En la taberna llamada del criminal
en un mes de agosto se vinieron a juntar
allá por el año 1892
dos pordioseros que a la feria de Xátiva iban a mendigar
unas cuantas perras, tocino y un chusco de pan.
La tarde cae
cuesta casi respirar
en Carcaixent, lugar,
donde se encuentra esa taberna de la que nadie quiere hablar.
El vino recio se derramaba sin cesar
sobre las bocas sedientas
de quienes en la barra hablaban sin cesar
de esas cosas eternas que se suelen juzgar como bromas sin más.
Solo bastó, así vino a pasar,
que de la juerga y de las risas
se pasará, sin más mediar
que risas y bromas, a empuñar
navaja de filo infernal
que mata a los pordioseros,
mientras el criminal
huye por la carretera sin mirar hacia atrás.
Tras, tras,
en la taberna
así llamada del Criminal
dos pordioseros yacen tendidos sin respirar
mientras la justicia intenta adivinar
el por qué de lo que ha venido a pasar.
mientras la justicia intenta adivinar
el por qué de lo que ha venido a pasar.
Ya la noche caída
por los huertos se oye cantar
a una alondra que siente el aroma de la muerte inundar
la rama del naranjo desde el cual
se ve a lo lejos al asesino arrojar la navaja a una acequia del lugar.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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