Un día vi la luz,
desde ese día
me llené de vida.
La fuerza provenía
de todo aquello que tocaba y veía,
el cielo pintado de azules,
los campos de colores verdes salpicando las orillas
de los caminos y linderos por los que transcurría una niñez insípida.
Todo o nada
en los mercados se compraba y se vendía
lo que se podía,
en tiempos de penurias, tan o más grandes que las que en los altares, entre salmos, se recitan.
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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