martes, 9 de julio de 2013

FLORA, FAUNA Y VEGETACIÓN



El lugar donde se realizaron las fotografías era un descampado de un polígono sin ningún encanto
pues todo el estaba lleno de maleza. No obstante comencé a fotografiar y este es el resultado.


Sin encanto alguno el lugar
me recuerda un proverbio
lo que da belleza al desierto es que esconde un pozo de agua en alguna parte
Aspas al viento
por si fuera el caso
y hubiera que huir lejos.
Se abre la flor
como si fuera un circulo de besos
que se prolongan en el espacio con sus filamentos.
Y vuelve la flor
en su habitáculo concreto
a mostrarse tal y como es
sin pedir nada que no sea que se respeten sus silencios.
Si fuera margarita
diría te quiero, no te quiero...
pero como es algo diferente a lo de ese comentario tan inocentemente bello
la dejo.
Aunque es cierto
que está alli. casi sobre el suelo
de pronto me vuelvo
y digo ahora si que te tengo.
¿Será cierto?
que las plantas dentro de su universo concreto
tienen sentimientos?
Al ir a cogerla
una espina se me clavó en el dedo
y es que por ser bella
se protege de los extraños con mucho celo

En ello dije
ahora te tengo
y lancé
cual espadachín
en duelo
un sablazo que dejo a la flor mirando hacia el suelo
Espiga sin grano
no merece más que esto
una buena fotografía
y salir corriendo de ese encuentro.
La belleza
depende de tus sentimientos
por eso hay veces que la ves por fuera
y otras por dentro.
No se como conseguí aliviarme
en ese lugar concreto
del dolor que me producía la espina clavada en el dedo
pero se que me repuse
y en ello
lancé esta fotografía
de ensueño
Tan particular fue el momento
que ya repuesto
me dije
lanza otra
y quedate contento
Y la lancé y repetí
y vaya que de ello me acuerdo
y más ahora que las veo
a cual más guapas
y todas ellas vestidas con traje especial para este momento.
La espiga de avena
ni grana por fuera
ni por dentro
aunque cerca había un caballo
que movía las quijadas
como quien se come un caramelo.
En mitad de ese descampado
de un polígono venido a menos
aparece un hormiguero
y aunque llamé a la puerta
y pesado me puse en ello
nadie vino a abrirme esa puerta detrás de la cual se esconden tantos misterios.
Todas a una
como en Fuenteovejuna
menos mal que el Comendador
andaba lejos
y estas flores desconocen lo que ocurrió en aquel pueblo
Si era vid
vaya momento
para coger uvas
y fermentarlas en cuba de madera con aros de hierro
Hinojo es
tan cierto
como que mastiqué su tronco
y su sabor me supo a anís dulce de Las cadenas, del Mono o de cualquier otro animal exótico
Vuelve la naturaleza a enseñarme algo concreto
y es que las cosas bonitas
a veces andan por los suelos
Crece la planta
queriendo ver el cielo
y para ello renuncia
a ser esclava del suelo
Como si fueran campanillas
tocan a nacimiento
en ese momento
en que una tormenta inmensa
rasga con sus truenos el cielo
Delicadas estas flores
temen al cielo
por eso se protegen
y se apiñan entorno a su mismo cuerpo
por miedo
Tanto es lo que me divierto
que sin saberlo repito fotografías
que no borro
pues si quiero ser sincero
les tengo a todas ellas mucho respeto
Azul violeta se visten
y para ello
se han ido de compras
a un establecimiento
donde una amapola
les enseñó los secretos
de la alta costura
sin gastarse en ello un céntimo
Cruzó por mi firmamento
y por ello me dije
ya está hecho
y la dejé grabada
por los tiempos de los tiempos
Es una moneda de cobre
de aquellos tiempos
en que los españoles mandaban en Marruecos
y de allí la trajo un soldado
en tiempos de mi abuelo
hasta que un día su nieto me dijo
¿que es esto?
y yo le contesté
lo equivalente a un céntimo


Mi amigo Agustín
que sabe mucho de esto
tiene un gran huerto
y para eso señala
con ese gran dedo
lo que tiene plantado en ese territorio tan concreto
Es un naranjo
tan verde
y ya preñado de sueños
El caqui sobre el suelo
crece
hasta que llegue el momento
de coger sus frutos
y con ellos sacar buen provecho

Si es planta de melones
tendremos
melones del tiempo
sin pepitas
y tan tiernos
que al tocarlos por fuera
se queda su impronta grabada en la corteza
para el desespero de su dueño
Tan cierto
como que la sombra es de una azada
y me temo
que de Agustín,
que por allí andaba
enseñándome el terreno
con cara de satisfecho


Todo el campo
bien cubierto
de arboles y hortalizas
para pasar un verano
comiendo
gazpachos y ensaladas con tomates de los buenos
Mira el perro
hacia el lugar de donde el viene el viento
aunque a poco que nos descuidamos
se fue corriendo
detrás de un conejo.

Judías planas
para comer con jamón
y huevos revueltos.
Agustín me decía
yo me pongo ciego
a lo que yo le dije
pues ten cuidado
que tenemos que volver en tu furgoneta al pueblo
Tomates de los buenos
de esos que crecen
sin necesidad de clavarles cañas
ni de alzarlos más de un palmo del suelo
Se ven las melonas
y yo me pregunto
¿que hay en ello de bueno?,
que comeremos melones
me dice meneando el rabo el perro
Señala Agustín
hacia el lugar donde el fruto
dentro de poco estará bueno
Y en ello descubre un calabacín
que ya está bueno
es por eso que lo corta y lo echa en un cesto
Se repite la escena
y esto
me causa desazón
pues es la hora de dormir
y me encuentro en esto
sacando fruto a lo hecho
El calabacín es bueno
ya sea frito o hervido
crudo no, por cierto,
pues sabe a rayos y a truenos
la planta crece
y Agustín está contento
de poder enseñar su huerto
a alguien que se muestra extasiado con este encuentro
de hombre y naturaleza, conejo y perro.
Otra vez el árbol
creciendo
dentro de poco será padre
y madre
y si en ello
se gana el respeto
crecerá sin límites hasta que la muerte se lo lleve lejos.
Me despido del campo
pero no por ello
me olvido
de la bolsa que llevo de judías tan planas como un tablero.
En un remanso
hay un remolino
por el que el agua se va lejos.
Y en el remolino una botella de agua
sin más pertrechos
que una etiqueta que dice
muerta de miedo
De lejos la acequia
se ve llena
de ese liquido elemento
por el que los hombres se mataban
y caían los imperios.
El remolino era cierto
y la botella se agitaba
en esos adentros
en los que todo lo que cae
se lo lleva la corriente
hasta el fondo de su cuerpo
Y en el agua
un cangrejo
americano él
y español quien lo trajo de tan lejos.
En el nido
come el polluelo
mientras su madre le da
nutritivo alimento
Son cuatro huevos
y de ahí saldrán polluelos
quede yo en eso
de volver para ver el invento
Y nacieron los polluelos
para gloria de su madre
y del mundo entero
Tendremos cantos
de pardillos y jilgueros
y por ello
no nos aburriremos
ni en los entierros
Este es al amigo
que salió de uno de los huevos
el resto se fue volando
por los cielos

 Otra vez los huevos
vaya lata y vaya tormento.

Autor de las poesías y fotografías: José Vte. Navarro Rubio

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