Me olvidé de Buscarini
vaya lío
él tan muerto
y yo tan vivo.
Me olvidé y este es el asunto
pues de bohemio he estado y me he servido a mi gusto
hasta que el cuerpo me ha dicho
hasta aquí has llegado amigo.
Aguardiente de orujo en un café
y en el mismo sitió
sacando el bolígrafo
atiné a escribir con voz casi de grillo:
Soy murmullo.
Soy tan de mí mismo
mi propio asunto
que no veo más allá
de donde la línea de una libreta se pierde
con un último escrito.
Sigue la poesía y en ello tiene gracia el asunto
me encuentro satisfecho y escribo:
Pasa el camarero
silbando a un último tren convertido
en vagón de suspiros
pues la niña a la que mira
le guiña el ojo y sigue su camino
Y yo en esto
no disimulo
y sigo escribiendo
en ese espacio de tiempo
de darle a la taza de café el último sorbo
antes de dejarla sobre el plato que le sirve de compañero y amigo.
En la terraza de ese café
cae el tiempo en diminutivo
y si miras el reloj
lo encuentras entretenido
jugando dentro de la esfera
a dar vueltas al mismo sitio
como si todo fuera de mentiras
y Buscarini ocupara mi sitio
para decir como último verso:
En la Calle de Alcalá vendo libros
con autógrafo incluido
si pasa por allí
y no me encuentra en el sitio
deje unas monedas para el poeta que quiere emular las hazañas de un lazarillo.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
