El iba a segar
y ella era la espiga,
el y ella,
los dos sobre el surco
que historia tan bella
la de aquella
nuestros padres
en las tierras de una Mancha plena
de campos y campos convertidos en sementeras.
La hoz que corta cuerpos,
siega cabezas
y ellas
que se muestran,
haz de espigas
en el hato comida y merienda,
tan bellas,
que las dudas asaltan a quien siega
pues año tras años
como si la vida estuviera marcada por determinadas fechas
vuelven las cuadrillas
tras recorrer una España entera de hambre y vergüenzas
a cortar cuerpos y cabezas
las de las espigas
que se sirven en las cenas
ya deshechas
en harina
y masadas
en el horno tostadas a toda tela
con troncos de encinas
y con leñas
que todavía perduran, olores a madreselva,
en la memoria de quien esto les cuenta.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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