Si algo tiene el Mediterraneo,
Mare Nostrum,
mar tranquilo,
es el azul en los ojos,
azul casi divino,
entre campos de naranjos,
uvas enganchadas, racimos, casi maduros,
con su ambiente cálido, así ha sido durante siglos.
En ese mar tranquilo
tomado entre suspiros,
avanza un mundo,
tan singular él,
tan lleno de patria, lengua, cultura y símbolos,
como lo son
en ello se incluye
todo aquello que se toca, ve, huele y siente, así sea uno pobre o rico.
En la ancestral presencia
del ser minúsculo
a las raíces de la tierra agarrado, uno,
se oye el respirar del aire
sobre las ventanas buscando su nido,
en el cual alimentarse de esa razón de ser que solo se da allí donde reina la paz del espíritu.
Allí en Villa Mediterránea
deja uno,
un día inolvidable, único,
para cuando la noche cae
y camino ya
cada cual de su destino
miras hacia atrás
y no sin disimulo
lanzas un beso al aire
como quien allí ha dejado algo más que algunos suspiros.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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