martes, 9 de julio de 2013

PLAYA, DEHESA Y ALBUFERA

Podría ser de otra forma
pero fue sí tal y como lo cuento
como vi al fondo el mar
y desde un puente de barandilla
de hierro
el agua tan verde 
que daba miedo
el pensar en como podría ser ese encuentro
La playa por cierto
era buscada por gentes
que vagaban
entre arena y rocas
hasta que encontraban el sitio donde dejarse caer de calor muertos
y tomar el sol sin miramiento.
Anuncian los carteles
lo que con la vista vemos o no vemos
de ese parque
pulmón de Valencia
que de vez en cuando por descuidos
sufre algún que otro incendio.
Y los carteles continúan
explicando cual es el fundamento
de lo que vemos
que tiene su origen en hace millones de años de esto.
Pinos, dunas, vegetación de monte bajo
y Albufera de muchos kilómetros
con puerto.
Todo esto es lo que se ve
de este espacio reconvertido
por culpa del hormigón y acero
en lago sumidero.
Paseos entorno
a algo que da miedo
pues en ese lugar
con aguas y cieno
de vez en cuando ocurre algún siniestro.
El agua mansa
busca con desespero
ese abrazo duradero
aunque el lago artificial es ciego
y la vegetación que crece en sus fondos
ni da frutos ni sombra a quien  busca cobijo en sus adentros.
¿Sabias que?
anuncia una paloma con su vuelo
que todo lo que ves
es como una fortuna
para quienes de la naturaleza persiguen solo sus fructíferos encuentros.

Tres guijarros
cada uno de un tamaño
y cada uno dueño
de ese alma indomable
y de esas sombras caídas del cielo
que prolongan los desvelos
de quienes sin hablar, oír o ver
se sienten frías o cálidas
dependiendo de como salga el día y llegue la noche con sus celos.

Blanca por fuera
en otros días convivió
en otros espacios
al abrigo de sonrisas y besos
pero ahora
ya desnuda su alma
y con poco esmalte haciendo de pelo
el trozo de baldosa
quiere ser otro tipo de elemento
más en consonancia
con el lugar adonde le ha venido a dejar
sepa Dios de quien fue el invento.
¿A que juegan los guijarro?
Juegan en ese mar de arenas tan lleno
a estar juntas
por si el invierno
viniera con lluvias y vientos.
Sin nada más que un pequeño reguero
seco
los guijarros
se aproximan
hacia un abismo cierto
en cuyo fondo hay
mucha arena
y otro tipo de cuentos.
Plano es
si no fuera
porque el viento
juega
y de vez en cuando
sin venir a cuento
convierte las superficies
en otro tipo de elemento
Todos a una
pues esto es un concierto
con orquesta y publico,
acomodadores de chaquetas con botones dorados como el sol en pleno golpe de calor veraniego
y señoritas repartiendo flores de aromas  tan penetrantes como la resina de los pinos resineros.
Si en vez de piedra
pulida por el agua y el viento
hubieran sido hacha de obsidiana
estaríamos hablando de un descubrimiento
ahora que caigo en la cuenta
de todo aquello
que estudie de joven y se llama neolítico costero.
Una detrás de otra
los guijarros
también van al encuentro
de ese merecido descanso
cuando las playas dejan de ser cazaderos
de hombres y mujeres con maquinas de fotografiar entorna al cuello,
Es pisada sobre la luna
creo ver en ello
y si no es así
dígame usted
porque no estoy en lo cierto
Vuelve la pisada a salir a mi encuentro
y yo me reafirmo en ello
pues creo
que lo del hombre sobre la luna
fue parecido a esto
que yo he hecho
sobre la arena de la playa
con solo apoyar la zapatilla
y apretar y retorcer todo mi cuerpo
Idem,
idem,
recelo
que de tanto hablar de suelas de zapatos
me convertiré en zapatero.
Estaba en lo cierto
en eso de un alunizaje
sobre la playa del Saler
pues veo la impronta de una mano
que por el tamaño de sus dedos
debe ser de un alienigena
con cabeza de cordero
y manos del tamaño de unos guantes de boxeo.

Muere el animal
que vivía dentro
y su concha se convierte
en jardín sin flores
o quizás con suerte en cenicero.

Otra concha
en este mi encuentro
con la arena y el mar,
y con los guijarros sin lamentos
que dejan lugar
para que junto a ellos
las conchas sean refinados esqueletos.
Más guijarros
¡que tormento
en esta tarde de encuentros
con un grupo de amigos
convertidos en avisperos de mis deseos
de que todo vaya bien
y lleguemos a casa de nuevo
cuando el sol caiga
y el frío reine sobre los cielos!
Solo el carrete de hilo
sabe lo que es
no poder tocar con sus manos el cielo,
él que fue
de un cometa su eterno vinculo con el suelo
Tal y como veo
con el ocaso del cemento
determinados elementos
se han reciclado
para convertirse en objeto
de este fotógrafo
que siempre encuentra el momento
para decir algo
y callarse el resto.
No me creo
que este guijarro
no sea
al igual que los reyes del universo
un caso único
de mutación geológica
en el subsuelo
que ha aflorado para que hablemos
de este gran descubrimiento.
De cuadrados
su superficie se cubrió en su momento
y ahora que dejó de ser
pared o suelo
es
vean ustedes
lo que hay en ello de cierto
un caso típico
de emigración autóctona
sin venir a cuento.
Esta piedra habla
por fuera 
y por dentro
pues extraños signos
procedentes de ese torso tieso
avisan de que vayamos con cuidado 
y no perdamos
en esto
más el tiempo
Por si caso
y no fuera suficiente
con lo que escrito llevo
me llego
hasta esta barra de arcilla cocida
del tamaño de un mechero
que en la playa estaba
para que yo hable de ello.
piedra es
y piedra será por cierto
aunque por fuera parezca
una muela
moliendo
trigo y centeno.
La concha tiene un agujero
por el que se le escapan
sus deseos
de volver a la mar
para poder llenarse
otra vez de sueños.
Porosa por fuera
¡cómo será por dentro?
dudo que lo sepamos
de no ser
que le peguemos
con mucho esmero
un martillazo
allí donde menos duela
el golpe seco.
El mar y la playa,
encuentro,
el barco a lo lejos,
desencuentro,
y si continuamos apostando
a galgo corredor
seguro que perderemos hasta los sueños.
A lo lejos
edificios
y hasta ellos me acerco
sin nada más que decir
que poder tener tiempo para ello.
Son dunas
que se vienen
a ese perpetuo encuentro
con el resto
de ese ecosistema
del cual depende
que sobre la duna el verdor venza
a la aridez del suelo
Por si fuera poco
los poros
de ese objeto,
piedra, guijarro o pavimento
me recuerdan
hasta que punto
morimos y nacemos.
El guijarro
ya no es ese elemento
que yo quiero
pues alguien sobre él
dejó caer en su tiempo
nata montada como si fuera un pastel de mil hojas
para comer
con dentadura de acero.
Y vuelve la pisada a salir a mi encuentro
aunque a lo visto no se ha enterado
que el alunizaje en la luna fue un camelo.
La mar todo lo puede
y en su desespero
arrastra los guijarros
con la intención de comérselos.
Y devuelve el mar
aquello no quiere.
Lo hace por respeto
a sabiendas
de que con ello
ayuda a que la playa sea algo más que un desierto.
La ola se bate
hacia afuera y hacia adentro,
ahora por cierto
está en un punto indeterminado
llamado retroceso.
La espuma es
el alma de las olas
que se vienen hasta la playa
para dormir un momento
que a lo cierto
a veces se convierte en eterno.
¿Guijarro huevo?
¿Qué fue primero?
Sin gallina no hay acierto

Con ella me quedo
por llevar abrigo de terciopelo,
salir a mi encuentro
y no pedir a cambio nada más que un minuto de silencio.
Este si que es azulejo
y por ello
dejó un hueco
en una ducha
o quizás en una pared de apartamento
¿Que más da en ello?
Montones de guijarros
todos diferentes
y por ello
merecedores de mi mayor respeto.
Sobresale la concha
tan blanca
y preparada
para que hable yo de ello
como si su pureza tuviera que ver con mis ganas de salir de este encierro.
Y vuelvo a ver
montones de guijarros
y más lejos
una flor de lis
junto a un castillo con almenas tocando el cielo
Guijarros semejantes
me llaman a decir
que me encuentro lejos
de esta historia que comencé hace tiempo
y ahora llega a ese momento
en que todo se acaba por cierto
El guijarro
en posición de ser fotografiado por entero
y más bajo
otro guijarro
que me quita el sueño
pues estoy hasta más allá del moño
de todo esto.
Se acaba el encuentro
con el mismo guijarro sobre el suelo
eso le pasa
por ser el último
y estar yo dispuesto
a inmortalizar este momento
para que nadie diga
por aquí pasó un poeta
sin saber
que en el suelo había
algo más que piedras, arenas y agua saliendo
de un mar llamado Mediterraneo
tan cerrado como el lago que me ha servido de inspiración y consejero.
Una flor dentro
de un jardín
donde crece el césped sin cortarle el pelo
y entre flores
y hierba de los colores del cielo
caracoles sacando sus cuernos.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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