Cuando vuelvas a Cuenca no te dejes llevar por las ideas
ya de antemano poseídas,
ves con el ánimo de los que solo hacen preguntas
para entender mejor y llenarte de las bellezas ocultas
con que se visten los paisajes, los pueblos y culturas.
Cuenca no es una ínsula,
no es otra cosa que una perla tallada con finura
que se resiste a se poseída.
Cuando vuelvas mira el horizonte que no se pierde,
las nubes llenas de agua
negando más vida
que aquella que se resiste a morir
en las profundidades donde se oculta
la semilla cálida que espera brotar por encima del lecho que les sirve de sepultura.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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