viernes, 21 de abril de 2017

POESÍA: A UN RÍO JÚCAR QUE EN EL MEDITERRANEO MUERE

Al pasar cerca del río Júcar uno ve como sus aguas corren,
manantial de ideas su corriente
estas mueren donde se juntan sin más
dos pasiones,
la del mar desde siempre batiendo las costas
y la del río incansable en su empeño de llegar vivo a su encuentro con la muerte.

En el trayecto del coche por la carretera camino de Cullera
se adivina el cauce
de ese río Júcar tan atrayente
desde su nacimiento en un lugar agreste
hasta su ocaso
en la llanura dominante
cerca de una Albufera, con sus campos de arrozales.

Baja lentamente,
medio dormido,
parece ausente
si no fuera
por esos misterios de la vida,
por esas preguntas incesantes,
¿A qué vienes?

Las copas de los chopos,
el enredo de las ramas de los sauces,
entre falacias y cañaverales,
aguas pesadas de plomo, hierro, nÍquel, bacterias y suciedades
vaga el río y se deshace
como los pétalos de una margarita muerta
en un sucio estanque.

En la primavera tu tez
parece
el pelo salvaje
de un animal abatido
en uno de esos lodazales
que sirven de paraíso
a las aves libres que se escapan de los espacios naturales
donde mueren
entre sorteos y pujas de quienes al campo salen con sus escopetas como único equipaje.

No duerme el Júcar y en sus soledades
sin más cánticos
y sin más coraje
que el que pone el mismo río
cuando ante él con preguntas te abres,
el río cuenta a través de las páginas de su vida que nos sirven de escaparate
que nunca fue menos querido,
que nunca el hombre
quiso saber menos de él
y que por eso en lloros se deshace
ya olvidado
y todavía en su seno latentes
todos los venenos con los que el ser humano cimienta su culto incesante
hacia el consumismo, padre,
de la destrucción del planeta, que nos sirve de ejemplo detestable
de lo que somos sin necesidad de que nadie nos empuje al desastre.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

jueves, 20 de abril de 2017

POESÍA: TRAS UNOS LADRIDOS

No hay razones más oscuras que aquellas que surgen en la noche
para cuando las sábanas tapan el cuerpo
y solo la mente trabaja pensando en aquello que es propio de uno.

Nos olvidamos de quien es ese vecino que entra y sale a la misma hora,
de ese edificio alto, con escaleras y ascensor y rampa de acceso
en el cual vivimos
y en cambio nos conmueve el ladrido
de un perro escondido entre las argamasas de ladrillos
en una habitación cualquiera de esa finca en la que se produce este extraño fenómeno
casi apocalipsis, que se vende en una casa de libros, a un precio desmedido.

Aquí en la noche se confunden los horizontes
y como si nada hubiera existido
nos inundan sentimientos tan agitados a veces
como las ramas de ese árbol que desde siempre ofrece sus frutos
para las mismas fechas, si es que así el año ha sido fructífero.

Hay un timbre que suena
y una puerta que se abre
y casi un susurro
y un golpe seco que daña el esmalte que recubre el corazón de un trozo de madera
haciendo su oficio de guardián de la casa en la cual vive ¿No se quién? ¿Ni desde cuando
allí habita ese individuo que solo en las noches despierta el interés de uno?

Ahora ladra ese perro al cual dedico estas letras.
¿Quizás avisa
de que su amo o ama ha llegado?
Se del perro que existe
por ese timbre que suena
y por esos ladridos que cuando me llegan me obligan a escribir sobre este asunto.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio



POESÍA: PARA CUANDO ASOMA LA DUDA.

Asoma la duda y se deja ver en su plenilunio,
cual hocico frío de un perro
oliendo los últimos efluvios de la perra en celo que pasó por el mismo sitio.
Enmascarada por diferentes simbolismos
la duda adquiere el valor de mercado que le pone uno,
cotiza en la bolsa a la baja y al alza se convierte en una divertida cifra de números
que bailan al son de la música que canta en Wall Street un broker neoyorquino,
en horario matutino.

Ante la duda siempre la calma,
así de seguro se le mostrará el futuro
ese que ahora le parece decir que pinto yo en este asunto.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio




POESÍA: LAS DOCE HORAS Y CUARENTA Y SEIS MINUTOS

Eres, así es el pasado
el hueso duro,
la piedra comida por el sol,
la gota de agua
ya panzuda sobre el suelo estéril,
la rama desnuda del árbol,
el ángel caído
desde la cornisa de un rascacielos
en un Domingo de Pascua
en que dormía Dios
y en el Calvario la cruz aparecía sin cadáver, sobre ella, alguno.

No quiero ser pesimista
bastante tienes con ser asiduo
a esas lecturas, casi tebeos,
que te tienen prendido
cual vaso de vino,
de la linea, pagina, renglón y seguido
de un texto tan ambiguo
que cuando se alza la mirada se ve que lo tuyo
solo es. lo mismo
que el reverso de una manga con sus surcos e hilos.

Hoy clama  España entera,
desnuda desde su ombligo,
por todo aquello que unos jueces han creído oportuno
ponerlo en la minuta de ese menú diario
que consumimos
con grandes esfuerzos
sin atender a su valor nutritivo.

¿Eres tu Rajoy?
¿A que juegas amigo?
La baraja con la cual se viste ese mantel donde te sirven el desayuno
esta marcada
y es de dominio público
que quien juega con ella acaba siendo reo de un fatídico suplicio.

Eres el puto amo, 
tu tan precavido,
soldado para los tiempos de adviento,
provocador sin grandes perjuicios,
jefe de una quinta de malversadores y atrevidos
políticos poco imaginativos. 

Así le hacen daños los testículos
a Barcernas
y a un gran circulo de individuos,
amantes de lo impropio
acostumbrados a llenarse los bolsillos
con aquello que siendo privado forma parte del heraldo público.

Esto es duro
como el diamante
y el acero,
como el estornudo
del enfermo, tísico,
que en la cama se agita
para cuando se le cierran los alvéolos
y comienzan los delirios
que llevan a la muerte, así es de seguro.

Así es
y así
se conjuran los amigos
con defender al huésped,
con atribuirle imaginativos principios
que de no ser ciertos
provocaran aquello que en medicina se llama, colapso inoportuno.

No se lo que escribo
en esta noche tranquila de un miércoles ya caído
en que unos moluscos
trepan por mis tobillos,
quizás busquen, en ello estoy tranquilo,
las ramas altas, músculos, de un cuerpo, que siendo agua y hueso duro,
revive sus mejores momentos
para cuando son las 12 horas y cuarenta y seis minutos.


Autor: Jose Vicente Navarro Rubio


miércoles, 19 de abril de 2017

POESIA: EL MUNDO DEL FUTBOL


Se acabó el partido
y ellos
con el dinero en su bolsillo
y tu
espectador,
aficionado,
sin oficio,
mascullando maldiciones,
así es la vida
y así andamos por el mundo
los amantes del fútbol.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: EN EL POZO DE LAS PITAS

Encontré el monte al igual que en otros días,
seco y casi sin fronteras a primera vista
caminé por él y me deje llevar por ese instinto
que siempre guía
a quienes al monte solo van
para rebobinar años en su vida.

Sin saber el cómo
sin saber
el por qué
la entrada en él se hizo a simple vista
con solo poner un pie
y dejándome llevar
por ese instinto que a los seres humanos nos guía
entre en el monte
y pasé esas fronteras prohibitivas
que se adivinan
para cuando uno sabe lo que busca. 

Era un monte con matas y plantas
de todos aquellos que se adivinan
en el estuche de un pintor
en la paleta de un artista
en la bóveda Sixtina.

La tierra casi cielo
y el cielo
casi en el monte su vida
volví al Pozo llamado de las Pitas,
mar en otros días.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: OTRA VEZ EL FRÍO

Volvió el frío, 
tan sujeto a uno,
el frío desde siempre anida allí, 
cerca de donde dicen que el alma vive
y así andando entre caminos 
que siempre llevan de una parte a otra
uno aprende a soportar todo aquello 
que el frío va dejando en el cuerpo de las personas por el poseídas. 

El frío tiene un nombre absurdo, frigidus,
y así con el convivimos,
apareciendo en todas  estaciones, 
casi siempre inoportuno,
incansable,
se le reconoce a poco que se acostumbra uno
a sus caricias, 
tan envolventes como los besos que da el humo.

De las escarchas frío,
de las nieves frío,
de la lluvia frío,
de los inviernos fríos,
de las sensaciones térmicas frío,
de la muerte, de la pobreza, de la enfermedad, del miedo,
también frío.

Tan acostumbrados estamos al frío
que cuando falta como si fuera un absurdo
se le reclama 
con esa benevolencia propia
de quienes tienen en él a un amigo.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: UN DÍA EN LA PELUQUERÍA

Es una obra casi perfecta,
no le dije,
la perfección no existe,
de reojo me miró el peluquero,
que no entendía el por qué de mi respuesta,
él desde siempre,
desde que montó la peluquería
creía ser
algo así como un artista.

No, le dije, yo un día,
aunque en tus manos hay arte
para ser artista
hace falta algo más
que unos dedos,
que un peine,
que unas tijeras,
que una maquinilla,
tu eres, le dije,
mientras el me miraba casi a hurtadillas,
algo menos que un artista,
eres por decir algo que te sirva de ejemplo,
en el campo el vendaval,
que se lleva de las eras las cosechas,
eres,
el me respondió, sin que llegara a acabar la palabra,
soy, dijo el peluquero,
quien hace de tu cabeza algo más de lo que pinta,
por eso se, así terminó su cita,
que en la medida de lo posible me parezco a un artista.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: LA MAÑANA EN ESTE DÍA DE BUEN COMIENZO

Era cierto, así de cierto,
el sonido de los motores de los coches
calentando el cemento
y la claridad del día sin aspavientos
ni remordimientos
entrando a través de un ventanal, alejaban a  la noche
y se la llevaban al interior de ese gran cuerpo
que es el espacio sobre el cual nos hacemos preguntas y más preguntas
desde que estamos sobre la tierra los seres humanos, desde que tenemos entendimiento.

Un sonido largo, me alerta
¿Qué será aquello
que traspasa los cristales,
que se come el cemento,
que se aloja en nuestro cerebro?

Era diferente, lo recuerdo, intenso,
cercano y así y todo tan lleno de aquello llamado nexo inconexo
que ahora que vuelvo a escribir sobre ello
ni recuerdo, ni se, ni me importa por lo que escribí tal y como les lego en este poema de corte pascuero.

Y es que la mañana
incipiente y con sus ajetreos
traía coches,
y camiones enteros de leche, de cerveza, de madera, de aluminio, de hierro,
tantos camiones y dentro de ellos
todo aquello que convierte a la mañana en ese comienzo
de día que nos llevaba sin saberlo
otra vez a las horas en que los silencios nos convierten en patéticos seres al servicio del universo.

Es la noche
como un largo lamento,
tal vez como un beso,
desde siempre un abrazo
ya sea tierno
o cruel,
por aquello de que la muerte por la noche se muestra como un animal carnicero,
pero a pesar de todo ello
la noche se fabrica con embelecos que se esfuman cuando los rayos de luz se vuelven tercos.

No era esto de lo que les quería hablar
y a pesar de ello recuerdo
de una forma totalmente cierta, todo lo que en ese comienzo de la mañana pasó
como si fuera una bola de fuego por mis adentros.
Me contuvo como siempre el sonido seco
de una puerta al cerrarse, unos pasos en la calle sobre el asfalto seco,
el grifo lanzando al espacio sin saberlo gotas de agua, casi  de estraperlo,
el ronquido de la rama de un árbol al sentirse juguete del viento,
unas cuantas palabras dichas en un difícil contexto,
todo esto me hizo pensar en ese momento de la mañana, tan lleno,
en que uno se convierte en poeta sin saberlo

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: MENSAJE AL PUEBLO

No se si fue un acierto enchufar el televisor
para seguir oyendo
las mentiras que se oían en ese cajón revestido de cristal y diversos elementos,
tan a gusto de sus dueños,
que a la misma hora ofrecía en directo noticias y más noticias que no venían a cuento.

Desde dentro,
como si en su interior viviera un cabestro
salían casi plegarias,
letanías o tal ver fuera aquello
fuego fatuo,
de esos que se ven por las noches en los cementerios.

La voz, ronca, sugería como eso que se llama dar caramelos
a la chusma sedienta de noticias,
sin ton ni son, sin más,  era así de cierto,
que el vendedor de sonrisas era en todo aquello
un hipnotizador
para quienes en las horas cercanas al sueño
se dejaban llevar por el ronroneo de un lejano sonido muy directo.

Avanzaba la noche
Y con la dosis debida de aquel extraño elemento, llamado "mensaje al pueblo"
vendría pronto el sueño, fugaz y tan ligero,
como las promesas, aguacero, del vendedor de promesas, en el mercado, pregonero.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

martes, 18 de abril de 2017

POESÍA: LIBROS CORRIENDO POR MIS PENSAMIENTOS

Los libros que escribo quedan en el tiempo
sujetos del corazón,
yaciendo en colches confeccionados con extraños elementos.

Sus palabras son como témpanos de hielo,
casi icebergs, casi desiertos,
sin flora, fauna, sin sentimientos,
pues todas ellas se fueron
para cuando se ponía punto final y en ello,
la última silaba se erigía en la Señora de los Truenos,
si es que existen las diosas, si es que existen los duendes  de ojos grandes y brazos de acero.

En ellos flotan las frases y los pensamientos,
las citas, cada una en su contexto,
y los diálogos cerrados y los abiertos,
así caminan los capítulos, así muere el empeño
de quien comienza fuerte y acaba sin saberlo dejado y abandonado de sus mismos pensamientos.

Corren los libros por mis pensamientos
como si fueran verbos huyendo de la frase en la cual tenían preparado su hueco
y con ellos los pronombres se convierten en extraños sujetos,
así van saliendo unos tras otros, veloces en su derrotero los adjetivos perezosos,
los adverbios
y con ellos
como si el libro fuera un futuro testamento
se ven las silabas emergiendo
entre bocanadas de humo negro
que un viejo bucanero
protagonista en ese libro que casi les voy leyendo,
saca de una pipa de madera de cerezo
en esos momentos
en que la marea baja
y el barco con mástil de altura de varios metros
sale a la mar para conquistar esos espacios en los que navegan fragatas con tesoros inmensos.

Y dicho todo eso, no quiero ser más pesado, no quiero,
continuar contándoles todo aquello
que en un libro de futuro incierto
navega por mis entrañas y se alimenta de la sangre que corre venas adentro,
camino va, yendo, hacia allí donde señala el Norte, un metal ferromagnético.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
 

POESÍA: DOS POR UNO

Dos por uno,
en el mercado se vende la pescadilla a un precio oportuno
aunque en ello hayan habido lagrimas derramadas sobre el torso desnudo
de un cuerpo sacado de las aguas
con los bronquios destruidos en los abismales desiertos de los mares profundos.

Así la vida nos lleva
del pasado o de lo que fuimos
hasta el presente en el que vivimos
siempre huyendo como ese pescador de ojos comidos por el salobre de las aguas
en su iris, casi cristales de afilado fino, sin más tiempo en su vida, sin más segundos.

A las puertas del puerto
se alzaba un monolito
comido por el aire y carcomido por las lágrimas derramadas siempre en noches de diluvios
para cuando sobre el mar se divisan luces, casi puntos,
flotando sobre las olas a tiempo discontinuo,
así el monolito se carcome
y así  los marinos se convierten en ese tributo pesado y casi gratuito.

El dios de los mares, en minúscula su nombre se pronuncia,
es tan poco caritativo
que nada en sus dominios, nace, ni muere, ni vive sin su permiso.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio


POESÍA: TARDE CON PRECIPITACIONES EN EL ÁREA DONDE VIVO


No voy a escribir un poema para que te sientas a gusto
pues en ello solo hace falta que pongas ganas
y te demuestres a ti mismo
que vale la pena
intentar cambiar en todo aquello que te hace distinto.

No hay nada  más importante que el orgullo,
sencillez,
calma y así dicho
todo aquello que nos hace ser únicos
como los colores o tinta con que dibujamos letras  en un papel vacío de contenido.

Entre uno y otro verso
no mediando un abismo
hay algo, no se lo que es, ni me lo pregunto,
que une lo distinto, con lo único,
como si la vida de las personas fueran las aguas bravas de un río
antes de morir en otro curso más profundo.

Para que quiero cambiar la forma,
para que quiero variar su contenido,
para que me pregunto
seguir escribiendo sobre el absurdo,
si nadie entiende después de haber leído este texto ambiguo
la razón por la cual fue escrito
en una tarde de primavera con precipitaciones  en el área donde vive uno,
intensidad de un 70%
y distancia de 8 kilómetros y un pico.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

POESÍA: DE MOIXENT A LA FONT DE LA FIGUERA

De Moixent a la Font de la Figuera
Entre viñas viejas uno se aleja
como si el camino, carretera, fuera derecho a otro planeta.

Así se atraviesan
grandes espacios con sus masías repletas de aires antiguos y de grandezas
que ya nadie recuerda.

Olivos sujetos con sus raíces a la tierra
son como estatuas de piedra
con sus robustas ramas y pobladas cabelleras
de ilusiones que le  llevan
a ser de todos los árboles el que más savia lleva dentro de sus venas.

Subiendo una cuesta se llega
hasta allí donde 
se abre como si fuera un nuevo espacio
y con el una nueva tierra
tan inmensa
que el infinito parece la raya del pelo cruzando la cabeza
de los campos de trigo
de los barbechos donde nace la maleza
y de las ramblas tan secas
que en ellas
parecen brotar de su seno guijarros redondos como esferas.

Entre viñedos
surgen preguntas y también respuestas,
se colman de palabras las gargantas secas
y se llega
como si fuera el lejano Oeste
a una gran pradera
sin más indios y más esteras
que el polvo sobre las cejas
y las ruedas de unos coches al suelo sujetas
y dispuestas
a alejarnos del lugar con tan solo meter a fondo de todas las marchas la primera.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio


POESÍA: CARRER D'EN LLOP EN VALENCIA

¡Ay de los nanos
ninguno de ellos como el de Valencia!

Nano es de piedra,
para castigo fue de un Marqués,
que lo tenía colocado cerca de su puerta,
tan altivo
y con tanta solera
que quien por aquella calle pasaba se descubría la cabeza
en señal de alabanza
al gigante de gran cabeza
que con su trasero dio más guerra
que los cien mil hijos de San Luis en otra lejana época.

LLop viene de un caballero que vivía en Valencia,
ni es lobo ni lobera
ni en aquella calle hubo más madriguera
que un mesón viejo
donde se bebía vino que se pagaba a tocateja.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio

lunes, 17 de abril de 2017

POESÍA: HABLEMOS DE LAS MUJERES

Hablemos de las mujeres
¿A ti que te pasa?
¿Te molesta que hablemos de ellas?
¿A ti que te pasa?
No son de piedra, no están hechas a tu imagen y semejanza,
al igual que tu trabajan
y lo hacen tan bien que a veces molestan por eso de llevar medias y faldas, pechos, melenas
y haber sido predestinadas a labores caseras como si fueran cucarachas, pisoteadas.
Las mujeres se merecen algo más de lo que de ellas se habla,
así atentas marchan en los frentes de hermosas batallas, con miles de pancartas,
las mujeres que se sienten algo más que unas caras salpimentadas con  pinturas y cremas caras.
Masacradas, maltratadas, violadas, las mujeres se levantan cada mañana
como si el nuevo día fuera una fotografía tomada
hace de esto muchos años en épocas ya pasadas y olvidadas.
Avanza el mundo en todo aquello que al hombre le da la gana
y frena y para cuando toca hablar de esa su media naranja.
La mujer así es una muestra señalada de esos males que atacan al corazón de la sociedad contemporánea. Vulnerables, así, están retratadas, en esos noticieros, primeras páginas,
de los diarios y prensa especializada en tratar el tema de las mujeres con pinzas empapadas
en lágrimas

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio


POESÍA: SOBRE LA LUNA Y SUS DIVERSAS CARAS

La luna está preciosa, solo una pisada la convierte en colonia casi americana,
sobre ella un día se alzó una bandera que desde lejos parecía un campo de estrellas
en una noche muy clara.
Tantas lunas con sus fases románticas
levantan las ilusiones diarias de quienes celebran sus bodas de oro  y de plata.
En un cohete que cosa tan extraña, un día, se alzó la caza,
de la conquista de la luna en una ajetreada jornada
en que unos astronautas sobre el suelo lunar casi flotaban
entre polvo galáctico y sin más telas de arañas
que las que producen en los ojos cansados las cataratas.
Si la luna fuera algo más que una media cara, si fuera cuna,
si fuera tan sólo una nota musical en una opereta barata
la luna no tendría más encanto que el que despìerta una ensalada de lunas en aceite mojadas.
Sobre la luna veo una cascada de edificios de muchas plantas
con sus balcones abiertos para que entren por las mañanas
las sonrisas que por el cielo pasan embutidas en los senos de las nubes preñadas
de vapor de agua en lo más profundo de sus entrañas.
¡Oh luna, tu que avanzas, tan a diario te veo al mirar por la ventana
que de la luna se más de lo que está escrito en ninguna enciclopedia ilustrada!
Tan llena de soledades y tan deseada, la luna sabe que ha sido conquistada
por eso nos enseña su cara más amable, por eso por las mañanas se marcha
de la vista de quienes la miran a miles de yardas de distancia.
La luna de los poetas en los versos lanzada como si fuera un cohete
que se lanza para levantar la moral de quienes buscan en la poesía su mejor cara.
La luna de los físicos y matemáticos con sus elipsis y coordenadas
con tiza remarcada en una pizarra, tan negra en su fondo y en su silueta blanca.
La luna en las noches estrelladas sujeta de un poste y en el cielo mostrada
como escaparate inmenso de una tienda de bombillas urbanas.
Veo la luna y peritos y hadas, filósofos y grandes tandas de conos volcánicos
y entorno a ellos desiertos sin más plantas
que las marcas sobre el suelo de las botas de unos astronautas
y así se muestra la luna y así la ven los astrónomos y así le cantan como si fuera una nana.

Autor: José Vte. Navarro Rubio


domingo, 16 de abril de 2017

POESÍA: SE LLAMABA TIMOTEO

Suponga que la Semana Santa 
la vive como un ateo,
en lo suyo investido del olor a otro credo,
que paga bula
y que come carne de ternero
en eso días de ayunos y de pocos refrigerios.

Asía vivía aquel señor 
que se llamaba Tadeo
en un quinto piso con exteriores a un patio viejo
con tenderetes del que colgaba ropa de todos los precios,
que iban desde lo barato a lo excéntrico.

Suponga que pasa el tiempo 
y llega el verano, 
el otoño y el invierno
y ya para la primavera 
como si fuera un crece-pelo
otra vez la Semana Santa toca con sus dedos
la puerta de su casa para reclamar que se vista de Nazareno
y suponiendo que las cosas cambian
y en ello su mundo interior, 
yo le ruego,
que sea sincero 
y si le gusta aquello para lo cual un día se puso terco
dese una vuelta, apriete los dientes y diga yo el primero,
para la fiesta 
y para aquello de adornar la vida con colores 
que no estén hechos con veneno.

Suponga que los años pasan
y en la casa en la cual vivió sus últimos momentos
alguien descubre una fotografía 
en que se le ve vestido de Nazareno
y se hace preguntas 
y descubre para mayor conocimiento
que a quien allí vivía le importaba todo aquello 
tan poco que no dejó más recuerdos
que una túnica gastada, unas zapatillas de tela color cemento
y unas ganas tremendas de tomar a todos el pelo.

Así era Timoteo vendedor de todo
y comprador de sonrisas al viento,
tan lleno de vida
y tan buen sujeto
que se le quería por lo que era
y no por otro tipo de sentimientos
que no fueran aquellos que brotaban de su alma
para esos momentos
en que se le pedía algo y el lo reafirmaba con su fácil credo
de hacer la vida saludable a quienes se acercaban a su puerta con un claro deseo.

Suponga que todo esto
forma parte de la nada
y que quien escribe
lo hace 
como Timoteo
llevado de ese sentido crítico
que como si fuera un crece-pelo
adorna las páginas de algunos versos.

Suponga,
suponiendo
en todo ello
no le quite valor a lo que está leyendo
y tire del tenderete
y póngase en esto
las zapatillas color cemento
pues en la calle le espera
una luz
casi lucero
que anima a decir que las Pascuas son un regalo del tiempo

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio

POESÍA: LAS ESTRELLAS SON COMO CHISPAS

No se de este día
otra cosa
que no sea que pasará a la otra vida.

Ya derrotado
el día camina
hacia esas horas
en que un pintor
con grandes barbas y sonrisas
pinta
el cielo
y en el 
con ese cuidado que en el empeño se necesita
viste el cuadro
con colores que le dan muy buena vista.

Las estrellas son como chispas.

La luna como no paga la factura
queda 
mitad a oscuras
y la otra luminosa 
para que no se diga
que ella no es por nadie querida.

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio

POESÍA: ENTRE MARES DESIERTOS

No se de que va esto,
el poema roto,
el verso,
la sarta de mentiras,
el encuentro,
para cuando llora con desconsuelo,
y roe
tus sentimientos,
la cólera esa que va descendiendo
desde las altas ramas del entendimiento
hasta allí donde pone uno los pies sobre el suelo.

Como el yunque,
acero,
brasa,
fuego,
agua,
y viento,
como todo eso,
trae la mañana
enredada a su cuerpo
olores
a mares desiertos,
 a selvas comidas por los taladores de recuerdos.

Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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