el ámbar es algo así como un entuerto,
ante ellos me siento
o bien el hombre libre
o por lo contrario el prisionero
del sistema que nos indica
lo que es malo o bueno.
Dependiendo del lugar
y del momento
el rojo puede ser el color
que nos lleve lejos
y el verde la pisada fuerte
sobre el freno.
Con los dos colores en la mente me muevo,
por la ciudad circulo,
en ella el civismo y el respeto
tienen que ver mucho con esos dos colores,
en concreto,
con el rojo y el verde,
uno y otro, dando el paso o imponiendo la frenada en seco.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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