domingo, 19 de junio de 2016

POESÍA: ENTRES SERENOS LA NOCHE YA NO CAMINA



Duerme en la quietud de este instante
aquel sereno que irrumpía en las noches
con sus pisadas tan bien marcadas sobre los suelos de las calles vacías.

Nos llevaban hasta el lugar de donde venían las pisadas
el ruido de unas llaves
meciéndose sobre el espacio al lado de una botella
que el sereno, enjuto, con gorra adornada de estrellas estimaba tanto o más que su vida.

Transcurría aquella vida
la del sereno, alegre y fiel a su trabajo,
de puerta en puerta,
mientras nos regalaba unas buenas noches con sabor a despedida
y una mirada eterna
que se alargaba por el corredor de la finca, nuestra guarida.

Él sabia de nosotros
más que de su propia vida,
se alimentaba de la calderilla que le llegaba, propina miserable,
que solo daba para un cuartillo de ese vino,
luz primera y última, en su alma,
quizás solo eso fuera lo que buscaba,
así yo le veía
entre sombras,
 emergiendo en el momento más oportuno,
espía inocente, delator en alguna garita,
pobre ser inquieto,
tan tranquilo como el chuzo con el cual se sentía
caballero medieval en su castillo
ejerciendo el derecho de pernada que por justicia divina le pertenecía.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

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