Pasan las horas
y en la noche, desde siempre,
avanza en invierno el frío
que se come
todo lo que pilla por delante
sin importarle
el daño que hace
a todos aquellos seres humanos
que duermen en los parques,
o bajo los puentes,
o en los portales,
o en los cajeros de los bancos,
o dentro de cajas de cartón
como si fueran parte de su embalaje
a la espera de una cerilla
o de un ligero carburante
que los convierta en noticia destacable.
Las horas en la noche
se acortan o agrandan
en función del tiempo que duermes,
o roncas
o vales
o alientas
ya sean deseos buenos,
ya sean deseos crecientes,
ya sean deseos urgentes,
ya sea
en esto cada uno opina lo que quiere,
Nochevieja, Nochebuena.
noches frías o calientes,
a solas, acompañado
o ausente
viajando en la cresta de una ola,
o en un cohete,
en un velero o en un coche,
camino de Belén,
de tu casa, del trabajo, de la oficina de empleo
o de una manifestación de esas que le gustan a las gentes
y que tanto otros, los que mandan, temen.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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