viernes, 15 de marzo de 2013

COMO EXPLICAR LA CRISIS A TRAVÉS DE FÁBULAS Y CUENTOS CON BURROS Y OTRAS CUESTIONES

Imagen del burro en el parapente. | Afp
Valencia Plaza

VALENCIA. Las explicaciones de Leopoldo Abadía sobre la crisis han dado la vuelta a España y aun al mundo. Hay también otros intentos. Uno de ellos se titula "Deudas y burros". El texto circula por Internet y no nos resistimos a hacernos eco de él, por la claridad con que se expresa...:
Cuenta que se había pedido a un prestigioso asesor financiero que explicara de una forma sencilla la crisis, para que lo entienda la gente de a pie. Este fue su relato:
"Un señor se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran. Buena parte de la población vendió sus animales.
Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada animal, y otro tanto de la población vendió los suyos. A continuación ofreció 300 euros y el resto de la gente vendió los últimos burros.
Cuando no había más ejemplares disponibles, ofreció 500 euros por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.
Al día siguiente mandó a la aldea a su ayudante con todos los burros, y los ofreció a 400 euros cada uno. Ante la posible ganancia a la semana siguiente, los aldeanos compraron sus burros a 400 euros. Quien no tenía el dinero lo pidió prestado. De hecho, compraron todos los burros de la comarca.
El ayudante desapareció y su señor nunca apareció. Resultado: La aldea quedó llena de burros y de endeudados.
Los que habían pedido dinero prestado, al no vender los burros, no pudieron pagar el préstamo.
Quienes habían prestado dinero se quejaron al ayuntamiento diciendo que, si no cobraban, se arruinarían, no podrían seguir prestando y se arruinaría todo el pueblo.
Para que los prestamistas no se arruinaran, el alcalde, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para pagar las deudas, se lo dio a los prestamistas. Pero estos, cobrada gran parte del dinero, sin embargo no perdonaron las deudas a los del pueblo, que siguieron igual de endeudado.
El alcalde había gastado el presupuesto del ayuntamiento, que quedó también endeudado. Entonces pidió dinero a otros ayuntamientos, pero le dijeron que no podían ayudarle porque, como estaba en la ruina, no podrían recuperar lo que le prestaran.
Resultado. Los listos del principio, forrados. Los prestamistas, con sus ganancias resueltas y un montón de gente a la que seguir cobrando lo que les prestaron más los intereses, incluso adueñándose de los ya devaluados burros con los que nunca llegarán a cubrir toda la deuda. Mucha gente arruinada y sin burro para toda la vida. El ayuntamiento, arruinado.
¿Qué pasó al final? Para solucionar esto y salvar a todo el pueblo, el ayuntamiento bajó el sueldo a sus funcionarios."
 
Una vez, dos Burros, uno cargando sacos de Sal y otro esponjas, iban rumbo a la ciudad. Mientras caminaban, un Río les cortó el paso de improviso, impidiéndoles continuar su marcha. Los Burros se detuvieron, y pensativos, hacían planes sobre cómo cruzar la corriente.
El Burro que cargaba los sacos de sal, se armó de valor y decidió cruzar el rio, pero mientras lo hacia tropezó con una piedra, y fue a dar al agua con su carga. Cuando logró estabilizarse, noto que su carga había disminuido notablemente de peso, y con gran satisfacción, pudo avanzar rápidamente hasta la otra orilla.
Por otro lado, el otro Burro que observo dicha escena y la buena suerte de su compañero, quiso imitar el mismo suceso, y se propuso lanzarse al agua con toda su carga. Sin embargo ni mas bien entró en el río, sus esponjas se llenaron de agua y aumentó considerablemente su peso, tanto, que le imposibilitaba continuar el recorrido. Desesperado y tratando de avanzar, el Burro fue vencido por el peso, y más la fuerza de la corriente contra él, se ahogó.

Moraleja
Lo que le sirve a uno de provecho,
a otro deja maltrecho.

La crisis acaba hasta con los burros



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http://www.directivosdeespana.es/wp-content/uploads/2012/09/fabula-del-burro-clase-de-economia.jpg 

“Se solicitó a un prestigioso asesor financiero que explicara esta crísis de forma sencilla, para que la gente de a pie entienda sus causas.

Este fue su relato:
Un señor se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran. Buena parte de la población le vendió sus animales.
Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada burrito, y otro tanto de la población vendió los suyos.
Y a continuación ofreció 300 euros y el resto de la gente vendió los últimos burros. Al ver que no había más animales, ofreció 500 euros por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.
Al día siguiente mandó a su ayudante con los burros que compró a la misma aldea para que ofreciera los burros a 400 euros cada uno. Ante la posible ganancia a la semana siguiente, todos los aldeanos compraron sus burros a 400 euros, y quien no tenía el dinero lo pidió prestado. De hecho, compraron todos los burros de la comarca.
Como era de esperar, este ayudante desapareció, igual que el señor, y nunca más aparecieron.
Resultado:
La aldea quedó llena de burros y personas endeudadas.
Hasta aquí lo que contó el asesor.
Veamos lo que pasó después:
Los que habían pedido prestado, al no vender los burros, no pudieron pagar el préstamo.
Quienes habían prestado dinero se quejaron al ayuntamiento diciendo que si no cobraban, se arruinarían ellos; entonces no podrían seguir prestando y se arruinaría todo el pueblo.
Para que los prestamistas no se arruinaran, el Alcalde, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para pagar las deudas, se lo dio a los propios prestamistas. Pero estos, ya cobrada gran parte del dinero, sin embargo, no perdonaron las deudas a los del pueblo, que siguió igual de endeudado.
El Alcalde dilapidó el presupuesto del Ayuntamiento, el cual quedó también endeudado.
Entonces pide dinero a otros ayuntamientos; pero estos le dicen que no pueden ayudarle porque, como está en la ruina, no podrán cobrar después lo que le presten.
El resultado:
Los listos del principio, forrados.
Los prestamistas, con sus ganancias resueltas y un montón de gente a la que seguirán cobrando lo que les prestaron más los intereses, incluso adueñándose de los ya devaluados burros con los que nunca llegarán a cubrir toda la deuda.
La aldea quedó llena de burros y personas endeudadas.
El Ayuntamiento igualmente arruinado.
Resultado final:
Para solucionar todo esto y salvar a todo el pueblo, el Ayuntamiento BAJÓ EL SUELDO A SUS TRABAJADORES.
No es la primera vez ni será la última que ocurra una crisis.”
CITA DE MARCO TULIO CICERON:
“El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado.” Año 55 a.C.



CAL Y ARENA G. CHACONFABULA DEL LEON Y LOS BURROS_________________

  Un león, que estaba ya muy viejo, era el rey de un hermoso bosque, lleno de árboles y de hierba. El león, debido a sus achaques, tenía dificultades para alimentarse, pues le costaba mucho trabajo cazar. Un día llegó al bosque una numerosa manada de burros, y pidió licencia al león para establecerse en él, ofreciéndole a cambio que cada vez que tuviera hambre le entregarían un burro para que se lo comiera. Después de pensarlo unos momentos, dijo el león: "De acuerdo, pero ha de ser el burro más inteligente, elegido en sufragio universal por la manada". Extrañó a los burros la condición impuesta por el león, y le dijeron: "¿Acaso no quieres el tributo para comértelo. Que más te da entonces que sea inteligente?". Y contestó el león: "Si cada vez que me alimento me como el más listo de los burros de la manada, los demás evitarán toda tentación de hacer alarde de inteligencia y mucho menos de intentar sobresalir para derrocarme como rey. Así tendré garantizada mi tranquilidad por mucho tiempo". Otro tanto ocurre, Fabio amigo, con los políticos y otras colectividades humanas, cuando han de completar una organización y designar a sus nuevos dirigentes. Los líderes procuran rodearse de mediocridades, para que no les hagan a ellos sombra y les pongan en dificultades y rehuyen a las personas demasiado inteligentes. Por eso, si uno aspira a medrar en la política, o en cualquier otra actividad, tiene que procurar no parecer más listo de lo imprescindible, no vaya a ser que el que manda lo considere un peligro para él. Recuerda el dicho de los eclesiásticos con ocasión de la elección de un nuevo Papa: "El que entra papa en el cónclave, sale cardenal". Y no olvides nunca ¡oh, Fabio! que el estado Vaticano, y posiblemente el Cielo, son los únicos sitios en los que los cajeros automáticos dan los saldos de las cuentas en latín, o sea, en números romanos.

cuentos de burros

// September 30th, 2009 // segundo viaje
Conocéis la historia del burro el anciano y el niño? Ademas creo que es de un autor español –Eran un anciano y un niño que viajaban con un burro de pueblo en pueblo. Llegaron a una aldea caminando junto al asno y, al pasar por ella, un grupo de mozalbetes se rió de ellos, gritando: –¡Mirad que par de tontos! Tienen un burro y, en lugar de montarlo, van los dos andando a su lado. Por lo menos, el viejo podría subirse al burro. Entonces el anciano se subió al burro y prosiguieron la marcha. Llegaron a otro pueblo y, al pasar por el mismo, algunas personas se llenaron de indignación cuando vieron al viejo sobre el burro y al niño caminando al lado. Dijeron:–¡Parece mentira! ¡Qué desfachatez! El viejo sentado en el burro y pobre niño caminando. Al salir del pueblo, el anciano y el niño intercambiaron sus puestos. Siguieron haciendo camino hasta llegar a otra aldea. Cuando las gentes los vieron, exclamaron escandalizados:–¡Esto es verdaderamente intolerable! ¿Habéis visto algo semejante? El muchacho montado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado. —¡Qué vergüenza! Puestas así las cosas, el viejo y el niño compartieron el burro. El fiel jumento llevaba ahora el cuerpo de ambos sobre sus lomos. Cruzaron junto a un grupo de campesinos y éstos comenzaron a vociferar:–¡Sinvergüenzas! ¿Es que no tenéis corazón? ¡Vais a reventar al pobre animal! El anciano y el niño optaron por cargar al burro sobre sus hombros. De este modo llegaron al siguiente pueblo. La gente se apiñó alrededor de ellos. Entre las carcajadas, los pueblerinos se mofaban gritando:–Nunca hemos visto gente tan boba. Tienen un burro y, en lugar de montarse sobre él, lo llevan a cuestas. !Esto sí que es bueno! ¡Qué par de tontos! De repente, el burro se revolvió, se precipitó en un barranco y murió.
 El hombre viejo habló al muchacho: “Mira, así como el burro, tu estarás muerto si escuchas demasiado la opinión de los demás. No te preocupes de los demás, pues ellos son muchos y tienen su propia mente, por lo que dirán siempre cosas diferentes. Escucha tu voz interior, siéntela y muévete de acuerdo a ella”.

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