Solo
un verso
que
me lleve,
una
estrofa
que
me inspire,
una
poesía
que
me enamore,
una
palabra
que
me queme
y
una patada
que
despierte
a
todos aquellos que mandan
y
duermen a sus anchas
sin
pensar que el pueblo sufre
y
que ellos son
lo
único que nos queda
para
sacarnos de este profundo pozo
en
el que hemos venido a caer
poco
a poco
y
sin remedio alguno
como
una plaga
que
se esparce
y
es imposible contener de ninguna forma humana.
Solo
quiero
eso
lo
que tú
me
des,
ya
sabes
que
yo no te pediré nada
en
estos tiempos
de
necesidades tan básicas
que
hasta nos olvidamos
de
cómo se llama nuestra Patria
y
cuales son nuestros orígenes
en
este espacio concreto
rodeado
de mares,
llanuras
y mesetas
como
la de La Mancha,
y
montañas aladas,
embrujadas
y mitificadas por los historiadores en sus periplos y andanzas.
Hablo
de España,
de
la tuya
la
que clama,
de
la mía
la
que reclama,
de
todas las Españas,
de
las que hielan la voz
y
de las que duermen junto a uno
y
te enamoran hasta el alma
cuando
trabajas,
duermes,
descansas,
respiras
y
hablas.
La
mente clara,
llana,
dulce,
con
sabor a nata,
a
chocolate
y
enrollada
a
mi cuello y espalda
como
si fuera
una
bufanda de lana
tejida
por una madre
con
todo el amor de su alma
para
una fecha señalada
en
que se reune la familia
y
se canta con todo el alma.
¡Esa
es mi España!
España
se nos muere,
nos
la mata
un
huracán mundial
y
un atajo de ladrones
con
traje y corbata,
y
muy buenas palabras
que
se nos llevan los dineros,
las
ilusiones y las ganas
de
pensar en el mañana.
España
necesitada
hasta
la médula
de
gentes trabajadoras
y
honradas,
sobrevive
como puede
y
nos llama
en
los comienzos
de
las mañanas
con
un trino
de
ave enjaulada
que
pide libertades
y
se alza
contra
los que desde el poder
nos
engañan
con
sus palabras vacías
como
las grandes panzas
de
esos niños
de
las zonas del mundo subdesarrolladas
que
nos miran con indiferencia
mientras
se agarran
a
la vida con muchas ganas,
fe
y esperanza,
en
poder sobrevivir
a
esas hambrunas
que
todos los años matan
a
millones de seres humanos
por
el simple hecho
de
que la pobreza anida mejor donde las libertades faltan.
Me
levanto
y
me digo de eso nada
y
salgo a la calle
y
parece que no pasa nada
aunque
la radio avisa
que
la prima
de
los quinientos no baja,
que
la bolsa se atasca
y
que el barco
llamado
España
naufraga
en
medio de unas aguas crispadas
y
encabritadas
por
vientos y marejadas.
Todo
son
buenas
intenciones
será
por eso
que
algunos ministros callan
aunque
otros
meten
tanto la pata
que
mejor estarían
en
sus casas
jugando
quizás
al
parchís o a la taba.
¿Dime
tu
quien
nos metió en esta historia
que
no se acaba
y
cuantas más vueltas se le dan
más
hondo nos arrastra
hasta
esas simas
donde
ni la luz se propaga?
No
fue la inteligencia humana,
fue
la codicia
y
la insensatez
convertida
en guadaña
que
todo lo siega
y
todo lo mata
la
que nos ha llevado
a
esta situación tan delicada.
Políticos
de poca monta
que
solo miran
por
sus bolsillos
y
por conservar privilegios
de
épocas trasnochadas
se
sienten dueños
y
con sus mandatos nos arrastran
a
la intervención del Reino de España
y
no pasa nada
ni
a nadie se reclama
ni
la justicia se aclara
ni
nadie en España
sale
a la calle para decir ¡Basta!
Me
desperté
en
la noche,
soñaba,
el
sudor
por
mi cuerpo resbalaba,
la
sangre
la
tenía helada,
le
di al interruptor de la luz
y
vi
que
el despertador marcaba
las
tres horas de la madrugada,
bebí
con
ímpetu
un
vaso de agua,
cerré
los ojos,
y
me dije
desde
la cama
y
en voz baja,
hasta
mañana.
Comencé
a soñar
en
esta España,
maltratada,
arruinada,
palmo
a palmo codiciada,
violentada
y
asesinada a tiro de pistola
y
por la espalda
y
ello me produjo un gran pesar
y
luego una falsa calma.
La
calma fue pasajera
en
esa mar brava
que
de mi se apoderaba
y
enviaba
hacia
unas playas
de
arenas doradas
y
pensé que soñaba
pues
no tenía los labios salados
ni
peces en las barbas,
ni
bañador a rayas,
ni barca,
ni
caña de pescar
ni
nada de nada.
Volví
a las andadas
como
pude y me vino en gana
y
vi una España desmembrada
que
de si mismo se apenaba
por
no darse cuenta a tiempo
sus
huestes gobernantes
que
las democracias
necesitan
ser repensadas,
y
trabajadas con mimo y ganas
para
no quedarse desfasadas.
Esta
no es mi España,
al
menos la que yo pensaba.
España
por desgracia
se
nos va de las manos
y
se nos acaba
como
cuando te bebes
un
vaso de agua
y
compruebas
que
su última gota resbala
y
se esfuma
como
por arte de magia
entre
los dedos
hasta
ir a yacer
allí
donde el suelo todo lo para.
Dolor
me produce
mi
patria.
Dolor
profundo
del
que mata,
del
que hiere
el
corazón
y
saja
hasta
las palabras
para
convertir todo
por
donde pasa
en
una improductiva
tierra
quemada.
La
juventud
en
paro,
la
sanidad
deteriorada,
la
educación
maltratada.
Nada
se escapa
a
esa maldición bíblica
que
nos aleja de la tierra prometida,
Europa
ella
se llama,
y
en ella
y
a nuestras anchas
nos
hicimos europeos
a
ultranza
y
de ella
si
te marchas
te
vas con la ruina a cuestas
y
con cara de mal alumno
al
que han dado calabazas.
¡Ay
está España,
quererla,
amarla, respetarla!
Que
no todo sean banderas al viento e himnos
y
que más allá
de
las palabras
haya
algo más
que
alabanzas.
El
futuro incierto
esta
lleno de trampas
que
nos han clavado
en
el corazón
de
nuestra patria
y
no sabemos de esta forma
lo
que a la vuelta de la esquina
por
infortunio nos aguarda.
Por
ello tenemos
que
sellar alianzas
y
caminar juntos
en
pos de esa meta
de
la cual no sabemos
donde
se alza
pero
que a buen seguro
nos
espera
en
cualquier repecho de ese camino
que
se abre en un siglo XXI
que
me parte el alma.
Atenazada
mi
alma me reclama
algo
más que palabras
y
yo le digo
en
estas horas de la noche,
ya
la vista cansada
y
la cama preparada
para
dar descanso al cuerpo,
que
no tengo ninguna esperanza
y
que por delante veo
muros
y montañas
difíciles
de franquear
y
que esta apuesta
por
una nueva España
es
cosa de esa juventud
que
ha sido engañada.
¡Juventud
despertar, clamar,
alzar
la palabra
que
por lo menos los que mandan
sepan
lo que os pasa!
No
os dejéis llevar
por
los falsos ecos
y
demostrar que vuestra sangre
no
esta abonada
por
los mismos nutrientes
de
los poderosos apátridas
de
esta Patria
que
agazapados esperan
sacar
tajadas
y
más tajadas
sin
importarles
lo
que a vosotros os pasa.
Nunca
el viento sopló
en
estas nuestras tierras
de
una forma más descarada.
Son
malos vientos,
ventiscas
y nevadas
que
nos traen
negras
borrascas,
leyes
injustas
y
una sociedad
más
deshumanizada
en
la que las desigualdades
tan
mal encauzadas
y
tratadas
volverán
a convertirse
en
elevadas, agrestes
y
macizas murallas
y
en prebendas
en
forma de dádivas
a
favor de esa clase privilegiada
y
retrograda.
Más
que nunca
las
ideologías son necesarias
al
menos para defender los derechos
de
las diferentes castas
que
nadie diga
que
la política
no
hace falta
pues
es básica
una
vez revisada
y
regenerada
para
levantar España.
Hacen
falta
por
encima de todo
políticos
de casta
que
defiendan el buen nombre de España
lo
demás son patrañas,
en
estas tierras desamparadas
sometidas
a los avatares
de
los mercados internacionales
de
las altas finanzas
y
a las garras de esos desaprensivos
que
juegan a enterrarnos
sin
darnos tiempo a una defensa honrosa.
Yo
quiero volver
a
sentir a España
en
el fondo de mi alma,
que
suba por mi cuerpo,
que
llene mi alma
para
que por el corazón
corra
esa sabia
con
la que a veces se impregnan
los
campos y valles
de
malditas batallas.
Yo
quisiera querida España,
que
en todas las tierras
y
en todas las casas
desde
las más bajas
a
las más altas
al
ser pronunciado tu nombre
se
levantaran
todos
los hombres y mujeres
para
gritar ¡Basta!
Me
lleva
tu
rumor,
me
alaga
tu
mirada,
me
deslumbra
tu
presencia,
me
inquieta
tu
tardanza,
me
molestan
tus
silencios
y
me falta
ser
como un grito
en
la montaña,
una
voz que clama,
que
maldice,
que
desgarra,
que
penetra,
que
agarra,
que
sueña
y
que se levanta
de
buena mañana
pensando
que tu nombre
es
sagrado
como
esa tumba
en
la que descansan
nuestros
seres más queridos,
esos
que nos faltan
y
para los que hay
de
vez en cuando
flores
y alguna palabra
corta,
medida,
apropiada
y
medio silenciada
por
el rumor
de
las tardes cabizbajas
impregnadas
de terra sigillata
decantadas,
desengrasadas
amasadas
moldeadas
a torno,
secadas,
barnizadas,
pasadas
por el horno,
y
apiladas.
Solo
un verso,
una
estrofa,
una
poesía,
una
palabra
o
una patada
son
los que hacen falta
para
que te pongas en marcha,
para
que te levantes,
para
que alces la mirada,
para
que te creas
que
el futuro es tuyo
y
que el nombre
de
España
no
es una entelequia abstracta
que
no va contigo
porque
tú
de
todo ello pasas,
ahora,
antes,
después
y
mañana.
Recuerda
a
pesar de todos los pesares
que
España te necesita
y
te llama
y
que solo te pide
tu
palabra.
Levanta
y
alza tu mirada,
vete
como
si fueras a la carga
de
la caballería montada
y
empuña
tus
armas,
que
son la voz
y
la fuerza de la razón
esa
que nunca falta
cuando
hablas con el corazón
y
con el alma.
Arriba
la cara
y
la frente despejada
con
ganas de trabajar
y
de levantar nuestra Patria
nos
alzamos
de
buena mañana
sin
que nada
ni
nadie nos desvíe
de
esa misión sagrada
que
solo se puede realizar
desde
dentro de España
con
ilusión y ganas
y
que se llama dar la cara,
y
gobernar sin desequilibrar la balanza
a
favor de los que más tienen
y
menos se desgastan en esta batalla.
La
juventud llama
pide
y nos reclama
que
avancemos
al
encuentro de soluciones
en
todos los días
y
en todas las horas
ya
que en ello nos va el futuro
y
España depende
hoy
más que mañana
de
esa juventud
que
mira desconsolada
como
el horizonte se acaba
y
ante ellos se abre
un
precipicio
con
aguas turbulentas
y
poco claras
que
arrastran
hacia
fronteras inexploradas
a
esas fuerzas económicas
y
finanzas
que
son el sostén
de
nuestra Patria.
Ellos,
la
juventud nos reclama,
nos
pide alianza
y
nosotros les debemos dar,
sin
pedir a cambio nada,
la
posibilidad de poder aspirar
a
gozar de los mismos estados de bienestar
que
ha disfrutado España
a
lo largo de las últimas décadas.
Negro
futuro
a
todos nos aguarda
y
más negro es el presente
de
esta España
acorralada,
traicionada,
arrojada
y maltratada
que
me despierta por las mañanas
y
acompaña
a
todas las horas del día
sin
pedir a cambio
otra
cosa que no sea
comprensión
y una mirada clara
que
le deje entrever
que
tu la amas
y
estás por acompañarla
hasta
allí donde el alba
nos
perfuma las mañanas
y
viene a morir
ya
con la luz del día avanzada.
Por
ella,
por
España
lanzo
esta proclama
sin
esperar
a cambio de nada
y
lo hago desde la certeza
de
que hace falta
repensar
nuestra convivencia
mas
allá
de
esas fronteras naturales
que
desde siempre
supusieron
una traba
para
llenarnos de cultura,
y
de esa luz
que
los humanistas derraman
para
hacer a los hombres y mujeres
más
libres pensadores y más demócratas.
Autor: José Vte. Navarro Rubio (Escrita en mayo del 2012)