sábado, 4 de junio de 2016

POESÍA: CORRIDA EN ALBACETE, SEIS TOROS EN ESTA POESÍA


No alabo las corridas
con la plaza llena
y sobre el tendido
las negras zapatillas
casi de puntillas,
la capa atrás y el torso de quien se juega la vida
como si fuera el de una mariposa en el aire buscando la mejor de las posturas

Se acerca el torero
y con la mano estirada cita.
Lagrimas en los madrigales
de una madre casi niña, la del toro, no se rían,
esperando ya con velos, caída hasta su sonrisa,
a que la tarde le traiga el sabor amargo de las margaritas
anunciando la muerte
de ese su hijo que hasta la plaza marchó para no salir ya de ella con vida.

Quieto en la arena al toro con la muleta se le cita
en mitad de la arena
el brazo indica
que llega el final de la tarde y que toca acabar con la vida
de ese astado negro, color de las aceitunas
que siente sobre su lomo la picadura
de la espada curva,
entrando entre las venas, hasta la empuñadura.

Mientras el toro muere, 
descabello en la misma arena de sangre teñida,
el tendido silba
pidiendo con ese descaro propio de nuestra incultura
la oreja con la que celebrar la buena faena del torero serio hasta la barbilla.

Hacia las tablas el torero se encamina,
procesión solemne en las dehesas de la vida 
seis campanadas que saben a agua podrida
se oyen caer desde las alturas
en una tarde de toros
en que uno se siente casi familia
de ese toro que ya muerto es arrastrado por las mulillas
camino del desolladero allí donde le quitarán la sangrienta camisa
a ese toro ya cadáver que ha pasado a mejor vida.  

Y continua la corrida.
y en Albacete se respiran
los calores con los que se nos invita
a seguir la faena de ese torero que se juega la vida,
la del toro segura
en esa su cita
para cuando el toro sale a la plaza
y el torero lo mira.

Bien saludado
entra el toro y suena la música
mientras la cuadrilla se dispone a guiar al toro hasta allí
donde el picador con su pica
parece salido de un libro de caballerías
en mitad de una tarde ya Don Quijote jurando alguna aventura.

Vienen las banderillas
postres en esta corrida
que al toro le saben a hiel segura
que el toro recibe sin gana alguna
pues ya la tarde lleva escrita la muerte, 
que se anuncia
a ritmo lento, al tragar la saliva.

Se frena el toro
y mira
quizás se pregunta
que hizo él para recibir ese tormento
y porque la música que siempre es de alegría
en el cielo retumba como si en vez de muerte fuera vida
lo que en la plaza se siente para cuando con engañosa postura se le cita.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio


No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...