sábado, 23 de julio de 2016

POESÍA: LA CIUDAD QUE NUNCA CREARÍA

Esta es la ciudad que yo nunca crearía
ni estando de borrachera
por mucho alcohol bebido,
por mucho veneno transitando por mis venas.

¿Qué fue de sus acequias
de aguas transparentes,
cánticos de aves en las no lejanas primaveras,
ruido de hoces segando arrozales y recogedores de naranjas junto a las dunas de arenas?

¿Qué fue de la ciudad que el pintor
plasmo en el lienzo con tanta belleza?

¿Por qué no quedó nada de ella?

Ni el castillo se libró de la piqueta
demoliendo sus paredes,
para crear algo nuevo con apariencia a lo que era.

Ni en la montaña estaba tranquila su vegetación
para cuando llegaban las fiestas
y los fuegos artificiales se tiraban en las sus laderas
en días de calinas desafiando a las fuerzas de la naturaleza.

Del río queda
el color de la muerte
recorriendo su cabellera
desde que nace hasta que en el mar se estrella
el Júcar pregona malas nuevas,
la de su muerte certera allí donde el agua del mar le espera.

La ciudad duerme
es ciega
en eso de saber lo que quiere
pues de ciudad solo lo queda,
las calles repletas de coches,
el sonido desagradable de los altavoces en las discotecas,
la mar en estado de alerta
para cuando las algas llegan.

Yo hubiera querido otra ciudad
aun me conformo con esta,
para cuando llegan los otoños
e inviernos fríos
en que los paisajes se alteran
y la paz de los días y noches de juergas llega
sin que nadie claudique, sin que nadie haga de ello más poemas.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

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