jueves, 7 de junio de 2012

POETAS DE CUENCA: JOSE ÁNGEL GARCIA

                                           

                                           
                                            




LOS JUEGOS IRÓNICOS DE JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

LOS JUEGOS IRÓNICOS DE JOSÉ ÁNGEL GARCÍA 
M CINTA MONTAGUT José Ángel García, Llámalo viaje (1977-2008) Colección La piedra que habla. El Toro de Barro. Cuenca, 2009.
Treinta años de creación poética siempre es difícil resumirlos, compilarlos, en apenas noventa páginas pero esto es lo que ha hecho el poeta, madrileño de nacimiento y conquense de adopción, José Ángel García que nos ofrece esta antología de su obra. En ella nos regala los momentos, a su juicio, imprescindibles de su poesía en la que apreciamos no sólo su evolución a lo largo de los años sino también todo su caudal estilístico y toda su variedad temática con lo que su lectura nos acerca a un creador importante dentro del panorama poético en castellano.
José Ángel García comienza su carrera literaria en los años setenta con la publicación de un libro de título sorprendente Cuatro cosas de mi gato y nada más (1977) en el que ya aparece la ironía que será uno de los recursos más logrados y más repetidos en su obra. Tras un largo periodo de silencio que abarca casi por completo los años ochenta, aunque en 1982 aparece su Cómico en faena en lona de palabras, publica el que podemos considerar uno de sus libros mayores, Borrador de tránsitos (1993), en el que utiliza el poema en prosa como modo de expresión y la forma diario como sustento de una riqueza verbal y expresiva, de imágenes de una enorme plasticidad y de justeza conceptual. Dirá, por ejemplo, "no aceptar que sólo nos devuelven los recuerdos aquellos a quienes nunca se los dimos." Más tarde Ritmos de luz y sombras (1996) y en el año 2000 el título más conocido del autor en el que condensa toda su sabiduría léxica, los juegos sintácticos imposibles y su inseparable ironía, El día que todas las mujeres del mundo me desearon, libro amoroso nada al uso. En Sólo pájaros en vuelo (2003) acude al recurso de la fragmentación del poema en la página jugando con la palabra y con el lleno y el vacío. En Itinerarios (2008) encontramos el recorrido vital de poeta que conjuga a la perfección lo cotidiano con lo lírico. De todos estos libros citados encontramos una muestra en esta antología, además de una serie de poemas pertenecientes al libro inédito Entre dos Sauras 1996-98 en el que lo más destacado es el irracionalismo, el barroquismo.
En la antología de este autor encontramos un poeta ajeno a las modas, con una personalidad propia y con un dominio admirable de la palabra, material imprescindible para construir una buena poesía.


El día en que todas
las mujeres del mundo
me desearon


José Ángel García




- I -

El día que todas las mujeres del mundo me desearon
estaba de vacaciones; no pudieron encontrarme.
El día que todas las mujeres del mundo ansiaron mi presencia
y a casa por teléfono, por fax o por la red
llamaron en busca de una cita
tan sólo por respuesta hallaron el eco de su anhelo..
El día que todas las mujeres del mundo (todas menos una)
con pasión total reclamaron a coro mi presencia,
ese día – ese día justo – andaba yo ausente de
mi habitual domiciliada angustia y
no les pude siquiera decir no, lo siento, de verdad, no puedo ...
no, gracias, lástima, otra vez será ...

El día que todas las mujeres, en común pulsión,
me codiciaron
paladeábamos - ¿te acuerdas? – a sorbos breves nuestro
fugaz encuentro
(fine old scotch whisky)
en la pequeña, minúscula terraza de aquel café
- tu, yo y nadie –
en el Quartier Latin de un París condenadamente nuestro.

Fue justo entonces, en ese preciso momento,
cuando los pequeños locos de media mañana,
los tímidos gnomos callejeros,
salieron, sigilosos, de sus más ocultos escondrijos,
brincaron de la acera a la calzada y,
rompiendo sus horarios,
asaltaron sentimientos, desconectaron lutos, apalabraron besos
y superando el rítmico resuello de todas las rutinas
sembraron de esperanzas las adustas esquinas de las calles
destapando pomos de menta y regocijo detrás de cada verja,
a flor de cada seto.
Serios y grotescos, cual solemnes guardias cojos,
narraban los mirlos sus historias
cualquier encrucijada aprovechando.

Todo ocurrió – ocurría – un segundo antes, un instante después
del comienzo.
Todo tenía, al tiempo, lugar y no lugar y, casi sin saberlo,
se nos iba olvidando que estaba sucediendo.

(Fue – era - eso sí, cuando aún nadie
nos había descubierto)



- II -

El día que todas las palabras del mundo me desearon
había salido a dar una vuelta (estaba algo confuso).
El día que todas las palabras del mundo ansiaron que,
siquiera una vez, las empleara
y a casa por teléfono, por fax o por la red giraron su propuesta
tan sólo por respuesta hallaron el eco de su ansia.
El día que todas las palabras del mundo (todas menos dos)
con pasión total a coro reclamaron mi presencia,
ese día, ese preciso día, andaba ausente de mi habitual
domiciliada tarea y
no les pude decir siquiera no, lo siento, de momento ..,
no, en fin, quizá otra vez.
El día que todas las palabras del mundo, en global anhelo,
me ansiaron,
paladeábamos - ¿te acuerdas? – a sorbos suaves un nuevo encuentro,
(bitter, exceptional bottled ale)
en la pequeña, minúscula terraza de aquel café
- tu, yo y nadie -
junto al Támesis, en pleno corazón de un Londres
condenadamente nuestro.
Fue justo entonces, en ese preciso momento,
cuando los pequeños silencios a media frase,
transformándose en glosas tímidas de lo nunca dicho,
salieron sigilosos de sus más ocultos escondrijos y,
cediendo su tiempo a los vocablos, los dejaron que
brincaran de la estrofa al estribillo y rompiendo cesuras
asaltaran acrósticos, olvidaran normas, ajustaran trovas
para, tras superar el rítmico resuello de todas las rutinas,
sembrar de licencias las adustas medidas de los metros
destapando en juego, detrás de cada cancionero,
el ansia de volar de cada verso.
Serios y grotescos, cual solemnes guardias cojos,
dictaban viejos vates sus poéticas
cualquier nimia ocasión aprovechando.

Todo ocurrió – ocurría – un fonema antes, una locución después
del entreacto.
Todo tenía, al tiempo, lugar y no lugar y, casi sin saberlo,
se nos iba olvidando que estaba sucediendo.

(Fue – era – eso sí, cuando estábamos de nuevo
jugando a descubrirnos)


- III -

El día que, de nuevo, todas las mujeres del mundo
me desearon,
no estábamos en casa.
El día que, de nuevo, todas las mujeres del mundo
ansiaron mi presencia
y a mi domicilio por teléfono, por fax o por la red
su petición de cita me cursaron
tan sólo por respuesta hallaron el eco de su ansia.
El día que de nuevo todas las mujeres del mundo
(todas menos tú)
con pasión total a coro reclamaron mi presencia,
ese día, ese día justo en que otra vez
todas las mujeres del mundo, en común pulsión, me codiciaron
estábamos - ¿te acuerdas? – paladeando
a sorbos lentos nuestro renovado encuentro
(porto fine ruby)
en la pequeña, minúscula terraza de aquel café
- tú, yo y nadie -
en pleno Chiado de una Lisboa condenadamente nuestra.


Fue justo entonces, en ese preciso momento,
cuando a la caricia del aire en la mañana
y al abrazo del sol en los aleros
tornaron los duendes más urbanos
a abandonar sus viejos escondrijos
y brincando de la acera a la calzada,
rompiendo de nuevo sus horarios,
asaltaron sentimientos, desconectaron lutos, apalabraron besos
para, tras superar el rítmico resuello de todas las rutinas
sembrar de esperanzas las adustas esquinas de la historia
destapando pomos de menta y de futuro detrás de cada azar,
a flor de cada sueño.
Huidizas y parleras las gaviotas
chillaban en lo alto sus noticias
cualquier vuelo rasante aprovechando.

Todo ocurrió – ocurría – un segundo antes, un instante después
del último momento.
Todo tenía, al tiempo, lugar y no lugar y, casi sin saberlo,
se nos iba olvidando que estaba sucediendo.

(Fue – era – eso sí, cuando ya ambos nos habíamos al fin
hallado, descubierto)


POETAS CONQUENSES: ANTONIO SANTOS TORRALBA

Oficio tiene Antonio Santos y eso de ser joven le permite ver las cosas de forma diferente. Tiempo tendrá de añorar y de buscar respuestas.

Poesia: Autor: José Vte. Navarro Rubio

Nacer y en la lejanía volver a nacer
todos los días.
Consumado martirio avivado por el ajetreo de un tren que me lleva
allí donde los delirios forman parte de mi vida presente
y me atormentan.
La ciudad piramidal esconde sus momias en las neveras
y los sumos sacerdotes veneran
a un Rey divino que de tanto esperarlo
ya no me queda ni la más pizca paciencia.
Barrios de jornaleros crecen en las afueras
como si fueran colmenas
y al tiempo de la primavera todas salen
nadie queda
más que las holgazanas y la Reina
y de esta forma ayudamos
a que el mundo huela a miel de romero y a canela.


Del aire y la voz

Antonio Santos: Un universo poético propio, completo y trabajado para un primer libro de este autor (Cuenca, 1980), con excelentes formas en unas páginas que desprenden pinceladas del Lorca más popular, del Buñuel más surrealista, del Guillén más recitado, de un Sabina tatareado y una serie de metáforas acabadas. Un autor comprometido con la poesía de siempre. Y con proyección.
IMPRESIÃ?N
Me siento el hemipléjico Baudelaire
de principio del milenio,
el poeta maldito condenado
a la ausencia de la “palabra
exacta” y precisa muerte
del hombre
que deshoja las flores del mal
en el ataúd de la boca.
Tres poetas conquenses, José Ángel García, José María Abellán y Antonio Santos se confiesan apasionados de la lírica y ven en internet un “arma de doble filo”.

Después de toda una vida escribiendo versos, José María Abellán todavía recuerda con precisión que su primer poema fue publicado, a través de Eduardo de la Rica, en un periódico conquense. Consciente de que en la actualidad la poesía es literatura “para minorías”, Abellán se muestra optimista sobre su futuro y destaca  la “alta participación” de jóvenes autores en certámenes poéticos. A su juicio, la evolución de la sociedad ha sido un factor decisivo en el declive de la poesía respecto a otros géneros como la novela, por ejemplo. En este sentido, considera que internet juega una papel decisivo. “Las redes sociales se pueden emplear para mostrar las creaciones a tus amigos e internet te permite la posibilidad de publicar sin necesidad del papel”, dice. Para promover la lectura de la poesía, Abellán aboga por comenzar desde la edad más temprana en las escuelas. 
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La poesía contemporánea recoge un lenguaje y unos temas que se aproximan a la cotidianidad de nuestros días.


    Por su parte, José Ángel García opina que actualmente existe una amplísima creación poética por parte de jóvenes autores en novedosos soportes, aunque admite que se trata también de un género minoritario. Los blogs, las páginas especializadas o las revistas digitales se convierten en los mejores aliados de los principiantes de este género y les permiten difundir sus obras. No obstante, García reconoce que siguen existiendo dificultades para publicar en las editoriales tradicionales en papel y admite que los galardones ayudan a abrir puertas. Lo más asombroso, dice, “es que se sigue escribiendo poesía a pesar de que el mercado es muy limitado y concreto”. 

    Pero, ¿hacia dónde van encaminadas las corrientes poéticas contemporáneas? Según José Ángel García, existe una aproximación a la vida cotidiana, tanto en los temas como en el lenguaje. “Hay una poesía muy experimental en el lenguaje que recoge tradiciones y que juega con el silencio”, explica. 
    A su juicio, la poesía “es enormemente importante en la educación de lectores”. Por ello, defiende que la escuela “es el mejor camino para crear futuros lectores”. 


Jóvenes poetas


“Del aire y la voz” es el nombre que da título al primer libro de poesías del joven conquense Antonio Santos, de 31 años. Una obra por la que el autor luchó hasta la saciedad y que finalmente logró ver la luz gracias a la editorial Celya. Más tarde, los versos de Antonio aparecerían recogidos en la Antología “Inmaduros 26”, junto a los de otros autores de Castilla-La Mancha. Para él, internet es un arma de doble filo. “Internet ha restado muchas posibilidades de publicar en papel, aunque también te permite llegar a más gente”, afirma. A su juicio, la poesía que está “es un género en permanente crisis, para minorías”.

Muy bien, poeta. ¡Adelante! Escribe, escribe, no te detengas. Eres la voz antigua de la tierra. El clamor revolucionario de la belleza se alza en tus adentros para derramarse impetuoso en un torrente hecho de versos. De la Belleza con mayúsculas —¡eh!—, de la que a veces acaricia y a veces araña, como el aire que es brisa y huracán y me llega a través de tu garganta en forma de susurro, de lamento, de latido y de canción, de sacudida, de espolón... me dejas el corazón crucificado con emociones de acero fino, como un acerico expuesto a tus alfileres certeros, a la rotundidad de tu amor. Porque hace falta mucho amor para mirar el mundo como tú lo miras y después contárnoslo como nos lo cuentas:

...La otra cara del mundo
es una bandera blanca
que pide clemencia,
una hoja blanca
de la historia que le robaron
en un jergón soslayo
sobre el que sueñan los vértigos del
infierno.
La otra cara del mundo
es un grito desgañitado que rompe nubes
en el ambiente telúrico de una gota de
nada...

Antonio Santos Torralba nace en Honrubia (Cuenca) un veinte de abril de hace veinticuatro años, es decir, el de 1980. Al menos eso es lo que indica su D.N.I., aunque él afirma saber de buena tinta que fue en el hospital Virgen de la Luz de Cuenca capital donde respiró con sus propios pulmones por primera vez. Sus diecisiete primeros años, no obstante, transcurrieron en Barcelona, ciudad a la que sus padres habían emigrado ya antes de que él naciera. Lo cierto es que cuando le pregunté de dónde era, su respuesta fue: “¿Que de dónde soy? No soy de Honrubia, no soy de Cuenca, no soy de Barcelona... ¿Ciudadano del mundo? Tampoco, no he visto lo suficiente. Soy charnego, eso es lo que soy. Ni catalán, ni castellano, ni nada. Charnego y a mucha honra. Esa es mi infancia, y la patria de un poeta es su infancia”. Nace hombre y nace poeta, porque no es poeta quien se entretiene en fragmentar las líneas en pedacitos de mayor o menor longitud, ni quien tiene peor o mejor tino a la hora de elegir las rimas, ni el avezado contador de sílabas, ni el que se rompe la sesera en busca de la más indescifrable de las metáforas.

...Tú y yo vivimos
el mundo sin piel. De ahí
nace la poesía...

Claro, poeta es quien llega a este mundo despellejado, como un caracol que ha perdido su concha y ha de vivir para siempre asomado, sintiendo todo cuanto le rodea —por dentro y por fuera— en carne viva. La poesía no es una condena, pero sí un destino ineludible. Es una casa sin paredes ni puertas a la que el poeta llega tiritando, para hacer de ella su atalaya y su trinchera. Torre de cristal y escaparate de emociones.

...Supongo que, mirado desde un punto de vista
objetivo,
soy un idiota soñador...
...Y la poesía no existe, la inventaste tú,
y es sólo una excusa
para que me mires a los ojos
del alma
cada vez que me lees...

Pues llámala como quieras, Antonio. Haz de ella tu profesión o tu coartada. Niégala. Maldícela. Pisotea los bolígrafos, inocula tres o cuatro virus diferentes en tu Word. Sabes que da igual. Sabes que solo su abrigo te protege del frío y del calor. Sabes que —sin tinta y sin papel— tu corazón marca en los silencios noctámbulos la cadencia desnuda y exacta. Sabes que ese ritmo es todo lo que tienes. Y te basta.


Ahora soy yo quien duda y se pregunta por qué narices se te ha tenido que ocurrir pedirme a mí que introduzca tu primer poemario con estos cuantos renglones sobre los que he escrito el epígrafe “Prólogo”. ¡Qué insensatez! ¿En qué cabeza cabe? Yo ni sé ni me atrevería a valorar la elegancia de tus rimas ni lo esforzado de tus sonetos, ni tan siquiera me propongo reseñar los elementos clave que utilizas para vertebrar tus versos. Lo único que yo sé es que desde aquel bendito día en que me topé con ellos en aquella página web, me siento un poco más esperanzada, porque si todavía quedan seres humanos con tu mirada y tu voz, a lo mejor León Felipe se equivocaba en su Oda rota y estemos todavía a tiempo de dar un salto grande y audaz y componer la más bella de las canciones. A lo mejor no sean éstos tan malos tiempos para la lírica después de todo.

...El mundo no necesita un poeta
ni un hombre,
ya tiene bastante
con abogados y políticos,
apenas animales,
que saben contar hasta cien...

Vale, lo que tú quieras. Pero el mundo necesita de ti para que sigas abriendo estrellas, cada noche si puede ser, como escotillas para tomar aire. El mundo necesita de ti porque han derrapado los escorpiones, porque hay sangre en los pupitres y las flores se mueren en los peajes, porque las uñas hacen surcos en la piel y las palomas se injertan en las cornisas por la huelga de operadores, porque los gatos crían sus camadas okupando los solares y las ruinas y huyendo del filo de los alquileres, porque para colmo no sabemos quién siembra nieblas en la luz ni adónde vuela en primavera un B-52, y encima en las cajetillas de tabaco no advierten de nada de esto.

Al cabo, me he descubierto. Supongo que mi función como prologuista debería de ser la de tomar de la mano a los posibles lectores y conducirlos al pie de tus versos con el espíritu adecuadamente predispuesto. En cambio, me he limitado a confesar mi propio interés sin ningún tipo de recato. Escribe, poeta, escribe, que nada te pare ni te venza, que no te detenga la alegría ni te paralice la pena. Cuéntanos, cuéntanoslo todo. Sorpréndenos con esos “trucos”(?) de magia que tú sabes, esos juegos malabares en los que con cuatro o cinco palabras nos resumes lo que llevábamos años sintiendo y no atinábamos a expresar. En justa correspondencia, nosotros seguiremos posando para ti. Y te leeremos y te releeremos, y recrearemos tus poemas desde nuestra propia alma hasta que dejen de ser sólo tuyos y sean de todos y de nadie. Y en nuestra soledad nos sentiremos acompañados y comprendidos, como tú en la tuya. Y, desde nuestra unicidad certera, entenderemos al fin el significado de la palabra ‘universal’. Que así sea.

(Prólogo de Pilar Benito para el hijo queridísimo de un poeta amigo. Un abrazo, Antonio.)





ECUACIÓN

Le he dado la vuelta al mundo,
la cama y la almohada.
He repasado calles, meses
y cuentas.
Y de nuevo
he borrado todo para empezar
de cero.

A ver,
a ti te he llamado
x. Sé que te gusta
más Sara, y que es mucho
más bonito Ariadna, pero x es nombre
de incógnita por antonomasia, y tú eres mujer
por definición.

Entonces, cuando los maniquís,
las escaleras de tu casa,
e incluso el humo de otros
cigarros te han reconocido
como x, me he puesto a tu lado
y me he llamado y. Sé que tampoco me pega,
pero suena más técnico y preciso
que llamarse Antonio,
y esto es una cosa muy seria.

Entre ambos, sumados,
restados, multiplicados, divididos
e imaginados:
tus bares, mis cervezas,
nuestros discos,
tus sonrisas, mis sueños,
nuestros libros,
tus quejas, mi aliento,
nuestra poesía,
tus fonemas, mis palabras,
nuestro destino.

Como decías que tenías dudas, siguiendo
los consejos de aquellos
maestros a los que no recuerdo
más que como un montón
de consejos,
he intentado aislar la x
para despejarla.
He pasado todo al otro lado
y lo he cambiado
de signo,
aunque hay cosas que no cambian
las pongas donde las pongas.
Propiedad conmutativa:
el orden de los corazones
no altera el amor.

El resultado era el mismo
de antes
de darle la vuelta
al mundo, la cama
y la almohada,
de repasar calles, meses
y cuentas,
de borrarlo todo para empezar
de cero
otra vez.

Después
de tirar el boli confundido
he cerrado los ojos, como tantos bares,
para ver la huella
de tu mirada
y el rastro que en ella deja el alma.

La cuenta está bien hecha.
repásala tú.

de Antonio Santos en Del aire y la voz






POETAS DE CUENCA: ENRIQUE TROGAL


«La mirada del centauro», de Enrique Trogal. Tomebamba Ediciones. Cuenca, 2010. 92 páginas

Día 19/11/2010 - 13.42h

Enrique Trogal, poeta, escritor teatral, narrador y traductor, posee la virtud de no impacientarse a la hora de publicar, y así puede uno ahora disfrutar de la lectura de estos poemas en el compendio de un amplio ciclo: esta última entrega del escritor conquense recoge su producción poética entre 1990 y 1997.

El libro se compone de dos partes diferenciadas: «Laberinto» y «La condición del solitario». La primera presenta una colección de 13 poemas alumbrados por un antidiscurso no realista. La ausencia de puntuación, que este grupo exhibe, realza un vocablo poético que refuerza la impresión del todo del poema. Son textos en los que, si adoptamos un esquema schopenhaueriano, la idea domina sobre el concepto, ya que aquélla, sobre éste, es intuitiva y anterior a la «cosa» y no es comunicable sin más.
La marca de esta sección es barroca y culturalista, con varios títulos larguísimos, que son poemas en sí mismos, investidos de una intensidad de cadencia verbal proveniente, en cierto modo, de una genuina estética «novísima», corriente poética rupturista surgida en los últimos años del franquismo con la que «comulga» la robusta poética de Trogal: «Oh todo me lo dijo su tristeza / Como un caballo retador el viento / O arcángel dadivoso derribando proscenios tapices engaños / La claridad del cieno / Asombros infantiles atalayas altísimas del castillo / Coléricas gorgonas nigromantes quimeras profetas».
Si la primera parte del libro podría calificarse de dionisiaca, impersonal, voluntariosa como el mundo y objetivando la intuición, la segunda sería apolínea por su reflexión retórica, su orden expresivo y su intimismo, individualidad propia de lo apolíneo. En esta parte, la serie «Cantos de Tirajana», poemas de amor, están arropados por una deliciosa dicción «lopiana», y exhalan ese arrobador tiempo poético fundado en el metro y la rima: «Inmóvil permanezco mas no quieto, / Dionisos grita y ya contesta Apolo,/ me destruye el amor y me someto».
A esta serie contesta otra de parecidas características formales, «Selva del amor», silva de desamor que completa los cantos anteriores en una mirada total. Aquí el metro no es tan recio y la rima, desvaída en el conjunto, alterna con el verso libre, siendo revelada esta cierta «desgana» en el carácter representativo de esa «depre» ocasionada cuando el ímpetu del amor decae.
El último poema es una hermosísima canción que endulza la pena y sublima la existencia y que se cierra con este contundente verso:«Detente corazón, detente y canta». Verso que absorbe toda la dicha, la desventura y la alucinación que ha sabido generar, como vigoroso ente poético, este poeta que, dominado por la inspiración, domina a su vez el buen saber hacer y la asimilación de la cultura.

José Vte. Navarro Rubio: Mi poesía no se si será acertada o vendrá al caso, de todas formas ahí queda por si alguien la quiere leer y sacar algo de ella:

Todo viene a la vida con uno
y de esta forma se va formando
el hombre que se come las estrellas
porque tiene miedo
a la claridad de la noche
y entre lunas llenas
y lunas menguantes
vivimos nuestras vidas
con sus fobias
sin importarnos
que más da
los asuntos de los demás.
Todo es,
en ese extenso territorio
de nuestra existencia
como seres humanos,
viejo o novedoso
hasta el punto
de que aprendemos más
por lo oído
que por lo hecho.
Sí la filosofía es
parte de nuestra forma de ser
y es verdad
que hacemos a nosotros mismos
aspiro a ser filosofo
en los atardeceres de las tardes
cuando ya los campesinos
de vuelta a sus casas
se sientan junto a la mesa
en un perfecto ritual
que se viene repitiendo
desde los tiempos de los tiempos.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POETAS CONQUENSES: ANGEL SEVILLA PANADERO

                                             

Estos poemas recogen la tradición y la vanguardia, lo oscuro, lo esperado y lo místico y en esta diversidad reside su mayor atractivo. Aquí prevalece la esencia germinativa de la palabra como actitud frente la silencio. Edificar textualmente un símbolo constituye una entrega que incorpora a la metáfora estéticas muy diferenciadas y que responde a la pluralidad formal de arquetipos e ideas en el inconsciente. De ahí surge una carnalidad verbal que da cuerpo a criaturas de luz y conocimiento, que trascienden el significado, estableciéndose una correspondencia con la imagen para ser fragmentos de transparencia o sueño, de invocación o tránsito. Como toda antología la presente ha precisado de unos límites para que el tamaño resultara manejable. Nada más lejos de la intención de los editores que establecer un canon literario, ni de ningún otro tipo. Las reglas pactadas entre ambos antólogos fueron las siguientes: autores españoles nacidos a partir de 1919 y que, al tratarse de una antología temática, los textos incluidos gozaran de una relación con el asunto tratado.
Autores incluidos: Mariano Esquillor, Manuel Pacheco, Miguel Labordeta, Gabino Alejandro Carriedo, Manuel Álvarez Ortega, Antonio Fernández Molina, Fernando Ferreró, Fernando Arrabal, Francisco Brines, Mario Ángel Marrodán, Roberto Goa, Emilio Gastón, Josep Soler, Ángel Sevilla Panadero, Francisco Álvarez Velasco, José María Barceló, Antonio Carvajal, Alfonso López Gradolí, Fernando Burbano, Dante Bertini, Domingo F. Faílde, Ángel Guinda, José María de Montells, Luis Alberto de Cuenca, José Luis Aledre Cudós, Miguel Ángel Bonhome, Emilio Pedro Gómez, Dolors Alberola, Manuel Martínez Forega, Juana J. Marín Saura, Xulio López Valcárcel, Joaquín Sánchez Vallés, Mariano Castro, Ricardo Fernández Moreno, Emilio Amor Alonso, Fernando de Villena, Ángela Ibáñez, Juan Carlos Mestre, Rosa Lentini, José Fernando Sánchez Ruyz, Fernando Sarría, Enrique Villagrasa, Magdalena Lasala, María Ángeles Lence Guilabert, Fernando Sanmartín, Alejandro J. Ratia, María Dolores Bernal, Martín Marcos, María Pilar Martínez Barca, Alfredo Saldaña, Gabriel Sopeña, Ramón Bascuña, Juan Antonio Tello, Javier García Rodríguez, Agustín Calvo Galán, Miguel Ángel Ortiz Alvero, María PAz Moreno, Bruno Marcos, Joan Pere Gil Bonfill, David Mayor, Rafael-José Díaz, Alicia Silvestre, Jesús Soria Caro, Iván Humanes Bespín, Christian Tubau Arjona, Ignacio Escuín, Javier Gil Martín, Diana Varela Puñal, Nuria Rovira Ayuso, Lara Osorio Aguilera y Almudena Vidorreta.
165 Pág. El libro incluye nota bio-bibliográfica de los autores.
978-84-92759-29-3

La luz escondida (Una poética de los Ángeles) edición al cuidado de José Antonio Conde y Raúl Herrero

Antología que recoge poemas sobre los Ángeles o su temática angelical , escritos por 71 poetas españoles nacidos a partir de 1919, entre los que me encuentro. Vanguardia y tradición , lo oscuro, lo esperado y lo místico, la sorpresa y la diversidad. Este trabajo de recopilación de textos que evocan símbolos de luz y de conocimiento a través de delicadas y diferentes metáforas.
Los antólogos quieren con esta obra dar cuerpo a una criatura positiva, enlazando su imagen para convertirse en fragmentos de transparencia o sueño, de invocación o tránsito, a través de los poemas que ahí se recogen.

miércoles, 6 de junio de 2012

POETAS DE CUENCA: JOSÉ LUIS LUCAS ALEDÓN


Hoy nuestro poeta es José Luis Lucas y conforme vengo haciendo desde que abrí este apartado de Poetas de Cuenca, dejo esta poesía mía que me vino al leer ese libro de título: Viaje Lírico por las fuentes de Cuenca

Aguas claras, mansas
y de ríos turbulentos
veo
en una geografía conquense
que me lleva 
desde las altas sierras
de peñascos grandes como cerros
hasta la extensa meseta
de un Don Quijote armado caballero,
con lanza, rocín y escudero.
Cuenca entera
es al agua
como la simiente
al campo ebrio
que espera del cielo
le lloren las nubes
y ablanden el corazón de hierro
de esos surcos
alzados con reja 
y traza de arado moderno
para ser senos,
úteros
y abrigos eternos
de simientes
de avenas,
trigos,
cebadas
y centenos
y en  otros días graneros
que alimentaban estómagos tan vacíos 
como el corazón 
de quien siendo pobre
 adolece de comida, lecho y techo.

Autor: José Vte Navarro Rubio


                                      José Luís Lucas Aledón: Viaje lírico por las fuentes de Cuenca. (narrativa local Editorial Olcades) (Libros de lance (posteriores a 1936) - Literatura - Narrativa - Otros)


A propuesta de la Junta Regidora y refrendado por la Junta General, se reconoce a personajes de especial relevancia en el mantenimiento de nuestras costumbres y engrandecimiento de nuestra más íntima tradición de la Semana de Pasión.

Tras la Junta General del mes de mayo, de la que ya se hizo eco la prensa local, y como último punto de la orden del día, se procedió a homenajear a D. José Luis Lucas Aledón por su trayectoria como escritor y nazareno, que se significa como turbo, y de cuyas experiencias todos aprendemos.

En un acto íntimo en la Iglesia de San Andrés se procedió a entregar un ejemplar de la obra del artista conquense Miguel Ángel Moset cedida a la Junta Regidora para tal fin. Las labores de enmarcado de la obra se han realizado en los talleres del centro ocupacional “Infantas de España” de nuestra ciudad. 

La presentación del acto corrió a cargo de  Miguel Romero, conocido historiador y escritor conquense. Romero fue haciendo un recorrido por las vivencias de José Luis Lucas que a lo largo de su andadura literaria ha sabido plasmar la bello de lo cotidiano en nuestra tierra conquense. Nunca ha olvidado sus orígenes y así los muestra y pregona.

Se fue deteniendo el presentador en citar determinados fragmentos de la ya amplia obra literaria de Lucas, donde con magnífica técnica describe nuestras costumbres, y el paisaje de nuestra Cuenca, sin olvidar nuestra Semana de Pasión y en especial la madrugada del amanecer Santo, como a él le gusta llamar a la madrugada del Viernes Santo.

Para finalizar el acto se proyectó un video elaborado por la empresa Zoom 3000 donde se pudo contemplar determinados momentos de la vida del homenajeado y su amor y pasión por nuestra Semana Santa.

José Luis Lucas agradeció el homenaje del que fue objeto y con su propio estilo dejó unas palabras de su más sincera estima para la Turba, animando a la Junta Regidora a continuar con la labor comenzada hace unos años en pos de recuperar nuestra tradición y de poner en valor lo más profundo de nuestro sentir nazareno como conquenses y como penitentes.
Desde la Junta Regidora queremos reconocer y agradecer públicamente la colaboración de Miguel Romero, del artista Miguel Ángel Moset por la obra donada, del Ayuntamiento por la cesión de la Iglesia de San Andrés y a la empresa Zoom 3000 por el audiovisual elaborado para obsequiar a José Luis Lucas Aledón, al que deseamos muchos más éxitos en su buen hacer por nuestras costumbres.
Por José Luis Lucas Aledón
VIRGEN DE LUZ ACUNADA EN CUENCA
Contenido Dime, serrana, Virgen morena,
¿Cual sol de bronces y trigos
anidó en la grieta
que a tu cara de niña
hizo volverse tan negra?
¡Morena Virgen serrana!
¡Pastora del pedernal y del lucero!
¡Agua de mi monte,
Sonrisa de mi nevero!
¡Leche de risca y zarzas!
¡Lecho de mirtos y rosas!
Bajo el puente tu candil
de los cielos aguamanil.
Corona de plata y quimeras
sobre las ondas de la represa,
que ensueña el Huécar
y el Júcar forja.
Espada y aguijón entre retama,
temblor sutil de luciérnaga.
Gota de rocío en la mañana,
inmortal lluvia derramada.
Barco varado o andamio sagrado,
viento de asombros llevas.
Dime, torcaz paloma,
Luz redentora
Novia de jaras.
Blando nardo.
Dime mi Virgen serrana,
el rezo de tu atardecer.
Las mariposas de tu letanía
que a tus pies, el río deja.
Dime morena del ro! mero
Cual brisa silenciosa de Dios,
te durmió señera bajo el Puente
con altar de cueva en Cuenca

POETAS DE CUENCA: POESIA VISUAL: ANTONIO GOMEZ


                                             
No me atrevo,
desconozco los entresijos
aunque veo
algo nuevo y bello
que me atrae
al tiempo
que miro al cielo
y veo
unos destellos
de luces de neón
pintados de blanco por fuera
y por dentro
de color negro.
Desde una bala,
a un corazón de madera de ébano,
pasando por una caja
de la que salen
mil víboras con veneno
me quedo,
así debe ser
pues en ello creo,
con esa estatua de la Libertad
que fue la que vieron
aquellos emigrantes de todas las naciones
y sobretodo europeos
que llegaban a Nueva York
en busca de un empleo.
Todo en la poesía virtual
se come con los ojos
y se mesa con los dedos,
se lanza al cielo
con  palabras
y se escribe con paciencia luterana
de un pastor de ovejas
perdidas en un desierto.
El  circulo, el cuadrado, la madeja,
son para el poeta fuente de encuentros
y cuando encuentra
ese algo diferente
que sube por el pecho
y llega hasta el cerebro
salta una chispa que prende
como si fuera la llama de un brasero
y calienta las ideas
hasta el punto cierto
de que nace la obra
y se escribe el verso

Autor: José Vte. Navarro Rubio


El poeta visual Antonio Gómez cierra el Aula de Poesía 'Díez Canedo' con la lectura de una selección de sus obras
Antonio gómez
Nacido en Cuenca en 1951 y afincado en Mérida desde 1977, el amplio currículum de Antonio Gómez lo define como "poeta visual, autor de libros objeto y de performances", responsable de una variada obra gráfica, diseñador y director de colecciones y antologías y corresponsable del Aula 'Jesús Delgado Valhondo' de la capital autonómica.
Participar en más de 300 muestras colectivas organizadas en una veintena de países y ser conferenciante y promotor de talleres literarios le han llevado a ser considerado en la actualidad "como una referencia de primer orden cuando se habla de poesía experimental en España".
En Extremadura, Gómez "es el representante más importante de la poesía visual y ha contribuido de forma decisiva a la creciente importancia de este arte poético", agregan las mismas fuentes. "De hecho, preside el jurado del concurso de poesía experimental desde su creación que auspicia la institución provincial pacense".
Ha ideado, diseñado y coordinado las 28 'Hojas Parroquiales de Alcandoria' (de la A a la Z), las siete cajas con siete libritos en cada una de la colección 'Arco Iris', el libro objeto conocido como 'La Pirámide', la colección 'La Centena' de la Editora Regional de Extremadura, la revista 'Píntalo de verde', el 'Archivo de Poemas Manuscritos', la 'Caja de Truenos' o la serie 'Pintan Espadas', que promovió el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Badajoz.
En su amplia producción, y exceptuando el poemario '...del camino' y las plaquetas poéticas 'Cierro los ojos para verte mejor' y 'Entre paréntesis', el resto de su obra entra en el campo de la poesía visual y libros objeto o de artista. Entre sus últimos trabajos destaca 'Oro parece plata no es' 'El tocador de pitos', 'No fui yo', 'Sumo y sigo' y 'Cruce de caminos'.









POETAS CONQUESES: JOSE LUÍS JOVER (POESÍA VISUAL )




                           TENTETIESO, José Luis Jover

JOSÉ LUIS JOVER, Poesía visual española (Antología incompleta), Calambur, Madrid, 2007, página 212.

‘En la variedad está el gusto’, de José Luis Jover (1946)

Poemas rellenos de trufas
Poemas con dedicatoria del autor
Poemas con lazos (normales o de amistad)
Poemas con pedrería
Poemas en piel y en polipiel
Poemas recargables
Poemas bordados en oro
Poemas con pilas o a la red
Poemas con una capa de crema de pistacho
Poemas envasados al vacío
Poemas con reglaje lumbar
Poemas escarchados
Poemas con peineta
Poemas halógenos
Poemas no retornables
Poemas muy absorbentes, con doble capa
Poemas pilongas
Poemas estreñidos
Poemas castellano-manchegos
Coproemas
Poemas cogidos con redecilla
Poemas alicatados hasta el techo
Poemas básicos y cúbicos
Poemas autistas
Poemas tetrapléjicos
Poemas con vistas al patio interior del domicilio del poeta.

Lo que son las cosas, el día que me la jugué con un peso pesado como Gérard de Nerval no podía imaginar que su traductor al castellano, José Luis Jover, sería alguna vez protagonista del blog. ¡Y qué protagonista! Sutil, socarrón, mínimo… Ya. Corro el peligro de emocionarme demasiado y tapizar esto de adjetivos laudatorios que, al cabo, dirían más de mí que de su obra.

José Luis Jover es un poeta que hace collages y un cartelista que hace poesía (como, recordad, Joan Brossa). Su divisa, y a fe que la cumple, es “siempre sobra algo”. Hace poco estuve en una exposición en el MuVIM que recoge buena parte de su producción desde 1996 hasta hoy. Es fantástico comprobar su evolución, desde un surrealismo minimalista hasta un expresionismo urbano y maquinista (personalmente, me quedó con sus últimas series, en especial Parejas de hecho).
Jover asegura que los hallazgos poéticos, ya sea con las palabras o con las imágenes, llegan muchas veces por casualidad, mientras se buscaban otros. Cuesta pensar que sea tan sencillo viendo algunos de sus collages, milimétricamente compuestos para emocionar más allá de la fascinación que produce la tregua momentánea del sentido cotidiano.


NOTA: Os traigo un poema suyo perteneciente al libro A esta baraja le faltan corazones, de 1993. La imagen que ilustra el post es uno de sus collage que más me gustan.
Nacho S. (En Twitter: @nemosegu)


Hasta más ver de José Luis JoverNOVEDAD EDITORIAL ABRIL 2012
Hasta más ver de José Luis Jover
FUERA DE COLECCIÓN
Los collages que he venido haciendo en los dos últimos años están en este libro, que es distinto de los anteriores como todos ellos lo son entre sí. Hay en él media docena de collages en las que se han filtrado emociones más propias de la escritura poética, lo cual me molesta un poco, pues cada cosa debe de estar en su sitio. Hay otra media docena con la que probé la manera más rápida de componer un collage: fiándote del primer golpe de vista (me acordé de “La velocidad del ojo”, que aparece en la portada de A ojos vistas). Otros cuatro quisieron ser a la vez collages y poemas visuales. Y por último, he incorporado cinco collages que dormitaban desde hace tiempo en una carpeta hasta que han encontrado su sitio. En fin, un surtido.





JOSÉ VTE. NAVARRO RUBIO: Tan visual como cierto con estas tres instantáneas escribo un poema hecho para ser leído y colgado de una percha detrás de la puerta de un water o aseo: 

Un reloj marca el tiempo
desafío completo
que nos quita el sueño,
vuelan en pos de un espacio concreto
los pensamientos
y se van tras de ellos
la cabeza y el cuello
y seis puntos negros
por los que entra la luz en el cerebro.
Un semicírculo
se rompe
y la mariposa vuela
al encuentro
de una muerte certera
todo es cuestión de tiempo
y midas como midas
todo cabe en unos palmos de terreno.
Guante negro,
de fiesta. de duelo, 
de carrera de caballos,
de boda,
y de cita a ciegas
en un campo de cerezos
a la hora que el sol
obliga a ponerse un velo.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POETAS DE CUENCA: ANDRÉS DURO DEL HOYO

                                                   


Don Andrés Duro del Hoyo (30 de noviembre de 1935-1de julio de 2000), poeta y catedrático de Lengua y Literatura del Instituto Bachiller Sabuco de Albacete, fue el ganador, en noviembre de 2000, del premio de poesía "Rey Juan Carlos I" de la ciudad de Valencia.
 El día 16 de noviembre de 2000 no pudo recoger el premio.



HOY NECESITO, MADRE, TU RECUERDO

Llega tu voz de océano y me envuelve
como algodón en rama y cauteriza
tanto sueño partido por el rayo
del desamor que habita en la injusticia.
Yo necesito, madre, que el recuerdo
me devuelva tu imagen y tu aliento
aureolado de entusiasmo y ganas
de borrar escorpiones en mis ojos.
Tu afán era tan limpio ,tan hermoso,
que no dudaron nunca mis nostalgias
en extender mis manos a tus aguas
para que las abrillantase el sol
de tu sonrisa, cimentando ilusiones.
Por eso te convoca mi recuerdo
y te ruega que sigas a mi lado
porque es noche en mi aliento, y en mis alas
hizo nido el dolor, al desvelarme
la sinrazón candente que mantiene
izada la amenaza, porque intento
lavar mi desazón en el Jordán
que cada nuevo día nos oferta.
Sólo tu sombra buena me protege,
lo mismo que en los días de mi infancia,
cursando en cada caso un pasaporte
que devuelve a mis venas el sosiego.
Porque las penas llegan y se empeñan
en dejar atrapada entre sus redes
toda resurrección que nos proyecte
un deseo de luz que vitalice
los músculos dormidos por el frío,
abro, de par en par, a tu recuerdo,
cancelas y nostalgias. Necesito
respirar su perfume, instaurarme
en la calma sin olas de sus mares,
lo mismo que el enfermo desahuciado
necesita la magia del milagro.

POESÍA: TANTO MONTA, MONTA TANTO, ESPAÑA COMO EUROPA

Incrédulos de vosotros los que pensáis
que estamos hundidos
pues no conocéis de nuestro orgullo
y a buen seguro
que nadie os habrá hablado
de esa historia la nuestra tan rica
y llena de caídas y ascensos.

El rescate es una palabra maldita
inventada por algún economista
entretenido en matar los sueños de los pueblos
y elevada a la suma expresión
con el fin de arrebatar parcelas de poder
y convertir a los ciudadanos del mundo
en esclavos y siervos de los mercados de las finanzas.

Difícil es predecir el futuro
pero tener por cierto
todos vosotros amigos de las estadísticas y de los índices de probabilidades
que España no se rinde
y aunque los españoles sueñan con ser cada vez más independientes entre sí
y esa es parte de nuestra historia y de nuestros orígenes como pueblo
nos une la grandeza de ser hijos de la locura
como aquella en que descubrimos América
o como aquella otra en que en nuestros dominios no se ponía el sol.

Por tener hasta tuvimos emperadores y reyes extranjeros
y cuando en nuestras vidas se cruzaron los invasores les dimos de lo suyo,
somos de sangre ibérica y celta
y tened por seguro que aunque de esto hace ya nuchos siglos
todavía somos capaces de sacar los dientes y decir se cabo el juego amigos.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POETAS DE CUENCA: CARLOS DE LA RICA


Yo tomaré a los hijos de Israel dispersados entre las naciones y los traeré a su tierra.
(Ezq. 37,21)


Cada primavera yo he subido a Jerusalem,
las ovejas pasando vi cada primavera en torno a ti, Jerusalem;
cuando mis zapatos arreglaba o también las sandalias
en ti pensaba y en cómo el largo camino transitar;
hasta cuando tocaba la sortija o jugaba a la pelota
yo te recordaba, Jerusalem. Los dos alejados y en deriva,
          tristes y ojerosos
al encender la lámpara en la mesa del Pesaj.


Fugitivo en el Sena o asomado al Potomac
          mis ojos echaba hacia las nubes,
hacia tus puertas arrogantes, tus calles estrechas,
hacia el santo Muro que con aire inmóvil esperaba.


Oí hablar de mi amada y sollocé porque
          esbelta y al saliente
un agua extraña taladraba su Roca, oh ciudad más allá de toda ponderación.


Tal una carta inacabable de color y aceituna
puse en circulación, oh ciudad mía, Jerusalem,
con el ansia y el deseo de encontrarte,
presentida casi al posar los pies la playa de Ascalón.


Igual que en el lecho un durmiente reclinándose
                callaba;
mas, sin embargo, el corazón recorre la cortina
y tras el cristal de cualquier ventana
como un ave de pico largo en los aleros de tus moradas
              aparezco y me presento.


Sobre el llano ol pradera mi río emisario ahora,
oh, siempre tú, Jerusalem, con tus formas tirando
           de mi vida.
Oh David, el cabello de Isaías, Jerusalem revuelta, paniza,
como un pavo real de oro por el sol.
Jerusalem con la cabeza en la primavera y en la luna reclinada,
los indomables cipreses, dedos tuyos, alas de luz divina,
          ciudad deseada siempre,
llamando desde las mil piedras a los hijos dispersados y lejanos.


Dame
un relámpago par el retorno, que yo coloque
          un ramo de rosas bajo el cielo claro
que como un manto hermoso se cierne en tus espaldas.
Jacob, Josué de Melilla, Moisés o Leví el pastelero
entre los recién retornados, compañeros,
donde nace flotando igual que un madero en el agua
el fuerte arcoiris de los siete brazos
o en el cielo, como una cierva corriendo, la estrella
          de las seis puntas.


Ah! retorno, vuelta a ti, al olivar, Sión,
          Jerusalem con quien me topo
y alegre vuelvo, ciudad de mis mayores, para
libar abeja la fiesta de la primavera reciente
¡ay! con los dedos ya secos, aquellos
con los que muy antes las cien lágrimas
          enjugaba,
¡oh, Jerusalem, hermana y madre!
Jerusalem otra vez y para siempre
          en primavera.


Carlos de la Rica
Yad Vashem, El toro de Barro, Cuenca, 2000.
[Entre lo más injustos olvidos de los poetas del siglo pasado sin duda se encuentra el autor de este poema: Carlos de la Rica (1930-1997). Durante su vida compaginó la vocación del sacerdocio con la de la poesía, pero no, como algún mal pensado puede sospechar, con   poesía mansa y rumiante, sino que se vinculó ni más ni menos que con el movimiento Postista. Entre sus amistades se contaron Angel Crespo, Gabino-Alejandro Carriedo, Antonio Fernández Molina, Federico Muelas… A su poesía la denominó "realismo mitológico" Según el presente Carlos Morales, director presente de la colección  "El toro de barro" que fundara Carlos de la Rica,: "Originado, pues, en los territorios de la vanguardia postista española, el ’realismo mitológico’ encontró su nota distintiva no tanto en las tradiciones literarias hispanas cuanto en las corrientes culturales de la España de posguerra (Claudel, Cocteau, Supervielle, Batalille, etc)…". A las que se sumaría la influencia de la generación Beat norteamericana y del simbolismo francés.
Autor de varios títulos que oscilaban entre la poesía y el teatro Carlos de la Rica fundó en Cuenca la colección de poesía "El toro de barro", donde publicaron entre otros autores Manuel Pinillos y  donde se editó la primera antología poética de Eduardo Chicharro, si bien ya póstuma y preparada por Angel Crespo y Pilar Gómez Bedate.
Carlos de la Rica sentía especial simpatía la causa hebrea. Así, aunque a algunos les pueda resultar curioso, publicó varios libros dedicados al pueblo de Israel y su crítica al antisemitismo le valieron ciertos ataques por parte  de algunos miembros de la  sociedad de su tiempo. A partir de los años 70 realizó varios viajes a Tierra Santa y su pasión "hebrea" cristalizó en un largo poema, al que pertenece el que aquí reproduzco y que se publicó en el lbro Poemas junto a un pueblo (1977). Sirva esta pequeña nota para honrar su memoria, despertar la curiosidad por su poesía y reivindicar su figura de poeta original y excelente.]
22/07/2009 19:09 Raúl Herrero

A los pueblos heridos por los odios de los hombres les viene a cuento
en esta tarde de regocijos, el recuerdo
de que la historia de la humanidad está llena de encuentros y desencuentros
entre etnias y razas,
que se quieren entre ellos
para demostrar quien es el más poderoso
y quien llevará sobre la cabeza uncia la corona de oro, plata, alabastro o hierro
que distingue a las clases sociales y las hace inmunes
a cosas que son normales en el resto de mortales y ciudadanos del pueblo.
Ellos los poderosos, los nacidos para velar a veces se olvidan de su destino
y se llevan con ellos
a campos de batallas
al resto de sus congéneres por el simple hecho de serlo
y lo hacen a sabiendas
de que la muerte es el peor de los remedios y de que todo en la vida tiene su arreglo.
A las gentes nacidas para ser como los molinos de viento
juguetes del aire en las tardes de viento
les recuerdo que su apatía es grano vano
que no da alimento y que en la estela que va desde el nacimiento a la muerte
hay tiempo
para cambiar la historia y para cultivar los campos con barbechos
y al tiempo que escribo yo Jose Vicente Navarro Rubio, a ti poeta, que si lo fuiste, Carlos de la Rica,
te dejo.

POETAS / POETISAS DE CUENCA: ACACIA DOMíNGUEZ UCETA



           INCENSANTE FUGA - ACACIA DOMÍNGUEZ - ADONAIS - RIALP (Libros de lance (posteriores a 1936) - Literatura - Poesía)



El asombro de lo inverosímil

Cuenca parece formada por dos ciudades superpuestas. La urbe medieval albergó a judíos, musulmanes y cristianos. Ahora, es muy apreciada por su semana de Música Religiosa
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Acacia Dominguez Uceta

Más allá de los estilos arquitectónicos, Cuenca se ha moldeado a sí misma, ha crecido en plena libertad llevada por los vaivenes de los siglos. Desde antiguo abandonó los ejes de simetría, la plomada, la escuadra y el cartabón. Al pasear por su casco viejo es imposible que no surja el asombro ante lo inverosímil, ante el caprichoso juego de romper con las normas y sólo dar valor a la imaginación y a las necesidades de sus habitantes, sus mejores arquitectos.
La urbe medieval que albergó a musulmanes, judíos y cristianos, creció entre las murallas y los profundos derrumbaderos de las hoces, casi inexpugnable, se verticalizó para ganar espacio en altura, en libertad y en vuelo. Se abrieron ventanas y puertas sin pensar en la simetría de las fachadas, se trazaron calles que avanzan en difícil límite con el abismo y se vuelven túneles que atraviesan mansiones. Prolongaron chimeneas, crearon voladizos, inclinaron sus muros desafiando la ley de la verticalidad y Cuenca se hizo irrepetible en cada uno de sus rincones. El viajero debe ir advertido de que en Cuenca todo es dual. Más que una ciudad, Cuenca son dos ciudades superpuestas.

Para paseantes.

Sobre la Cuenca baja, llana y moderna, se empina la Cuenca alta, el casco medieval asomado a las hoces. Arriba, la piña de casa tienen dos caras: una la forman las estrechas calles habitadas por hortelanos y artistas, religiosos y gentes sencillas; otra es paisaje, asomada al abismo, entre rocas fantasmagóricas que siempre despertaron la imaginación y la sorpresa. Góngora dijo de ellas: "Que damas son de pedernal vestidas".
Pero también podían ser atlantes, guerreros u obispos tocados con sus mitras. Tanto la corriente del río Huécar, pequeño y hortelano, como la del Júcar, ancho y reposado, tienen sus riberas convertidas en evocadores paseos por donde la ciudad se prolonga y se une con el campo, con la sierra a la que pertenece. La subida por la calle Alfonso VIII es el preámbulo al misterio conquense. Los colores de sus fachadas distraen al viajero que no sospecha que la calle divisoria entre dos abismos tiene casas convertidas en rascacielos y techos que son sótanos al mismo tiempo. Incluso la Plaza Mayor es irregular y contradictoria. La catedral, ni preside ni cierra ninguna perspectiva. Es, como la ciudad, compleja y todavía inacabada. Desde que se empezó a construir en el siglo XII, en pura transición del románico al gótico y tocada por la influencia normanda, cada época ha dejado su impronta, hasta la actualidad con las vidrieras de los pintores abstractos. En la Plaza Mayor se mezclan los dos movimientos continuos de la ciudad, los que suben y los que bajan, los jóvenes que invaden a diario el casco antiguo y los viejos que no han emprendido la huida a los barrios modernos de la parte baja. Desde allí se parte rumbo a las hoces que ciñen la urbe.
Hacia la Hoz del Júcar por la Bajada a San Miguel, cuya iglesia es un auditorio junto al precipicio, para luego descender hasta el río por la cuesta de las Angustias, donde una cruz detuvo al diablo, o encaramarse por la Ronda bordeando casas donde pintores y escritores tienen sus moradas. Y en la otra vertiente, la Hoz del Huécar, dejando atrás el Palacio Episcopal, el Museo Diocesano, el Arqueológico y llegando por fin a las célebres Casas Colgadas y su Museo de Arte Abstracto con Zóbel a la cabeza de sus creadores. Y el barrio de los rascacielos de San Martín enfrentado al auditorio de música, al grandioso paisaje excavado por el río, a las huertas moras, al puente y al convento de San Pablo, hoy convertido en Parador de Turismo.



Meca de la música.


Desde el puente, la Cuenca antigua semeja un refugio de los mitológicos cíclopes, aunque en realidad, sus habitantes más llamativos son escritores, pintores y otros artistas empeñados en desentrañar el misterio conquense, las leyes de la desarmonía, la conjunción entre lo culto y lo popular, entre lo místico y lo telúrico, para plasmarlo en sus obras.
Bares y museos, tiendas de artesanía y conventos de clausura, palacios ocultos y casas delgadas como chopos. Al subir por la calle de San Pedro, orillada de cenobios y casonas nobiliarias, surge el recuerdo de sus artistas ante la efigie en bronce del poeta Federico Muelas: César González Ruano y sus artículos; la casa en la que pintaron y vivieron Lorenzo Goñi y Rafael Uceta; la que sirvió de refugio a Gerardo Rueda; o la que habita Antonio Saura. En la calle de Ronda, Gustavo Torner recrea volúmenes y colores. Todavía más arriba, la Universidad en el que fue Convento de las Carmelitas; una iglesia, la de San Pedro, cuya planta octogonal hace pensar en los templarios; y el barrio del Castillo.
Mezcladas con esta Cuenca por la que pasea el visitante, quedan auténticas islas de calma. La Torre de Mangana, donde se alzaba el antiguo alcázar, domina una extensa explanada y los mejores crepúsculos. Desde ella, quedan a vista de pájaro los barrios más pintorescos: el de los Tiradores, extendido por la ladera del cerro del Socorro como un belén navideño; el de San Antón, empinando callejas y terrazas para asomarse al Júcar; y el de San Gil, recoleto y entrañable bajo el cobijo de la torre del Salvador y la que le da nombre, recio florón del romántico Jardín de los Poetas.
Cuenca dual y contradictoria, de cumbres y simas iluminadas por una luz cambiante, creadora de contraluces y violentos claroscuros. En contrapunto, por la noche, la ciudad alcanza sus imágenes más evocadoras y fantásticas, convirtiéndose en un sueño hecho piedra. El murmullo del agua de las fuentes y el viento entre los chopos son sus sonidos primigenios a los que se unen los estudiantes del Conservatorio, los asistentes a la Semana de Música Religiosa y los adeptos al Auditorio entre las rocas y a las iglesias convertidas en salas de conciertos.
Contrastes de una ciudad mística, entregada a lo sobrenatural e impregnada por un misterio que emana de la dureza de la roca y la ternura de sus jardines insólitos, de lo humilde a lo grandioso, casi de la armonía a la desarmonía.




Dejo mi poesía, que al caso solo es eso, poesía:

Y no quiero
ser la mano
ni la última mirada
ni un recelo,
suspiro hondo,
silencio,
olvido,
recuerdo,
en esas playas
lejanas
y llenas de colorido,
calor
y juegos.
Por querer
quiero, alondra,
ser sueño,
monólogo,
redoble,
tiento
y gota de agua
caída sobre un espejo,
al momento
que me despierto
y veo
en lo alto de la roca
y en los cielos
nubes corriendo
tras las huellas de un día
del que me alejo.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POETAS DE CUENCA: RAFAEL ALFARO


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“ESCRIBO POESÍA MÍSTICA PORQUE ESCRIBO POESÍA”


Un salesiano español gana el premio de poesía mística “Fernando Rielo”

GRANADA, lunes 22 de diciembre de 2008 (ZENIT.org).- El libro de poemas Hora de la tarde del sacerdote salesiano Rafael Alfaro (Cuenca-España, 1930) ha resultado ganador del XXVIII Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística. La obra fue seleccionada de entre once finalistas que procedían de Colombia, España, Estados Unidos y Paraguay, en una edición en la que se han presentado un total de 254 volúmenes.
El premio Rielo está dotado con 7.000 euros y la publicación de la obra y fue entregado en Quito, Ecuador, el pasado 11 de diciembre.
La obra ganadora, Hora de la tarde, "es una meditación sobre la tarde de la vida con una voz de hondo contenido humano y espiritual. Es una poesía que canta a lo auténtico y perdurable de la vida desde lo luminoso y musical de los recuerdos y las premoniciones", según el jurado.
En esta entrevista concedida a ZENIT, el autor del poemario ganador, Rafael Alfaro, destaca la íntima relación entre sacerdocio y poesía.
Alfaro (Cuenca - España, 1930) es sacerdote salesiano. Es también periodista y fue profesor en El Salvador y en Costa Rica. En España ha dirigido varias publicaciones y la editoral propiedad de los salesianos CCS. Es crítico literario y miembro fundador de la Academia de Artes y Letras de Cuenca.
Ha obtenido varios premios de Poesía, entre ellos, el Nacional de Literatura de El Salvador (1961), el Boscán (Barcelona, 1969), el Internacional del Olivo (Jaén, 1976), el Café Marfil (Elche, 1977), el Villa de Rota (1980), el Ciudad de Cuenca (1984), el Tiflos (1990), el José Hierro (1994), los cuatro del Trascacho (Valdepeñas, 1995...), el Florentino Pérez Embid, de la Academia de Bellas Letras de Sevilla (2002). Ha publicado una veintena de libros de poesía, entre ellos destaca Indagación del otoño (2003) y dos antologías de su obra, la última Fe de vida (2008)
--Salesiano, periodista y poeta. ¿Desde muy joven sintió la vena poética, o la vocación de la escritura llegó después?
--Alfaro: Al principio todo es confuso. Después se van clarificando las cosas, que no son opuestas, sino complementarias. La vocación poética es lo primero. A pesar de las circunstancias de los seminarios de los años cuarenta, la vena poética iba madurando.
Yo tuve la suerte de ir pronto a América, donde encontré más libertad en el cultivo de la poesía. En San Salvador, siendo profesor de Literatura, gané el Premio Nacional de Poesía, lo que me marcó para toda la vida. Recién llegado a España obtuve los premios Ciudad de Madrid y el Boscán de Barcelona, lo que me confirmó la vocación poética de los años sucesivos de la madurez.
Ahora tengo publicados 20 libros de poemas, dos antologías y he recibido unos pocos premios poéticos. Lo de periodismo llegó después, como oficio.
Y lo primero: ¡Salesiano y sacerdote! Aunque no esté de moda, es lo que más estimo de mi vida y en lo que soñé de pequeño.
--¿Qué aporta su ser religioso y salesiano, dedicado al apostolado con la juventud, a su poesía, especialmente mística?
--Alfaro: La poesía es el cultivo de la palabra y una de las características del sacerdocio es el "ministerio de la palabra". Por la belleza vamos a la suprema Belleza. Von Balthasar ha desarrollado bastante la realidad y la necesidad de la estética en el "misterio" del sacerdocio y del cristianismo.
El sacerdote es el "ministro del Verbo encarnado", de la Palabra hecha carne. Por otra parte, la poesía es una de las raíces pedagógicas de la cultura juvenil.
--"Señor, creo en tus manos invisibles, en las que me abandono". En sus versos se percibe una confianza absoluta en Dios. ¿Es ésta, la clave de su poemario ganador del Rielo?
--Alfaro: Así lo creo. El amor es la esencia de la Poesía Mística. La confianza en Dios es la exigencia de creer en el amor. ¡Siempre estamos en las manos de Dios, queramos a no queramos! "No sean tantas las miserias nuestras / que a quien os tuvo en sus indignas manos / Vos lo dejéis de las divinas vuestras". Así lo decía Lope de Vega, tan experimentado en ello...
--¿Cuál es el impulso que le lleva a escribir poesía mística?
--Alfaro: Para mí, toda poesía es mística. Y si no lo es, deja de ser poesía. Escribo poesía mística porque escribo poesía. "Hora de la tarde" es un ejemplo de poesía humana, meditativa, de conocimiento, de comunicación con Dios y con los hombres.
Por Miriam Díez i Bosch

                                                        

Rafael Alfaro
Madrid, 2008
Calima ediciones, 334 páginas

A Francisco Brines corresponde este juicio: "Rafael Alfaro es fiel a sí mismo, a sus cosas, a los hombres de su época. Su lenguaje es el de los escritores de su generación. Su dicción tiene sobriedad y melancolía machadianas y deja oir el eco de muchas lecturas que ha sabido asimilar". Hablamos, efectivamente, de uno de los poetas de más profundo lirismo y sensibilidad de cuantos componen la nómina de escritores conquenses en la transición de los siglos XX al XXI. Por eso siempre es bien recibida una nueva obra de Rafael Alfaro (El Cañavate, 1930), en lo que tiene de sosegado reencuentro con quien, sin alharacas ni salidas de tono, viene desarrollando un trabajo metódico en la concienzuda elaboración de la escritura poética (sin olvidar sus inmersiones esporádicas en el territorio de la prosa). De esa manera ha ido depositando en los anaqueles donde se sitúan los buenos sabores literarios títulos como Voz interior (1972), Objeto de contemplación (1978), Cables y pájaros (1979), el realmente esencial Música callada (1981), Los Cantos de Contrebia (1985), Escondida senda (1986), Poemas para una exposición (Madrid, 1991), Dios del Venir (1994), Xaire (1998) o Indagación del otoño (2002), entre otros muchos, porque Alfaro (quizá ya se ha insinuado en líneas anteriores) mantiene una línea creativa constante, sistemática, sin que en su obra aparezcan esas lagunas intermitentes habituales en otros casos y menos aún un abandono total, como también hay ejemplos llamativos.
Mi fe de vida lleva un subtítulo esclarecedor acerca del contenido del volumen: Segunda antología (1986-2008), esto es, recopilación selectiva, realizada por el propio autor, entre los libros ya publicados en el periodo que se indica, algunos de cuyos títulos acabamos de mencionar. Y es significativo también el muy bien puesto título porque Rafael Alfaro, sacerdote salesiano de fe inconmovible, hace en este poemario otra declaración de fe, vitalista, humana, mundana y naturalista. Es el hombre situado ante su propia existencia terrenal el que, sin florituras espirituales ni alusiones a las fuerzas de la divinidad habla, en verso, de sus experiencias cotidianas, en el campo y la ciudad, en el amanecer y el anochecer, en sus relaciones con los demás seres humanos.
Poeta de extraordinaria sensibilidad, muy volcado hacia su más íntimas sensaciones que se atreve a exponer tras un largo proceso de elaboración Alfaro se vincula con una línea poética que no tiene nada que ver con el misticismo de los clásicos y sí con una hondura realista impregnada de ideas que forman parte de las preocupaciones del hombre contemporáneo susceptible de actuar en plena libertad de conceptos y expresiones. Hay en estos versos, variados en su concepción puesto que corresponden a etapas distintas y a planteamientos diversos para cada libro, una línea común que puede seguirse con sencilla y reconfortante nitidez, lo mismo si habla de este Júcar que fluye y que se queda o de cómo el huracán sacude los cimientos de la noche, en una eficaz metáfora alusiva a la conmoción final promovida por Muerte, la infatigable e insaciable.
Reconfortante, he dicho antes y ahora repito, este reencuentro con la obra de Rafael Alfaro, aunque por su carácter antológico muchos de los poemas ya nos eran conocidos. Lo que no quita validez, en absoluto, a este volumen; antes, al contrario, reafirma la notable valoración que merece el trabajo de su autor.
 

Obras

  • Cables y pájaros, Madrid, CCS, 19799.
  • Indagación del otoño, Madrid: Adonáis, 2003, Premio "Florentino Perez-Embid" de 2002.
  • Escondida senda (Antlogía), Madrid: Cultura Hispánica, 1986
  • Tierra enamorada, Madrid: Adonáis, 1986.
  • El alma de la fuente, San José de Costa Rica, 1971.
  • La otra claridad, Madrid: Playor, 1989.
  • Los pájaros regresan a la tarde, Madrid, 1994.
  • Una llamada al misterio: Cuatro poetas, hoy, 1975.
  • Música callada, Cádiz, 1981,Madrid, 1991.
  • Tal vez mañana, Torrejón de Ardoz: El Reino, 1978.
  • Vamos, Jonás, Salamanca, Imp. Calatrava, 1974.
  • Voz interior, Barcelona: Instituto Catalán de Cultura Hispánica, 1972 (Premio Boscán).
  • Elegías del RUS, 1993.
  • Objeto de contemplación, Jaén, 1978, "Primer Premio Internacional de Poesiá 'El Olivo' 1976."
  • Apuntes de Alarcón. Cuenca: Diputación Provincial, 2001.
  • Salmos desde la noche, 1993.
  • Xaire poemas marianos, 1998
  • Con Mercedes Muñoz, Cables y pájaros, 1979.
  • Los cantos de Contrebia, Cuenca: Ayuntamiento, 1985.
  • Concierto en cuatro tiempos para Carlos de la Rica. Cuenca: Real Academia Conquense de Artes y Letras, 1988.
  • Dios del venir: imágenes de Adviento y Navidad, Madrid: Editorial CCS, 1994. ISBN 84-7043-815-8
  • Con Enzo BiancoDieron su vida: Monseñor Luis Versiglia y Calixto Caravario, Madrid: Central Catequística Salesiana, 1983. ISBN 84-7043-300-8
  • Con Teresio Bosco, Juan Pablo II: "testigo de la esperanza", Madrid: Central Catequística Salesiana, 1982. ISBN 84-7043-261-3
  • Don Bosco: Cartas a los niños de todas las edades. ISBN: 978-84-7043-3535
  • Con Don Bosco de la mano. ISBN: 978-84-7043-6376
Como acostumbro en estos casos dejo mi poesía:

Son en estas horas muertas de una tarde
tras una ventana cerrada a cal y canto
donde me restablezco de esa mi fe ciega
en seguir escribiendo y escribiendo
hasta allí donde todavía entiendo que hay posibles
y decires 
y a lo dicho sigo con mi empeño
pues no hay medicina alguna
contra la locura de pensar 
que no todo está 
ni escrito 
ni dicho 
ni resuelto.
Me llegan 
rumores de una revista de poesía
de poetas de Cuenca
en un junio de 1988
y en una de sus páginas descubro
que
"Se ha parado
el reloj
para unos cuantos"
y pienso
que yo puedo ser uno de esos
náufragos
en un mar sin aguas,
en unos abismos sin monstruos,
y en un día
en que las palomas traen en su pico
ramas de olivas
con las que hacer una corona
al Redentor
que está en los cielos.
Y me estremezco
pues en mis soledades
no soy más creyente
que ese Carlos Marx que veo
agitando a las masas
y levantando un libro al cielo
y creo,
ahora creo,
que en aquella pasión de Cristo
hay algo más que religión, teología y verbo.

Autor: José Vte Navarro Rubio



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