin digo: Cansado yo, Don Juan Manuel, el de las moralejas,  de remover tanto papel dejo este cometido, en este momento y hora, en que vienen a decirme que ya esta todo preparado para salir hacia La Nava, por donde dicen que pasa estos días buenas aguas, de un río de corriente efimera pero muy dado, cuando le viene en gusto a la naturaleza, a salirse de madre, cauce y ribera y llenarme de barro hasta los mejores de los caminos por los que yo transito camino de mi Pinarejo, el de los buenos labriegos y amigos, de aguas avellanadas, dulces y ricas en minerales, y pìñones tan grandes como torre de castillo.

continuará
Autor: José Vte. Navarro Rubio


viernes, 4 de noviembre de 2011

EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: DESVIO TENTADOR EN LA A3

Recojo a continuación unas leyendas que tienen que ver con el Castillo de Garcimuñoz y con el autor del artículo Emilio Garrido. El artículo se titula: "desvios tentadores en la A3":

LAS LEYENDAS

¿Quién fue esta Isabel de Villena que da nombre a instituciones feministas? La respuesta no se encuentra en Alarcón, sino en Castillo de Garcimuñoz, a pocos kilómetros, en el páramo conquense, tierras de nobles beltranejos, rebeldes a la Corona. Sobre una loma, un mazacote de piedra se enseñorea de los trigales con sus cuatro torreones de piedra a medio derruir. Regios sillares al aire, rudos contrafuertes, mucha batalla. Allí, uno de los Pachecos de la casa de Villena quiso casar a la más delicada de sus hijas con un viejo. Isabel se negó porque amaba a un simple paje. El marqués encerró a su hija por díscola en el frío Garcimuñoz. El amante tuvo que huir a Flandes so pena de ser encerrado de por vida. Siete años esperó la doncella. Al séptimo, cuando ya don Enrique volvía de la guerra, rico y señor, a por su dueña, en vez de esponsales encontró un funeral. Desesperado, quiso verla por última vez. Tres personas le abrieron el sepulcro. A las tres premió con generosidad. Allí permaneció toda la noche.

El pueblo de Castillo de Garcimuñoz se extiende en una suave pendiente por dos calles que guardan algunos distintivos en las fachadas de sus casas. Uno pertenece a la casa-palacio en la que el infante don Juan Manuel escribió la mayor parte de sus textos. Otra de las leyendas habla de la muerte de Jorge Manrique a pie de los torreones. Me la cuenta un viejo en la tasca. Nunca se supo muy bien quién lo mató, pero lo cierto es que los Reyes Católicos mandaron ahorcar a seis prisioneros del enemigo en represalia y el marqués de Villena se vengó ordenando la ejecución de otros seis del bando rival. Le tocó en suertes a un escudero vecino de Villanueva de la Jara llamado Talaya. Como estaba casado y con hijos, su hermano menor, que estaba soltero, se hizo pasar por él y acabó subiendo al cadalso en su lugar. "Y así murió este mancebo / por dalle vida a su hermano, / el cual de gran hermandad / notable ejemplo ha dejado".

Caminamos la historia sobre un fermento de sangre inútil. Por las laderas de Garcimuñoz crecen las lavandas y espliegos con un aroma de otra época. La reconstrucción del castillo va para largo. Ignoro qué alcalde pudo permitir la instalación de una central hidroeléctrica junto a los muros

EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y EL JARDÍN DE FLORES CURIOSAS DE ANTONIO TORQUEMADA (1575)

Así viene más o menos escrito en el libro 2Jardín de flores curiosas" de Antonio Torquemada (1575): 

Y no es justo que dejemos de decir los secretos y propiedades de dos fuentes que hay en nuestra España, en que no hay pequeña especulación: la una se halla en una cueva que llaman de la india, que está cabe una puente que se llama de Talayuelas cerca del Castillo de Garcimuñoz, y aunque yo no la he visto, lo  lo que de ella me han  certificado muchas personas es, que destila un agua, que cayendo se hiela y endurece de manera que queda hecha piedra tan fuerte que nunca mas se deshace, antes se pone en muchos edificios y aprovecha para ellos.

jueves, 3 de noviembre de 2011

EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ/YUCATAN Y MANUEL MARTINEZ DE MONTEALEGRE

Hombres intrepidos nacieron en el Castillo de Garcimuñoz: Entre ellos destacamos, a continuación, la figura de dos hermanos: Manuel Martinez de Montemayor y Lucas Martinez de Montemayor.

Tal y como se  recoge en el libro: Cabildos y élites capitulares en Yucatán: Dos estudios  de Victorria Gonzalez Muñoz  y Mª Isabel Martinez Ortega. No lo tuvo fácil Manuel Martinez de Montealegre durante su etapa como teniente gobernador y auditor de guerra. Los fiadores de su residencia se habían opuesto diciendo que el oficio de teniente expiaba con la muerte del gobernador. Los pleitos fueron largos y debido a ese motivo Manuel Martinez refirió al Rey el conflicto dando el fiscal la razón al teniente ya que el nombramiento era por facultad real. Consecuencia de ello se declaro nula la multa que se le había impuesto y la supresión de oficio imponiéndose a los gobernadores de Merida una sanción de 500 pesos.

El conflicto se dio en el año 1663 cuando los alcaldes gobernadores de Merida, capitán Pedro de Cespeda y Fernando de Aguilar galiano, comunicaron a los alcaldes gobernadores de Campeche que el licenciado Manuel Martinez, nuestro teniente asesor, se había ido a Merida sin su licencia, notificandole una multa de 1.000 ducados, privación de oficio y vuelta a la ciudad, pero Montealegre hizo caso omiso y continuo su camino.

Documentación:

Nombramiento de Manuel Martínez de Montealegre como teniente de Gobernador de Yucatán en el año 1660

Año 1661: Expediente de información y licencia de pasajero a Indias de Manuel Martínez de Montealegre, teniente de gobernador y capitán general de la provincia de Yucatán, Mérida y Campeche y auditor de guerra, abogado de los Reales Consejos, natural del Castillo de Garcimuñoz (La Mancha), hijo de Lucas Martínez de Montealegre y de Feliciana Niño, a Yucatán, con las siguientes personas:

- Lucas Martínez de Montealegre, hermano, natural del Castillo de
Garcimuñoz
- Antonio de Avila, criado, natural de Utrera, hijo de Fernando de
Avila y de Isabel de Reina. Fecha final

1670 Residencia de Rodrigo Flores de Aldana, Gobernador de la provincia de Yucatán, por Frutos Delgado, oidor de la Audiencia de México. Unida a la residencia está la causa criminal que fulminó el juez de residencia contra el residenciado y Manuel Martínez Montealegre, su teniente, y la visita que hizo el Gobernador a los pueblos de indios de su distrito y otros autos que se acumularon para comprobación de los cargos. (Continua en 315 B, 316 A, 316 B, 317 A, 317 B, 318 A y 318 B) (Vid. tb. 328 A, 328 B y 328 C) 8 piezas

1670 Residencia de Rodrigo Flores de Aldana, Gobernador de la provincia de Yucatán, por Frutos Delgado, oidor de la Audiencia de México. Causa criminal que fulminó Frutos Delgado contra el Gobernador Flores de Aldana y Manuel Martínez de Montealegre, su teniente. Fenecida en 1672. (7º legajo) 4 piezas

1670 Residencia de Rodrigo Flores de Aldana, Gobernador de la provincia de Yucatán, por Frutos Delgado, oidor de la Audiencia de México. Causa criminal que fulminó Frutos Delgado contra el gobernador Flores de Aldana y Manuel Martínez de Montealegre, su teniente. Fenecida en 1672. (6º legajo) 6 piezas

1670 Residencia de Rodrigo Flores de Aldana, Gobernador de la provincia de Yucatán, por Frutos Delgado, oidor de la Audiencia de México. Causa criminal que fulminó Frutos Delgado contra el Gobernador Flores de Aldana y Manuel Martínez de Montealegre, su teniente. Fenecida en 1672. (5º legajo) 7 piezas

1663 Campeche
Carta de Manuel Martínez de Montealegre, Teniente Gobernador de Yucatán.

1666 Merida de Yucatan

Carta de Manuel Martínez de Montealegre, Teniente Gobernador de Yucatán.

1665 Merida de Yucatan

Carta de Manuel Martínez de Montealegre, Teniente Gobernador de Yucatán.

1680  Manuel Martínez de Montealegre, alcalde mayor de Córdoba, contra Mateo Muñoz y otros sobre desacato a la autoridad.

Lucas Martinez de Montealegre:

Hermano de Manuel obtuvo el bastón de capitán para el puerto de Silán. Estos capitanes a guerra respaldaban con su autoridad los repartimentos que había distribuido por orden del gobernador los jueces.

Las insignias de capitán de guerra se daban bajo el pretexto de que era necesario para la guarda de lso puertos, cuando en realidad lo único que hacían era servir los intereses del gobernador, obligando a los indios a aceptar los gravoso repartimentos de los jueces bajo el presión de su autoridad como capitanes de guerra (Homenaje al Dr Muro Orejon Volumen 1, Facultad de Filosofía y Letras- Universidad de Sevilla

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SU INFANTE

                                            Torre del Castillo


Se abre la larga calle
entre blancas fachadas
y un cielo entristecido
que rodea a la torre del castillo
como si se viniera a acabar el mundo
en el lugar justo
donde la gran mole defensiva
se alza sobre el resto de viviendas
como queriéndoles decir
¡aquí estoy yo,
por si hace falta de mi concurso!

Hombres versados
en el arte de la guerra
pusieron piedra tras piedra
en esos elevados muros y defensas
de un castillo
que permanece dormido
desde los lejanos días
en que las guerras dieron paso a la paz
y las picas, espadas y mazas de los soldados
a las hoces afiladas de los campesinos.

Ser señor y culto escritor
de esas tierras y de ese castillo
en las tierras de Montearagón
y vivir siempre a la espera
de poder ser Rey por un día.

Ser señor
de combativas huestes
y fieles servidores
que por ti morían
con tal de crear un estado
dentro del corazón de Castilla.

Ser señor y poder decir
que de tus días por estas tierras
y amor por la cetrería
están estas tierras impregnadas
de hermosas palabras por ti escritas

Autor: José Vte. Navarro Rubio

EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y FRAY GREGORIO DE ALARCÓN

Hoy vamos a hablar de Fray Gregorio de Alarcón, nacido en el Castillo de Garcimuñoz el 12 de septiembre de 1576. Según se recoge en el libro de Juan José Vallejo Penedo, OSA, "Tornaviaje, El episcopado agustiniano en Hispanoamerica y Filipinas (1533-1821).  Profesó fray Gregorio en el convento de  recoletos de Salamanca, fue Provincial en su congregación y fue presentado para la diócesis de Nueva Caceres (Filipinas) pero antes de ser nombrado en Roma se le presentó  para Santiago de Cuba, siendo nombrado obispo el 29 de abril de 1624. Se consagró en Madrid en el convento de los recoletos poco después, siendo el obispo consagrante Fr. Juan Bravo  de laguna, OSA, obispo de Ugento (Italia). Se embarcó en Cadiz en el mes de julio de 1624 pero falleció en agosto, durante la travesía, cunado se encontraba a la altura de la isla de Saona, cerca de Santo Domingo . Su cadaver fue arrojado al mar.

El hecho de su muerte trágica fue considerado por algún cronista perverso miembro de la Recolección como un castigo divino por haber aceptado el nombramiento cuando su congregación tiene prohibido asumir dignidades y prelacías.

Sobre el viaje a Roma en la página oficial de los Agustinos Recoletos. Provincia de San Nicolás de Tolentino, se recoge lo siguiente:

Aquellos “trece de la fama”, plantados ante el Papa

23-01-2010

El 23 de enero de 1610, el papa Paulo V promulga un documento por el que anula la supresión de los agustinos recoletos, que había decretado poco antes. Se debió sobre todo a la presión ejercida por Gregorio de Alarcón y otros 12 recoletos, desplazados a Roma.

Se cumplen hoy, 23 de enero, 400 años del breve Aliquam postquam. En virtud de este documento, el papa Paulo V revocaba otro suyo por el que suprimía la Recolección agustiniana, cuando ésta no había cumplido siquiera un cuarto de siglo. Posiblemente no ha habido en toda la historia de la Orden un momento tan crítico y providencial como éste. Y pocos recoletos han hecho gala de tanta humildad, decisión y amor al hábito como Gregorio Alarcón de Santa Catalina.

La manifestación que duró más de un año

Con el breve del 23 de enero de 1610 culminaba un espectáculo que hubo de tener
admirada a la ciudad de Roma durante muchos meses: el de trece frailes agustinos recoletos, de pies descalzos y aspecto venerable, que esperaban ser recibidos en audiencia por el papa Paulo V. Habían venido caminando desde España y eran el centro de atención, no sólo de curiosos y visitantes, sino también del embajador español y de todos los círculos diplomáticos.


Podemos imaginarnos a
aquel pelotón de religiosos, de hábito negro y humilde continente, plantados en los alrededores de la plaza de San Pedro y haciendo allí, en público, su vida conventual (rezos, ceremonias y comidas), mientras esperaban la audiencia. No mostraban pancartas, de seguro, ni hacían declaraciones; simplemente esperaban. Pero su presencia ya era una medida de presión, que terminaría surtiendo los efectos apetecidos.


Antes de las navidades de 1609, probablemente, y
tras casi un año de acampada en Roma, el grupo de frailes recoletos es admitido ante el Santo Padre, a la sazón Paulo V, de la poderosa familia Borghese. Todos cumplen el ceremonial entonces de rigor: hacen ante él las tres genuflexiones y le besan el pie. En nombre de todos habla Gregorio Alarcón de Santa Catalina, provincial. Sus palabras iniciales son de impacto, tomadas de las Lamentaciones del profeta Jeremías: Recuerda, Señor, lo que nos ha ocurrido. Míranos, y ve cómo nos ofenden (5, 1). Luego continúa exponiendo su situación con vigor, brevedad y abundancia de razones. Termina llorando él, lo mismo que todos sus hermanos.

El Papa está enternecido, pero no por ello deja de pedirle cuentas a fray Gregorio. A sus oídos han llegado voces que
lo acusan de ser un ambicioso. Alarcón no se defiende; responde, simplemente, con el gesto de humildad tradicional en los conventos: se postra y besa el suelo, sin decir palabra. El Pontífice le pide una explicación. El fraile se limita a mostrarle el hábito áspero que viste, así como sus brazos y pies, llagados del camino. Añade que, de ser ambicioso, se habría servido de sus cargos para vivir regaladamente. La respuesta es del agrado del Papa, que imparte su bendición sobre el grupo. El breve tan ansiado no tardará en concederse.


¿Qué había ocurrido para llegarse a una situación tan extrema? Hubo de ser algo de suma gravedad. El núcleo del problema tiene que ver con personas concretas, aunque hay todo un mar de fondo que desencadena la crisis.

Acuerdo preelectoral

Los hechos escuetos son contundentes y graves. La rivalidad existente entre los dos
líderes de la Recolección, Alarcón y Juan de Vera, desemboca en un acuerdo que atenta contra el régimen representativo propio de una comunidad religiosa. Según dicho acuerdo, en un primer trienio Vera sería elegido Provincial y Alarcón prior del convento de la ciudad capital; y al trienio siguiente se trocarían los puestos. Así se hace en el Capítulo de 1605, en el que Juan de Vera sale elegido Provincial y Gregorio de Alarcón es el prior de Valladolid, la ciudad donde reside la corte de Felipe III.


Pero ocurre que, al año siguiente,
la corte es trasladada a Madrid, y Alarcón hace valer sus derechos. De acuerdo con el provincial, hace elegir para Madrid un prior que debería canjear de inmediato su priorato por el de Valladolid. Y así se hace.


Las cosas no quedan ahí, sino que se llega incluso al
enfrentamiento abierto entre los dos protagonistas. Estamos a comienzos de octubre de 1607 y Juan de Vera realiza la visita oficial al convento de Madrid. A juicio de Alarcón, la inspección dura demasiado, y así lo manifiesta públicamente, cosa que inquieta y siembra la discordia en la comunidad, hasta el punto de obligar a intervenir al Nuncio. Vera es amonestado pero, a su vez, él suspende a Alarcón de su oficio de prior y lo destierra de Madrid durante seis años.
 

Llega finalmente el
Capítulo, en abril de 1608. A la hora de los nombramientos, resulta elegido Gregorio de Alarcón. El presidente, delegado del Nuncio, se niega a confirmar la elección y pide se elija a otro candidato. Hay nueva elección y Alarcón es elegido de nuevo.


A raíz de esto, el escándalo se hace público y Vera confiesa al Nuncio la componenda. El Nuncio la comunica a Roma y se desencadena un
conjunto de presiones que culminará en el breve del 16 de julio de 1608, por el cual los agustinos recoletos son incorporados a todos los efectos a la Orden de San Agustín, de la que habían nacido. Los 23 conventos que la Recolección cuenta en Castilla, Aragón y Filipinas, quedan desligados entre sí y sujetos a la autoridad de los agustinos.

Mar de fondo

Puede sorprender que este incidente de alcance personal desencadenara una decisión tan grave en Roma. Pero hay que tener en cuenta que no se trata sólo de un asunto eclesiástico. La reforma de los agustinos recoletos, como tantas otras de este tiempo, obedece a la voluntad decidida del
rey Felipe II; es una de sus líneas políticas. Ya estaba claro en 1588, cuando la reforma se lleva a cabo. Y, por si quedaran dudas, el Rey Prudente lo remarca cuatro años más tarde, cuando el provincial agustino Gabriel de Goldáraz comete la ligereza de obligar a sus recoletos a calzarse. Éstos presentan un memorial al rey y él prohibe a Goldáraz innovar nada, porque la Recolección –dice ha surgido “por determinación de mi real voluntad”. El hijo de Felipe II, Felipe III, continuará la misma política de apoyo a las órdenes reformadas.

No es de extrañar, pues, que en todo este asunto intervengan funcionarios, ministros y embajadores, igual que el General agustino de Roma, el Nuncio y los altos representantes de la Curia pontificia. Todos, de una u otra forma, influidos por el
clima de tensión que caracterizan la relación entre las dos ramas, de agustinos y agustinos recoletos.


Un ambiente de tensión que siempre había existido –desde que surgen la primeras comunidades recoletas, a partir de 1589- y que se va haciendo más denso a medida que éstas aumentan en número e incrementan su autonomía. Ciertamente, el acuerdo entre Alarcón y Vera tiene connotaciones personales y egoístas, pero también representa el
intento de los dos líderes recoletos por aglutinar el grupo de sus hermanos de hábito, que se siente amenazado por las pretensiones de los agustinos.


En fin, cabría preguntarse si el estado de las comunidades recoletas justificaba una decisión tan radical. Y no parece que fuera así, a juicio de los historiadores. El común de los frailes llevaba una
vida de plena observancia, bien ajenos a las tramas y ambiciones de unos pocos. Eso es lo que Gregorio de Alarcón hace valer ante Paulo V.

Relacionado también con su vida Gil Gonzalez Davila, recoge en el tomo I de la obra "Teatro eclesiástico de la primitiva iglesia de las Indias Occidentales...", que tuvo por patria Fray Gregorio al Castillo de Garcimuñoz y fueron sus padres el licenciado Avila y Elvira de Alarcón. Fue religioso de San Agustín y tomo hábito en el convento de Salamanca el 22 de septiembre de 1576. Fue de los primeros religiosos que tuvo la descalcez de esta orden y Provincial en ella. Fue a Roma a cosas de su religión a pie en el año 1612, electo obispo de Caceres en Filipinas y Obispo de Cuba. Consagrole en el convento de los Recoletos Agustinos de Madrid D. Juan Bravo de laguna, obispo de Urgento, religioso agustino. Partió a su obispado a pie descalzo y el Consejo de las Indias le mandó fuese con la decencia que pide la dignidad. Embarcose y murió en el mar, donde fue sepultado. Celebra su memoria en su alfabeto agustiniano el reverendísimo P.F. Tomas de Herrera pag 305. Col. 1 y 2

Otra bibliografia:

Patritium Gauchat, OMconv. Hierarchia Catholica medii et recentioris aevi vol. IV Monasterii 1935 p. 206

Vidal Guitarte Izquierdo: Episcopologio Español 1500-1600. Españoles obispos en España, América, Filipinas y otros paises. Roma 1944 nº 923 

Autor: José Vte. Navarro Rubio

miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y FRAY JERONIMO SERIPANDO

                                         Seripando 01.JPG

Fray Jeronimo Seripando (1493-1563) nacido en Napoles, Seripando, fue orador, teólogo, reformador católico (Pio IV lo envió a Trento como legado de la Santa Sede). Su relación con el Castillo de Garcimuñoz y con el convento de agustinos tuvo que ser como consecuencia de su incorporación en el año 1541 al capitulo celebrado en Dueñas, Valladoli. A partir de ese momento los agustinos dedicarían dentro de su orden  una mayor  dedicación al estudio y observancia personal. Entre otros mantuvo Seripando correpondencia con Santo Tomas de Villanueva y con Garcilarso de la Vega

En el libro "Exposición dellibro de Job, volumen 1, de Luís de León y Javier Sanjose, viene recogido que fue decisivo para la reforma de la orientación de la orden la presencia en España del general de los Agustinos.


José Vte Navarro Rubio

martes, 1 de noviembre de 2011

CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: ESTUDIANTES SIGLOS XVIII-XIX Y PRINCIPIOS DEL XX

 Relación de alumnos del castillo de Garcimuñoz siglos XVIII-XIX y principios del XX:

Alcalde, Joaquín:  alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central. Año 1923

Bausa Alcalde, José: alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central. Año 1926

Buendía Muñoz, Lorenzo: alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad Central: 1887

Bausa Alcalde, Rafael: alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central. Año 1926

Carrión Torrijos, Albino: alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central: 1926

Muñoz Marquina, Basilio: alumno de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central: 1868

Muñoz Perona, Dominico: alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad: 1916

Pérez Guijarro, Álvaro: alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central: 1894

Pérez Guijarro, Amó: alumno de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central: 1894

Nuñez cabañero, Manuel: alumno del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos: 1830  

José Joaquín Pobeda Ortega-Carrillo Soria y Alfaro-Moreno :Academia de San José de la Universidad de Alcalá: 1765

Autor: Jose Vte. navarro Rubio
                                   


                                    

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS LLANOS

Ver los llanos
extenderse a lo lejos
y divisar el lugar
donde el monumento indica
que por allí
cayó herido de muerte D. Jorge Manrique
y subir sin cruz a cuestas
pero con muchas fatigas
ese elevado camino
que nos lleva
hasta el viejo hospital del Castillo
y volver a retomar nueva senda
bordeando todo el perímetro
de tan augusto histórico conjunto
para terminar por entrar
en los viejos portalones
en los que columnas renancentistas
continúan haciendo con sumo gusto
de esbeltas centinelas perennes
como si no hubieran pasado los días
y estuviéramos en otros siglos.

Blanco resplandor
el de algunas paredes
ciegan la vista
y nos muestran su inocencia pura
aunque certero es
que bajo esas capas de cal muerta
se esconden retazos de muchas vidas
de castilleros y castilleras orgullosos de su signo
tal y como vienen a decirnos
los tan insignes escudos
de sus nobles casas solariegas


Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESIA: ESTAR A LA VERA DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ

                                                 







Estar a la vera del castillo
y saber que estás protegido
por ese algo misterioso
que envuelve el lugar
y nos hace creer
que todavía hoy en día
se abre el viejo portalón
para dejar entrar dentro de su recinto
a los recios caballeros
y abigarradas huestes
que buscan su protección
cuando ya el sol
cayendo entre los chaparros
anuncia misteriosas noches
de inviernos largos y fríos.

Comprobar las almenas vacías
y entender
que la muerte acecha al lugar
en forma de camposanto
enclavado allí donde la chusma y soldadería
preparaba sus armas
para el duro combate
contra todo tipo de enemigos.

Ver las heridas abiertas
en ese cuerpo robusto
que da nombre al lugar
y se muestra orgulloso
a todas las horas del día
como si fuera un extraño fenómeno de la naturaleza
y asombrarse uno
ante la contemplación de tanta tecnología
en medio de piedras tremendamente toscas
y en declarada ruina.

¡Tiempo al tiempo
Castillo de Garcimuñoz!
de todos los castillos mi preferido
y quiera el destino
que a sabiendas de que eres castillo
te muestres recio y noble
ante los visitantes taciturnos,
curiosos, turistas y vagabundos
que llegan hasta el lugar
para sacar unas fotografías,
saborear agua de sus fuentes
y poder decir estuve allí
donde fue herido de muerte Jorge Manrique.
autor de las coplas
por la muerte de su padre.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: CASTILLO DE GARCIMUÑOZ DONDE EL SILENCIO DUERME EN LA RAMA DE LOS ÁRBOLES

Pasear por el Castillo de Garcimuñoz
a esas horas en que el camposanto se ve visitado
por vecinos que llegan hasta sus puertas
para colocar ramos de flores sobre las tumbas
de sus seres más queridos
y andar por sus calles señoriales
por las que un día paseó un gran señor
a lomos de un brioso caballo
rodeado de una corte de súbditos
que a toque de trompetas
despejaban la entrada al castillo
y anunciaban que ya caído el día
regresaba el infante culto hasta su palacio
para dar buena cuenta de esos manjares exquisitos
y de aquellos vinos copiosos
capaces de nublar la vista
hasta del más pintado de los mortales.

Llegar a la vera del convento de agustinos
y ver como de su altiva presencia
quedan restos y más restos esparcidos
a lo largo y ancho de un gran perímetro
en cuyo espacio interior sobresalen
las ramas juguetonas de viejos árboles
que por allí crecieron a la espera de volver a escuchar
cánticos espirituales
donde ahora reinan silencios
y trinos de pequeñas aves
que vuelan desconsoladas a la búsqueda de sus nidos.

Dejarse llevar por la marea
de unos silencios dignos
y buscar entre tantos silencios
explicación alguna
que nos indique el por qué
estos pueblos de tanta arraigo y solera
han quedado convertidos
en abandonados lugares
de una geografía manchega
tan escasamente protegida
como si no hubiera existido.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: HECHICERIA Y SUPERSTICION

En el libro de Juan Blazquez Miquel, Hechiceria y superstición en Castilla la Mancha", se recogen una serie de casos que tienen que ver con el Castillo de Garcimuñoz:

El primer caso está relacionado con Catalina Morena, hechicera morisca, que vivía en el Castillo de Garcimuñoz y con una intervención suya en un acto de hechiceria. Parece ser que había un morisco Pedro de Patiña que para impedir el matrimonio de su hija, tomó un gallo y le metio un asador po el trasero, sacándoselo por la cabeza. Luego lió al novio con unos corales por todo el cuerpo y de esta forma evitó la boda, pues el joven quedó ligado. Para dar mayor fuerza al hechizo ocultó en una pared una figura de cera, que representaba al novio, a la cual clavó un alfiler en su sexo.

El segundo caso ocurrió hacia el siglo XVI. Sería para el año 1588, cuando Francisco de Torralba, vecino del Castillo de Garcimuñoz, es procesado acusado de astrólogo. Por su declaración sabemos que tan sólo en esa localidad había en esos momentos otros tres personajes dedicados a esos menesteres: Diego de Carrillo de Alarcón, Diego de Cabrera y el más importante, Gaspar Cavallón, quien había aprendido astrología en Valencia. con el famoso maestro Antonio Juan Ripolles. Todos ellos se dedicaban a levantar cartas astrales y eran continuamente solicitados sus servicios de todos los lugares de los alrededores.

Paisano del anterior y mucho más famoso, fue Eugenio Torralba. Hombre de gran inteligencia y no menos fantasía. Estudiante de medicina  y filosofía en Roma. Allí trabó amistad con un dominico, aficionado a las artes ocultas, que tenía un espíritu a buen servicio, llamado Zequiel, que regaló a Torralba. Este se le apareció en forma de arrogante joven, vestido de negro y rojo y se puso a su incondicional servicio. Le enseñó secretos con los cuales Torralba hizo portentosas curaciones; le reveló secretos de estado etc.

También le permitió viajar rapidamente a grandes distancias para lo cual utilizaba una caña y una nuve de fuego.

Así llegó a ser médico de la reina viuda de Portugal, Doña Leonor. En una noche fue y vino a Roma, donde asistió al famoso saqueo de la ciudad por las tropas imperiales.

El tribunal del santo Oficio de Cuenca le detuvo, acusándole de nigromancia, en 1528. Fue, sin embargo, tratado benignamente tan solo a unos años de cárcel, aunque fue indultado a los cuatro años, volviéndose a ejercer la medicina y llegando a ser nada menos que médico de Don fadrique Enríquez, Almirante de Castilla.

Viene a decir de Torralba Marcelino Menéndez y Pelayo, en su 'Historia de los heterodoxos españoles' ( apartado 'Principales procesos de hechicería. – Nigromantes sabios: El Dr. Torralba'), lo siguiente:

«La magia docta del siglo XVI, la que se alimentaba con los recuerdes de la teurgia neoplatónica y crecía el calor de los descubrimientos de las ciencias naturales, adelantándose audazmente a ellas entre vislumbres, tanteos y experiencias; mezcla informe de cábala judaica, supersticiones orientales, resabios de [263] paganismo, pedanterías escolares, secretos alquímicos y embrollo y farándula de charlatanes de plazuela; la ciencia de los Paracelsos, Agripas y Cardanos apenas tuvo secuaces en España. Recórrase la dilatada y gloriosa serie de nuestros médicos, desde Valverde, uno de los padres de la anatomía, juntamente con Vesalio, hasta el Divino Vallés y Mercado y Laguna, y apenas se encontrará rastro de ese espíritu inquieto, aventurero y teósofo. El espíritu de observación predominaba siempre entre nuestros naturalistas, y a él deben su valor las obras de los Acostas, Hernández y García de Orta. Lejos de nosotros siempre esa interpretación simbólica de la naturaleza, esa especie de panteísmo naturalista que solía turbar la mente de los sabios del Norte, moviéndolos a escudriñar en la materia ocultos misterios y poderes y a ponerse en comunicación directa o mediata con los espíritus animadores de lo creado. Sólo de un hombre de ciencia español tengo noticia que pueda ser calificado plenamente de nigromante docto a la vez que de escéptico y cuasi materialista. Llamábase el Dr. Eugenio Torralba y era natural de Cuenca, como tantos otros personajes de esta historia. Su nombre, y la más singular de sus visiones de nadie son desconocidos gracias a aquellas palabras de Don Quijote subido en Clavileño: «Acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba, a quien llevaron los diablos en volandas por el aire, caballero en una caña, cerrados los ojos, y en doce horas llegó a Roma y se apeó en Torre de Nona... y vio todo el fracaso, asalto y muerte de Borbón, y por la mañana estaba de vuelta en Madrid ya, donde dio cuenta de todo lo que había visto; el cual asimismo dijo que cuando iba por el aire le mandó el diablo que abriese los ojos y los abrió, y se vio tan cerca, a su parecer, del cuerpo de la luna, que la pudiera asir por la mano, y que no osó mirar a la tierra por no desvanecerse». Torralba había ido a Italia muy mozo, de paje del obispo Volterra, después cardenal Soderini, y en Roma había estudiado filosofía y medicina, contagiándose de las opiniones de Pomponazzi acerca de la mortalidad del alma, y cayendo, por fin, en un estado de absoluta incredulidad, a lo cual contribuyó su trato con un renegado judío, llamado Alfonso, como Uriel da Costa y otros de su raza, había parado en el deísmo y en la ley natural. Otro de los amigos de Torralba en Roma allá por los años de 1501 era un fraile dominico dado a las ciencias ocultas, que tenía a su servicio, pero sin pacto ni concierto alguno, a un espíritu bueno, dicho Zequiel gran sabedor de las cosas ocultas, que revelaba o no a sus amigos según le venía en talante. El fraile, que estaba agradecido a Torralba por sus servicios médicos, no encontró modo mejor de pagarle que poner a su disposición a Zequiel. Este se apareció al doctor, como Mefistófeles a Fausto, en forma de joven gallardo y blanco de color, vestido de rojo y negro, [264] y le dijo:»Yo seré tu servidor mientras viva». Desde entonces le visitaba con frecuencia y le hablaba en latín o en italiano, y como espíritu de bien, jamás le aconsejaba cosa contra la fe cristiana ni la moral (2097); antes le acompañaba a misa y le reprendía mucho todos sus pecados y su avaricia profesional. Le enseñaba los secretos de hierbas, plantas y animales, con los cuales alcanzó Torralba portentosas curaciones; le traía dinero cuando se encontraba apurado de recursos; le revelaba de antemano los secretos políticos y de Estado, y así supo nuestro doctor antes que aconteciera, y se los anunció al cardenal Cisneros, la muerte de D. García de Toledo en los Gelves y la de Fernando el Católico y el encumbramiento del mismo Cisneros a la Regencia y la guerra de las comunidades. El cardenal entró en deseos de conocer a Zequiel, que tales cosas predecía; pero como era espíritu tan libre y voluntarioso, Torralba no pudo conseguir de él que se presentase a Fr. Francisco. Prolijo y no muy entretenido fuera contar todos los servicios que hizo Zequiel a Torralba, sin desampararle aun despues de su vuelta a España en 1519. Para hacerle invulnerable le regaló un anillo con cabeza de etíope y un diamante labrado en Viernes Santo con sangre de macho cabrío. Los viajes le inquietaban poco, porque Zequiel había resuelto el problema de la navegación aérea en una caña y en una nube de fuego, y así llevó a Torralba en 1520 desde Valladolid a Roma, con grande estupor del cardenal Volterra y otros amigos, que se empeñaron en que el doctor les cediese aquel tesoro; pero en vano, porque Zequiel no consintió en dejar a su señor. En 1525, y a pesar de tan absurda y extravagante vida, Torralba llegó a ser médico de la reina viuda de Portugal, doña Leonor, y con ayuda de Zequiel hizo maravillas. Acortémoslas para llegar a la situación capital eternizada por Cervantes. Sabedor Torralba, por las revelaciones de su espíritu, de que el día 6 de mayo de 1572 iba a ser saqueada Roma por los imperiales, le pidió la noche antes que le llevase al sitio de la catástrofe para presenciarla a su gusto. Salieron de Valladolid en punto de las once, y cuando estaban a orillas del Pisuerga, Zequiel hizo montar a nuestro médico en un palo muy recio y ñudoso, le encargó que cerrase los ojos y que no tuviera miedo, le envolvió en una niebla oscurísima y, después de una caminata fatigosa, en que el doctor, más muerto que vivo, unas veces creyó que se ahogaba y otras que se quemaba, remanecieron en Torre de Nona y vieron la muerte de Borbón y todos los horrores del saco. A las dos o tres horas estaban de vuelta en Valladolid, donde Torralba, ya rematadamente loco, empezó a contar todo lo que había visto. Con esto se despertaron sospechas de brujería contra él, y le delató a la Inquisición su propio amigo D. Diego de Zúñiga, [265] que ni siquiera agradecía a Torralba el haberle sacado adelante en sus empresas de tahúr. Y como, por otra parte, el médico, lejos de ocultar sus nigromancias, hacía público alarde de ellas, no fue difícil encontrar testigos. La Inquisición de Cuenca mandó prenderle en 1528, y Torralba estuvo pertinacísimo en afirmar que tenía a Zequiel por familiar, pero que Zequiel era espíritu bueno y que jamás él le había empeñado su alma. Aún en las angustias del tormento, se empeñó en decir que todavía le visitaba en su prisión. El pacto lo negó siempre; pero la cuestión vino a complicarse con motivo de ciertas declaraciones acerca del materialismo y escepticismo del doctor. El cual, en suma, fue tratado con la benignidad que su manifiesta locura merecía, sentenciándosele en 6 de marzo de 1531 a sambenito y algunos años de cárcel, a arbitrio del inquisidor general, con promesa de no volver a llamar a Zequiel ni oírle. Don Alonso Manrique, cuya dulzura de condición es bien sabida, le indultó de la penitencia a los cuatro años, y Torralba volvió a ser médico del almirante de Castilla D. Fadrique Enríquez (2098).»
El total de procesos supersticiosos en el Castillo de Garcimuñoz fueron 4. En localidades próximas al Castillo de Garcimuñoz se dieron los siguientes casos: 2 en Alarcón, 1 en la Alberca, 17 en Belmonte, 2 en el cañavate, 2 en las Pedroñeras, 38 en San Clemente, 1 en Torrubia,  1 en Valverde del Júcar, 4 en Vara del Rey, 1 en Villargordo del Júcar y 2 en Santa María del campo Rus.

José Vicente Navarro Rubio
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...