miércoles, 10 de agosto de 2016

POESÍA: ENTRE LA MANCHUELA Y LA MANCHA, OTRAS TIERRAS APARTE



Y pasé por aquellos lugares
sujeto al volante
dispuesto a ser a poco que me animase
un nuevo Don Quijote, con flamante Rocinante,
caballos a vapor,
buen traje,
sombrero de caña,
zapatillas de piel color marrón,
con tiras de terciopelo granate.

Aun las tierras que veía
permanecían sobre los mismos lugares,
ebrias de agua,
así las recuerdo desde siempre,
con algún avión volando,
espantapájaros en las hurtas, en mitad de los bancales,

Mejor pensé esto
que todo aquello que dejé
gracias a mis padres,
el volver,
que siempre se vuelve,
no significó nunca
tal y como se lee, un punto y aparte.

Es mejor esto
que a simple vista parece,
"tiempos ganados a los engranajes"
de esa maquinaria
que late
allí donde el corazón
empuja la sangre
y al mismo tiempo se alimenta de buen forraje.
que te lo cuenten,
pues en ello se pierde
una parte,
pues parece ser, así es de lamentable,
que cada uno entiende las cosas como quiere.

En la llanura
las palabras parecen robadas
a un libro que descansa
en la chimenea donde se hacen
los buenos potajes.

Allí todo se debate
ellas que son cortejadas
desde siempre
suelen salir airosas de los lances
nunca mueren
pues a poco  que les de el aire
en el espacio se convierten
en el origen de buenas conversaciones,
sobre la tierra
y sus gentes,
el pasado como fondo,
el presente
y futuro con interrogantes.

Las tierras del Levante
fértiles ellas
no sufren
ni combaten
su sequía
con otra arma que no sea esas fuentes
que lejos nacen,
por aquí pasan
y por allí
Alarcón y Contreras, ambos, dos, embalses,
se les deja que se marchen.

Oh en la mañana,
oh en la tarde,
oh a todas horas,
oh que debate,
la tierra con sus misterios
me atrae,
como el aceite
al mojete,
como el queso
a la oveja,
como el pernil
al pimentón dulce,
bien prensado de su interior le sale la sangre.

¿Te das cuenta?
El oh se hace permanente,
todos son sorpresas
a poco que levantes
las ideas y las lances
por estos y aquellos lugares,
siempre a la espera
de un caballero andante,
con no más armadura reluciente
que las gafas de sol
y las chapas de los tirantes.

Siempre dije
que por estos escenarios
que ante mis ojos se abren
alguien daría
algo más de lo que en el alma le arde,
la vida es poca,
otras vidas se debaten
en ese eterno interrogante
de querer,
que no es poco,
de sentir,
sentimientos aparte,
por todo esto, de forma elegante,
digo que moriría como un valiente
nunca como un cobarde.

Estas tierras
y sus ponientes,
macizos inexpugnables,
llanuras medio salvajes,
y aguas que sin probarlas ni beberlas
ojos se hacen,
estas tierras son
tan grandes
que este que tanto las quiere
se queda muchas veces
cuando habla de ellas sin lenguaje.

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio

divisibles.

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